La invalidación de la Ley de Seguridad Interior peñista se dio precisamente un día antes de que el entonces presidente electo Andrés Manuel López Obrador, presentara el plan de creación de la nueva Guardia Nacional (GN). Casi cuatro años después, lo que en el peñismo fue rechazado con contundencia, se consolidó ayer con el traspaso de la GN a la Secretaría de la Defensa Nacional, hecho considerado por la alta comisionada interina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Nada Al-Nashif, como retroceso para la seguridad pública basada en los derechos humanos
. Las reformas con que se transfiere el control operativo, presupuestario y administrativo, advirtió la representante de la ONU, dejan a México sin una fuerza policial civil a nivel federal, situación preocupante, pues las fuerzas de seguridad pública deben estar subordinadas a las autoridades civiles
. Rechazar la militarización y no olvidar que las fuerzas armadas han sido y son protagonistas de ejecuciones, desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias y tortura, sin que su participación en la seguridad pública haya disminuido la violencia en el país, es lo que toca, igual que hace cinco años, con los priístas de entonces.