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El recorrido de la crisis de la izquierda chilena y la hora de la autonomía. Capítulo 1

Jaime Yovanovic (Profesor J) :: 05.09.22

Hasta la década del sesenta la izquierda mundial había caído abiertamente en las redes del estatismo estalinista (verticalidad, represión y capitalismo de estado) alimentado por el estado de bienestar que el capital necesitó en el período de post guerra, y la izquierda se alió descaradamente a la socialdemocracia (que lucha solamente por el capitalismo de estado y las empresas sin interesarse por avanzar a la sociedad del común -todo es de todos-).

El recorrido de la crisis de la izquierda chilena y la hora de la autonomía. Capítulo 1
 
Jaime Yovanovic (Profesor J)
 
Hasta la década del sesenta la izquierda mundial había caído abiertamente en las redes del estatismo estalinista (verticalidad, represión y capitalismo de estado) alimentado por el estado de bienestar que el capital necesitó en el período de post guerra, y la izquierda se alió descaradamente a la socialdemocracia (que lucha solamente por el capitalismo de estado y las empresas sin interesarse por avanzar a la sociedad del común -todo es de todos-).
 
El partido comunista chileno adhirió abiertamente a la internacional dirigida por el estalinismo mientras el partido socialista se alineaba con la socialdemocracia europea, constituyendo ambos la base de sustentación del gobierno de Allende.
El tema es que el continente y el mundo se estremecieron por la revolución cubana que incorporaba dos grandes elementos: que la revolución podía hacerse por fuera de los cauces institucionales y la visión humanista del Che Guevara. El estalinismo y los partidos comunistas se opusieron denodadamente a esa revolución, molestos porque se había roto la línea a seguir que establecían los manuales.
 
La revolución china, cuyos dirigentes eran fieles seguidores de Stalin, no tuvo efectos en Chile, salvo cuatro gatos que fundaron partidos de línea m-l, a diferencia de la revolución cubana que tenía en el Che la figura principal, que influyó notablemente en sectores de juventud y cuadros intelectuales dando nacimiento a una ola de guerrillas prácticamente en todos los países del continente y muchísimos en el resto del mundo.
Obviamente la izquierda estalinista se opuso tenazmente a esta corriente guevarista y acusaba a estos luchadores de ser agentes del imperialismo, pero cuando Estados Unidos amenaza a la isla los dirigentes cubanos piden ayuda a la Urss, pero sin el apoyo del Che, que prefiere largarse a luchar en otros lados, en medio de los aplausos de los mismos partidos comunistas que les atacaron e insultaron durante años y ahora que manda el estalinismo lanzan vivas y hurras a los cuatro vientos poniéndose luego la camiseta del Che en una burla macabra puesto que ellos lo aislaron para que fuese asesinado.
 
En Chile el capitalismo ante el temor de que se expandiera el ejemplo de rebeldía inicial de los cubanos encargaron a los hijos de la Falange Nacional, partido inspirado en el fascismo español y derivado de una fracción de la juventud del Partido Conservador y que asume astutamente la doctrina social de una iglesia y pasa posteriormente a llamarse Democracia Cristiana, que asuma el gobierno de la revolución pero en libertad, de la misma manera como un grupo de jóvenes modelados en la Pontificia Universidad Católica y en la ONG de esa misma iglesia llamada “Techo para Chile” forman en la actualidad el partido que llamaron Revolución pero Democrática que se alían hoy con el grupo de autonomistas socialdemócratas salidos de la Surda y encabezados por el latifundista de Magallanes que hoy es presidente del aparato del estado chilensis.
Esa democracia cristiana que asume el gobierno en 1964 promete el oro y el moro realizando reformas urbana, agraria, universitaria y varias más sin tocar las empresas que obviamente se lanzaron con mayor voracidad a rapiñar las tierras, las construcciones, la minería y demás, y les pasa lo que ya es hábito en la partidocracia chilena; un grupo sale de ese grupo que había salido de otro grupo, esta vez para formar el Movimiento de Acción Popular Unitaria, o algo así, el Mapu, que hastiado de tantas promesas que no se cumplen nunca, se alía con los dos partidos ya comentados, el PC y el PS, pensando que aquí ya no habrían más engaños al pueblo. Juntos configuran la Unidad Popular que da sustento al gobierno de Allende.
 
Seguimos.
Y no olvide que el racimo de partidos que hoy convocan a la menor parte de la población -que tiene sus propias formas de pensar- son lobos con piel de cordero, pero esos son los dirigentes, pues la masa de seguidores son irónicamente sólo eso, seguidores.
 
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