Kalkan: “O se acaba el mundo o se acaba el capitalismo”
Duran Kalkan afirma que “no se puede esperar que el capitalismo resuelva sus contradicciones”.
Duran Kalkan, del Comité Ejecutivo del PKK, escribe en un texto publicado en el sitio web del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) que el capitalismo es incompatible con la existencia del mundo.
Duran Kalkan afirma que “no se puede esperar que el capitalismo resuelva sus contradicciones”.
Duran Kalkan, del Comité Ejecutivo del PKK, escribe en un texto publicado en el sitio web del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) que el capitalismo es incompatible con la existencia del mundo:
“Cuando no hubo más revoluciones europeas tras de la Revolución Rusa, se desarrollaron teorías como ‘el socialismo en un país, el comunismo en un país y los períodos de depresión en medio’. Rêber Apo [Abdullah Öcalan] se refiere a esta fase como ‘el período canceroso del capitalismo’. En otras palabras, el capitalismo significa el consumo de la naturaleza, la sociedad y el individuo. Llegado este momento, o bien se acaba el mundo, se destruye todo, o se acaba el capitalismo”.
Pero Kalkan habla también de una perspectiva revolucionaria: “Si los revolucionarios muestran el camino y consiguen hacer una revolución, será posible resolver los problemas y las contradicciones que llevaron a esta guerra. No hay otro camino. La revolución mundial depende en realidad de la revolución en el Kurdistán. Rêber Apo creó una nueva teoría de la revolución y mostró la línea ideológico-política. Desarrolló su programa, estrategia y táctica. Definió una nueva concepción de la revolución.
El cambio de paradigma desarrollado por Rêber Apo muestra lo que es verdadero y real. No se puede esperar que el capitalismo suavice y resuelva sus propias contradicciones. En el capitalismo no existe la paz ni la liberación del conflicto. Es un estado constante de contradicción, conflicto, crisis y caos. O el pensamiento, la moral, la política, la organización y la acción evolucionan para derrocar, frenar y detener el capitalismo, y eso significa socialismo, o el capitalismo acabará por destruir realmente este mundo”.
Los socialistas deben tener la valentía de mirar de forma crítica y autocrítica su historia
Kalkan ve una larga continuidad en la conciencia del potencial destructivo del sistema: “En este sentido, el hecho de que los grandes pensadores liberales de la historia hayan llamado la atención sobre este peligro no debe considerarse una fantasía o un coco. Se trata más bien de una situación que tiene que ver con el sentido profundo de la vida, su definición y comprensión. Los pensadores liberales lo han previsto en casi todas las épocas. También lo vieron en relación con el socialismo cuando dijeron ‘o socialismo o barbarie’. Pero el socialismo no pudo dar los pasos necesarios a tiempo, no pudo triunfar. Los que actúan en nombre del socialismo deben analizar muy bien los últimos doscientos años de historia. Deben desenterrar la verdad haciendo acopio de la fuerza y el coraje necesarios para ser críticos y autocríticos y liberarse de la prepotencia, los estereotipos o la inseguridad”.
La revolución ya no tiene una dimensión nacional o de país
Kalkan señala que ninguno de los bloques de poder en conflicto ofrece una solución, por lo que se necesita una tercera posición: “La tercera vía, la del lado de los oprimidos, debe encontrar una solución a través de la revolución. ¿Cómo vamos a hacer una revolución que salve a la humanidad y a los pueblos del azote del capitalismo y del fascismo? Esta es la cuestión que debe preocuparnos. Debemos centrarnos en esta cuestión y darle la mayor importancia. La cuestión no es sólo la cuestión kurda. El problema no es sólo la cuestión de la revolución por la libertad en el Kurdistán, es la cuestión de la revolución en Oriente Medio, la cuestión de la revolución de la humanidad libre. Hay una situación revolucionaria en el Kurdistán que está estrechamente entrelazada con la revolución mundial y la revolución en Oriente Medio. La revolución ya no tiene una dimensión nacional o de país. Sí, nos movemos en un espacio dentro de una sociedad, pero la época ya no es la de las revoluciones nacionales. La era del nacionalismo y del republicanismo ha terminado. Rêber Apo habló de la era de la república democrática, de la revolución democrática.
La revolución democrática, por supuesto, se desarrolla en un sector dentro de una sociedad, pero no es una revolución local. No es una revolución limitada a una nación. Llamamos a esta revolución la ‘revolución de la nación democrática’ y Rêber Apo habló de una ‘nación de actitud’. No es una nación limitada a la etnia, al país o a la lengua. Es regional y global al tiempo.
No se trata sólo de resolver la cuestión kurda. Es un problema de proporciones globales. Es necesario comprenderlo y actuar en consecuencia. Así es como debemos ver la revolución. En este punto, es importante superar la estrechez de miras. Tenemos que dar el significado correcto a lo que experimentamos. Si no lo entendemos bien, no podemos vivir la vida y no podemos encontrar una salida. No podemos experimentar una nueva situación y evaluarla desde viejas perspectivas, eso es dogmatismo y formalismo. Y eso significa quedarse atrás en la historia”.