Hoy la sociedad de Rojava se está preparando para una nueva invasión turca.
A diez años del inicio de la Revolución de Rojava, podríamos estar celebrando una fabulosa efeméride. Sin embargo, la grave situación que enfrentan los pueblos del norte y este de Siria pone de manifiesto la ceguera de la comunidad internacional.
Los intentos de liquidación de este proyecto emancipador no vienen solo a través de los continuos ataques de Turquía, también los poderes imperialistas desean acabar con los avances democráticos en Kurdistán.
¿Qué perdemos la humanidad si Rojava es abandonada? En este pequeño territorio hubo un antes y un después marcado por la Revolución. Las políticas autoritarias implementadas en la región iban encaminadas a la negación de la identidad, la cultura, la lengua, y la propia existencia del pueblo kurdo así como también las de otros pueblos sin Estado como arameos, turcomanos, armenios, siriacos, asirios… un crisol étnico que veía sus días contados. Pero entender la Revolución en Rojava no debe limitarnos a un espacio geográfico determinado, ni siquiera a unas banderas o unas siglas que dieron la vuelta al mundo cuando esta sociedad multiétnica se organizó para poner en marcha la Revolución, se defendió hasta la extenuación del feroz ataque perpetrado por el ISIS y de paso liberó al resto de la humanidad de ese engendro financiado por los amigos de Occidente.
Recordemos aquel 1 de noviembre de 2014 cuando las fuerzas de defensa YPJ/YPG expulsaron de Kobane a los mercenarios del Daesh. La capacidad del pueblo kurdo para desarrollar sus propias estructuras democráticas, basadas en la liberación de la mujer como garantía de una sociedad libre y en una democracia radical de base y multiétnica es el resultado de decenas de años de desarrollo ideológico en un marco político de lucha mucho más amplio y que el movimiento de liberación kurdo denomina confederalismo democrático.
Hoy la sociedad de Rojava se está preparando para una nueva invasión turca. Erdogan anunció que su ejército ocupará treinta kilómetros hacia el interior del territorio sirio con la excusa de crear una franja de seguridad. Del 2016 hasta hoy, Turquía ha llevado a cabo invasiones territoriales en Rojava: Afrin, Serekaniye, Gire Spi, así como también en el Sur de Kurdistán, bombardeando territorio yezidí, campamentos de refugiados y zonas de defensa guerrillera en las montañas. La Administración de Rojava no lo duda, el día X llegará, pues ahora más que nunca y tras los últimos desarrollos durante la cumbre de la OTAN, la Turquía neotomanista se ve envalentonada y legitimada para llevar a cabo sus ansias expansionistas.
Sería una abyección concluir que los tan proclamados socios occidentales de la autoadministración buscarán poner freno al plan expansionista otomano. Tengamos en mente que la lucha contra el Estado Islámico fue, entre otras, una excusa de Estados Unidos para vigilar estrechamente los movimientos de Irán en el sur de Siria; por otro lado Rusia llegó a un acuerdo con Turquía dando un ultimátum a las YPG e YPJ para que entregaran la zona al Gobierno central sirio, de no ser así Rojava sería invadida. El Gobierno de Assad no ha ofrecido ninguna clase de reconocimiento a la autoadministración y las organizaciones de derechos humanos denuncian que Afrin es posiblemente la zona donde más violaciones de derechos se producen en toda Siria. Este hecho no hubiera sido posible sin el acuerdo ruso-turco.
En cualquier caso, no hay que olvidar que Turquía, Rusia e Irán tienen un marco de relaciones propio sobre la guerra Siria, que son los acuerdos de Astana, donde se dividen áreas de influencia. Es decir, no existe un frente contra Turquía como tal, ni una propuesta similar. Es más, Siria ha supuesto una piedra de toque para Rusia con el objeto de alejar a Turquía de la alianza atlántica a costa de alimentar las ambiciones imperiales otomanas. Ésta es una cuestión que como fuerzas de izquierda deberíamos asimilar cuanto antes. La realidad de los imperialismos no es la de los primeros años del siglo XXI, y el espacio que Estados Unidos ha abandonado en Oriente Medio después de su rotundo fracaso en Irak ha animado a otras potencias regionales como Turquía o Irán a ocupar ese área de influencia.
La Revolución de Rojava ha entrado en un nuevo estadio y las y los internacionalistas no podemos caer en reduccionismos simplistas. El pueblo de Rojava lleva una mochila detrás de diez años de lucha y más de 12.000 combatientes caídos. ¡La Revolución de Rojava nos interpela ahora!
FUENTE: Julia Iglesias (Kurdistanekin Elkartasun Ekimena) / Naiz