Aunque, por ahora, la ofensiva azerí se centre en las fronteras orientales de Armenia, Baku ha mantenido un hostigamiento constante a la debilitada República de Artsakh, a la que arrebató dos tercios de su territorio.
Según informó la corresponsal de Diario Armenia, Betty Arslanian: “En la mañana del miércoles 14 de septiembre reanudaron los bombardeos de Azerbaiyán sobre Verin Shorja, Vardenis (Gegharkunik) y Goris (Syunik). Drones de ataque en Jermuk. Territorio soberano de Armenia”. Con lo que todo parece indicar que la débil tregua alcanzada el día anterior, con la mediación rusa, ha sido papel mojado para los planes del dictador Aliyev, que persiste en su ataque a las fronteras orientales de Armenia, algo que ha sido confirmado también por el secretario de prensa del Ministerio de Defensa de Armenia, Aram Torosyan. También hay informes de combates en el área de Ishkhanasar, en Sisian, donde el ejército azerí abrió fuego en dirección a un hospital militar y contra infraestructuras civiles. Además, se pudieron escuchar explosiones en Goris.
Desde su cuenta de twitter (@BettyArslanian), la periodista argentina señalaba que “el primer ministro Nikol Pashinyán afirmaba que hay 105 soldados muertos. También manifestó que apeló a la OTSC sobre el artículo 4, es decir en busca de ayuda, incluso militar, para restaurar la integridad territorial de Armenia y garantizar la retirada de las fuerzas armadas de Azerbaiyán”.
“A pesar de que no se registraron incidentes significativos en las otras direcciones de la agresión desatada el día anterior, hoy, a partir de las 08:00 horas, el enemigo, utilizando artillería, morteros y fusiles de grueso calibre, reanudó las operaciones preofensivas, particularmente en las direcciones de Jermuk y Verin Shorzha. Las Fuerzas Armadas de Armenia emprenden acciones de represalia adecuadas y continúan cumpliendo plenamente las tareas de combate que se les han encomendado”, afirmó Torosyan.
Recordamos que la ofensiva azerí comenzó en la medianoche del lunes 12 de septiembre, con ataques de artillería, morteros y drones de combate desde Sotk, Vardenis y Kut en las orillas del lago Sevan hasta Goris y Kapan, más cerca de la frontera iraní.
Aunque la agresión del ejército de Azerbaiyán parece ser parte de una estrategia diseñada con bastante antelación, dado el alcance de la operación militar y de los frentes abiertos, hay dos factores que han sido determinantes para que lo hayan lanzado justo ahora. El primero: el viaje de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, a mediados de julio a Baku, en el que definió al régimen de Aliyev como “socio energético crucial”, firmando un importante acuerdo en materia energética, por lo que Azerbaiyán duplicará el envío de gas a Europa. Los cacareados derechos humanos que utiliza la Unión Europea para suministrar armamento a Ucrania son ignorados con respecto a la dictadura azerí, como sucede también con la monarquía saudí.
El segundo de los factores es el repliegue ruso en alguno de los frentes abiertos en territorio ucraniano, un conflicto prioritario para el Kremlin, para el que, ahora mismo, lo que se juega en el Cáucaso es secundario.
Aunque, por ahora, la ofensiva azerí se centre en las fronteras orientales de Armenia, Baku ha mantenido un hostigamiento constante a la debilitada República de Artsakh, a la que arrebató dos tercios de su territorio, y su segunda ciudad más importante, Shushi, como señala Karena Avedissian, en EVN Report: “Durante los últimos dos años, Azerbaiyán también ha seguido una política de limpieza étnica progresiva, no solo a través de la violencia intermitente, atacando periódicamente a los pueblos y civiles armenios, avanzando posiciones y tomando nuevos territorios. También lo hace a través de otros medios, como cortar el gas de Artsakh en el invierno, con el objetivo de hacer la vida tan miserable que expulse a los armenios sin disparar un solo tiro”.
La periodista de EVN Report hace un llamamiento a los medios internacionales: “Las salas de redacción y los actores internacionales deben reconocer que los armenios están siendo objeto de una limpieza étnica y un borrado cultural sistemático por parte de Azerbaiyán, bien documentado por Caucasus Heritage Watch y reconocido por la CIJ. Deben informar a sus audiencias sobre la violencia, quién la inició, contra quién fue y usar un lenguaje activo en lugar de pasivo”.
Por otra parte, la Defensora del Pueblo armenia, Kristine Grigoryan, informó que son miles los civiles evacuados de las zonas próximas a la ofensiva azerí, en el este y sur del país: “Al menos 2.570 personas han sido evacuadas de sus viviendas en las zonas de Sotk, Norabak, Kut, Azat, Airk, Tretuk, Tutakavan y Gegharkunik, en el este, así como en Chakaten, Shikahogh, Srashen, Ajitu y Akner, entre otros”.
Acusando al gobierno azerí y a sus medios de comunicación de “armenofobia”, algo que no ha dudado en calificar de “peligroso dada la experiencia del país en el pasado y el alto peligro de que el Ejército de Azerbaiyán lleve a cabo crímenes de guerra”.
El desafío de Aliyev no va solo contra Armenia, sino que también busca echarle un pulso a Rusia, y no ha dudado en atacar vehículos del Servicio de Seguridad Federal de Rusia (FSB) en Verin Shorzha, región de Gegharkunik, que se encontraban llevando ayuda humanitaria, así como un puesto de las fuerzas fronterizas rusas, cuyo personal se vio obligado a evacuar el lugar. Baku parece muy confiado en que el Kremlin no está en condiciones de intervenir en el Cáucaso, ni tan siquiera como fuerza de paz.
A lo largo del día, a la par de los movimientos militares en la frontera, se han producido movimientos internos en la capital armenia, Ereván. El primer ministro Nikol Pashinyán ha señalado que tiene encima de la mesa la promulgación de la ley marcial, a la vez que aseguró que firmaría un documento que por el cual podrá ser criticado, e incluso derrocado, si esto supone “la paz duradera y la seguridad de los 28.800 kilómetros cuadrados de Armenia”, algo que muchos ciudadanos armenios han interpretado como un eventual reconocimiento de la soberanía azerí sobre Artsakh. Para gran parte de esa ciudadanía armenia, eso sería traspasar una línea roja, que no podrían admitir.
Al conocerse estas declaraciones, miles de armenios -se habla de 50.000- se han concentrado a las puertas de la Asamblea Nacional para manifestar su oposición a esa eventual entrega de Artsakh, y se ha convocado a los diputados para forzar una moción de censura contra el primer ministro.
Desde su cuenta de Facebook, el primer ministro armenio ha declarado: “Es necesario resolver los problemas. He asumido la responsabilidad de tomar decisiones difíciles por el bien de la paz, pero no significan decisiones contrarias a los intereses estatales de la República de Armenia. Debemos acudir a esas decisiones para garantizar la seguridad, la estabilidad duradera y la paz de la República de Armenia”.
Un par de horas más tarde, Nikol Pashinyán insistía: “No se ha firmado ningún documento y no se va a firmar. Es un sabotaje informativo dirigido por fuerzas externas hostiles para romper la resistencia del país”.
FUENTE: Ángelo Nero / Nueva Revolución