A los pies del que algunos consideran el primer comunista (Jesús crucificado), y como una especie de metáfora, nuestro compañero Álvaro dentro de un ataúd sobre el cual yace también una Bandera de México, tal parece que se vuelve a revivir la larga lista de sentencias que lanza todo aquel que no está de acuerdo con los pensamientos y las acciones de lucha, sentencias que van desde: Te vas a quedar solo, cuando te pase algo ¿Quién va sacar la cara por tí?, ¿Qué vas a ganar con la lucha?; hasta la más ilustrativa: muerto el perro se acabó la rabia.

No más de veinte personas, familiares y amig@s, compañer@s de lucha tod@s, acompañando muy de cerca y de manera decidida no solo el cuerpo sino todo lo que el compañero Álvaro puede representar para cada uno de nosotr@s. En este caso Álvaro jamás ha estado solo, siempre su familia con él, enfrentando ayer la cárcel, hoy enfrentando la muerte.

Sucedió como en otras ocasiones, una llamada telefónica, esta vez no se trataba de que lo detuvieron o lo desaparecieron, no se trató de un traslado, esta vez la noticia fue más dolorosa, lo asesinaron.

Es como si de pronto en la propia carne se clavaran la ojivas que lo traspasaron, de la misma forma que nos atravesaron sus cartas de solidaridad con las luchas de los pueblos del mundo, de la misma forma en que nos atravesaron sus consignas de luchar por democracia, libertad y justicia, de la forma en que nos atravesaron su entusiasmo y compromiso de luchar por la vida, solo que esta maldita vez, nos han atravesado con la muerte.

A tod@s los que caminamos al lado del compañero Álvaro en las diferentes etapas de su lucha nos han matado una parte de nosotr@s, nos llega muy cerca el olor de la cobardía de asesinar a mansalva, el olor fétido y putrefacto de la saña de quien disfruta de asesinar intelectual y materialmente por hambre de poder y dinero.

Queda su palabra: No hay que tener miedo, esa palabra se queda en el trabajo de siembra, queda en el aula, queda en sus cartas, queda en las reuniones con sus pueblos, queda en las pláticas, queda en las veredas, queda en los caminos, queda en los bosques, queda en las montañas, queda en cada corazón que se dejó tocar por el suyo al sentir como propias las injusticias, queda en el sueño de luchar por un mundo mejor.

Abrazó como suyos los principios del mandar obedeciendo, ¡Así lo hicimos nosotros hace muchos años!, solo que no lo escribimos, pero así es como se debe trabajar, desde abajo, fueron siempre sus palabras, y así fueron sus actos.

¿A quién le interesa difundir la versión de que lo asesinaron por aspirar la silla presidencial?, Sólo a quienes después de asesinar el cuerpo intentan asesinar sus principios, su lucha y el porvenir.

Álvaro cayó en el traspatio de su humilde casa, casa que él mismo construyó con sus manos y sus esfuerzos, casa que no se compara en nada con la Casa Blanca de Peña Nieto o con la escandalosa Casa Gris vinculada a la familia de AMLO, o la casa de cualquier funcionario de de cualquier partido de cualquier nivel del mal gobierno.

Álvaro no practicaba la austeridad republicana porque él nació, creció, luchó y y murió en la pobreza extrema, y ahí no queda mucho para darse el lujo de esa doble moral difundida como austeridad republicana.

Nuestro compañero Álvaro no muere idealizado por alabanzas complacientes, muestro compañero murió como vivió, con la pala en la mano, trabajando duro bajo el sol, con los pies descalzos en la tierra, cayó con los brazos abiertos, como si aún nos ofreciera su abrazo eterno, siempre en lucha.

¿Quién va a estar contigo?, La familia – compañer@s; los compañer@s – familia.

¿Muerto el perro se acabó la rabia?, Álvaro era como se lo recomendó su madre, “sé como el gato montez”, y la única rabia que lo acompañó siempre fue la que surge desde adentro al mirar y vivir los abusos de los poderosos contra los indefensos, esa rabia no se acabará matando al perro, esta rabia es digna, y habita en millones de corazones en todos los rincones del planeta.

Sirva de algo este ejemplo de lucha, esta vida consecuente, esta convicción de hacer siempre todo con los más pequeños, sirva para nosotr@s esta necedad de seguir sin venderse, sin traicionar, sin claudicar y sin rendirse.

Compañero Álvaro, sembraste las semillas y hoy las riegas con tu sangre, sin duda nos encontraremos en otras luchas.

¡Hasta Siempre Comandante!
Aquí la noche será más larga.
Tú nos recuerdas que volverá a amanecer.
FRATERNALMENTE:
Familiares y compañer@s
Julio del 2022