Hay una guerra no declarada en México, contra las mujeres impulsada por el patriarcado, contra las comunidades indígenas por despojarlos de sus territorios y sus recursos naturales y terminar con sus organizaciones, contra los periodistas honestos, contra los “necios” que persisten en organizar a los de abajo para tratar de construir un mundo menos injusto. Es una guerra que se niega, mientras se habla de paz. Una guerra que se libra principalmente contra los de abajo, en Chiapas, en Guerrero, en Michoacán y en cualquier parte de México.