Los corredores evidencian la necesidad de articular medidas de protección para los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y contacto inicial (PIACI) y la biodiversidad de sus territorios, determinantes para combatir la emergencia climática en el mundo. El Corredor Territorial Yavarí-Tapiche es la segunda de estas iniciativas, concentra la mayor cantidad de carbono del país y albergaría a la mayor cantidad de PIACI en el mundo.
Informe especial de Servindi
Ante las permanentes y graves amenazas que enfrentan los pueblos indígenas en aislamiento y contacto inicial (PIACI), los Corredores Territoriales evidencian la necesidad de articular medidas para garantizar su protección.
Como una iniciativa de las organizaciones de pueblos indígenas, estos Corredores buscan el reconocimiento de su diversidad sociocultural y biológica, para impulsar medidas de protección que garanticen la intangibilidad de estos territorios PIACI.
El Corredor Territorial Yavarí-Tapiche constituye la segunda de estas iniciativas que velan por los derechos de estos pueblos y por la conservación ambiental de sus territorios.
Solo en el área de este último corredor se concentra la mayor cantidad de carbono de la Amazonía peruana. Además, la zona contiene tasas record de biodiversidad y albergaría a la mayor cantidad de pueblos en aislamiento en el mundo.
Territorialidad real
Estos Corredores son territorios históricos y actuales de pueblos indígenas en aislamiento y contacto inicial (PIACI), espacios dentro de los que también se encuentran áreas protegidas o reservas indígenas.
A diferencia de los Corredores Biológicos, los Corredores Territoriales incluyen un enfoque que rescata los derechos humanos de los PIACI junto a la conservación de la biodiversidad de sus territorios.
Evidenciando la presencia de PIACI, la importancia climática que representan sus territorios y los importantes niveles de biodiversidad que contienen, los Corredores buscan que se reconozcan los derechos de los pueblos en aislamiento y se adopten políticas para la protección de estas áreas bajo los principios de no contacto e intangibilidad territorial.
Además, teniendo en cuenta que los pueblos en aislamiento habitan en zonas transfronterizas, con los Corredores se busca contribuir a implementar mecanismos de protección articuladas entre instituciones estatales y las organizaciones de los pueblos indígenas, cuya labor es indispensable para garantizar un cuidado efectivo.
Estos territorios “abarcan la totalidad de áreas habitadas de manera continua por pueblos en aislamiento, más allá de las categorías que el Estado haya establecido sobre estas áreas”, señala la antropóloga Beatriz Huertas Castillo.
Como ella lo enfatiza, se trata de la “territorialidad real de los pueblos en aislamiento”.
Con más de dos décadas de trabajo relacionado a los PIACI, Huertas ha liderado los estudios sobre los Corredores territoriales ‘Yavarí-Tapiche’ y ‘Pano, Arawak y otros’, trabajos que han sido impulsados por las organizaciones de pueblos indígenas.
“Desde los 80 han sido las organizaciones indígenas las que han tomado la iniciativa, no solo en gestionar el reconocimiento de los territorios de los pueblos en aislamiento, sino en la implementación de mecanismos muy concretos de protección, como los puestos de control y vigilancia”, remarca Huertas.
La iniciativa del Corredor Territorial Yavarí.Tapiche se suma a la iniciativa del ‘Corredor Territorial de Pueblos en Aislamiento y Contacto Inicial Pano, Arawak y otros’, presentada en el 2015 por la plataforma PIACI de la Asociación Interétnica para el Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep).
El primer Corredor, ubicado entre los departamentos de Ucayali, Madre de Dios y Cusco (en Perú), y el Estado de Acre (en Brasil), cuenta con una extensión de 8 millones 890 mil hectáreas.
Ambos Corredores Territoriales cubren 25 millones de hectáreas. Como explicó Anders Krogh, de Rainforest Foundation, estos Corredores cubren el 20% de toda la Amazonía peruana. Además, cumplen un rol indispensable para enfrentar la emergencia climática en el mundo.
“Los corredores almacenan 13 millones de toneladas de CO2, lo que equivaldría a las emisiones de Estados Unidos por dos años y medio”, señaló Krogh durante la presentación del informe.
“De igual forma, la remoción neta de CO2 de la atmósfera es de más de 50 millones de toneladas al año, lo que es igual a las emisiones de Noruega. Esto significa que las remisiones de CO2 de estos dos corredores anulan las emisiones de Noruega”, agregó.
Corredor Yavarí-Tapiche: territorio histórico
El ‘Corredor Territorial de Pueblos en Aislamiento y Contacto Inicial y de Bosques Continuos Yavarí-Tapiche’ comprende 16 millones 209 mil 966 hectáreas y está ubicado entre los departamentos de Loreto y Ucayali (en Perú), y los estados de Acre y Amazonas (en Brasil).
Como una iniciativa de la Organización Regional de Pueblos Indígenas del Oriente (Orpio) y como el producto de más de seis años de coordinaciones y estudios para sustentar las medidas de protección con los aportes de las organizaciones indígenas, en diciembre de 2021, se presentó el informe con sus fundamentos antropológicos, jurídicos y ambientales.
Este trabajo ha contado con la colaboración de la Organización Regional Aidesep Ucayali (ORAU), la União de Povos Indígenas do Vale do Javari (Univaja) y el Centro de Trabaho Indigenista (CTI). Así como con el apoyo financiero de Rainforest Foundation de Noruega (RNF).
El área que abarca el Corredor es uno de los espacios con mayor presencia de pueblos en aislamiento y contacto inicial del mundo.
Como indica el informe, el Corredor Territorial Yavarí-Tapiche contendría la mayor extensión de bosques del mundo habitada por pueblos indígenas en aislamiento de manera continua. Las numerosas referencias recogidas de la presencia de estos pueblos así lo demuestran.
Pueblos como los Isconahua, los Korubo o los Tyhohom-dyapá, así como grupos de aislados que no han sido identificados, se desplazan entre ambos lados de la frontera de Perú y Brasil, al margen de las demarcaciones territoriales de los Estados.
La mayoría de estos pueblos pertenecen a la familia lingüística Pano quienes, de acuerdo a las referencias etnohistóricas recogidas en el estudio del Corredor, habitaron estos territorios desde el año 300 d.C.
A lo largo del área de los Corredores también viven comunidades de pueblos como los Matsés, Shipibo Conibo, Asheninka, Awajún o Wampís, quienes comparten el territorio con los PIACI.
Por otro lado, el área del Corredor presenta altas tasas de biodiversidad y contiene la mayor concentración de carbono en toda la Amazonía peruana. Así se demuestra a partir del análisis de un informe conjunto del Observatorio Aéreo del Instituto de Ciencia Carnegie y el Ministerio del Ambiente.
Dentro del lado peruano del Corredor, se encuentran las reservas indígenas Isconahua, Yavarí-Tapiche -que ya han sido creadas-, Yavarí-Mirim y Sierra del Divisor Occidental, actualmente en gestión.
Además, se cuenta con cuatro áreas naturales protegidas: el Parque Nacional Sierra del Divisor, la Reserva Nacional Matsés y las áreas de Conservación Regional Comunal Tamshiyacu-Tahuayo y Alto Tamaya-Abujao.
En el lado brasileño, están las tierras indígenas Vale do Javari y Mawetec, Nukini y Nawa (que está en proceso de identificación). Y la Reserva de Desarrollo Sostenible Cujubim y el Parque Nacional Serra do Divisor.
Si bien estas categorías están establecidas, se encuentran graves amenazas para la protección de estos territorios. Así, la Reserva Indígena Isconahua ubicada en Ucayali es la reserva más invadida por actividades ilegales, incluso a pesar que esta área debería de contar con doble protección por estar integrada al Parque Nacional Sierra del Divisor.
“Se hizo todo un trabajo para aprobar los planes de protección de las reservas Murunaua, Isconahua, Mashco Piro, Madre de Dios, Kugapakori Nahua Nanti y ninguna se aprobó. Ni una sola se aprobó”, señala Beatriz Huertas.
Distinta se proyecta la situación de la Reserva Indígena Yavarí-Tapiche, ubicada en el área del Corredor del mismo nombre. Luego de 18 años de ser solicitada por las organizaciones indígenas, fue creada en abril de 2021 y a finales del mismo año se oficializó su plan de protección.
Extrema vulnerabilidad
Como documenta el informe del Corredor Yavarí-Tapiche, los territorios de pueblos en aislamiento enfrentan múltiples amenazas, como la deforestación, el narcotráfico, la minería o la construcción de carreteras.
De acuerdo a la información recogida en el documento el área del Corredor Yavarí-Tapiche ha perdido aproximadamente 62 mil hectáreas de cobertura de bosque en los últimos 20 años.
De igual forma, la caza y pesca comercial o la presencia de grupos religiosos ponen en riesgo la subsistencia de estos grupos humanos y del ecosistema en el que viven. Los episodios de violencia en la Amazonía, sin embargo, tienen larga data. La época del caucho constituyó un caso emblemático de cómo se ha diezmado a estas poblaciones.
En ese sentido, Beatriz Huertas recuerda que “los pueblos en aislamiento y contacto inicial se encuentran entre los pueblos indígenas más vulnerables del planeta y han afrontado procesos históricos de violencia que han convertido sus territorios en refugios”.
Ante ese panorama desolador el Corredor busca proteger los bosques y los derechos de los pueblos aislados que lo habitan, quienes “están en peligro por todos los flancos”, como recordó el apu Jorge Pérez Rubio, durante la presentación del informe.
Pérez Rubio, quien hasta agosto de 2021 se desempeñaba como presidente de Orpio y actualmente es presidente de Aidesep, es sensible y conoce de cerca los problemas que enfrentan los pueblos de la zona.
Los pueblos en aislamiento y contacto inicial enfrentan una situación de riesgo extremo por la invasión territorial. Además de su vulnerabilidad inmunológica, las actividades de externos los llevan a desplazarse buscando zonas poco accesibles del monte.
“Hay amenazas muy graves contra la vida y salud de los aislados y de los pueblos indígenas. Estos lugares están siendo agujereados por el narcotráfico. Si no se toma acciones orientadas a proteger el territorio, al bosque y a las personas que viven allí, muy pronto va a proliferar el narcotráfico”, indica.
Dada la vulnerabilidad inmunológica de los PIACI, se exige además la implementación de cordones sanitarios alrededor de las áreas habitadas por estos pueblos.
“Esto implica que los puestos de salud, las postas médicas o los promotores de salud en las comunidades que comparten territorio con los pueblos en aislamiento tengan una atención especial; que se conviertan en una barrera para evitar la expansión de enfermedades para la transmisión de estos pueblos”, explica Beatriz Huertas.
“Vamos a impulsar la protección de los aislados en sus propios territorios, para que sean protegidos por las propias comunidades. Instalar puestos de control a fin de que se pueda evitar el acceso a esos territorios”, sostiene el presidente de Aidesep, como una línea de acción que se desarrollará la organización nacional ante la compleja y difícil situación.
El problema de las concesiones
Sin embargo, las actividades ilícitas no son las únicas amenazas que se presentan. Otro de los principales problemas radica en las concesiones forestales que se hallan dentro de los territorios de los PIACI.
De acuerdo a la información recogida, hasta setiembre de 2021, existían 103 concesiones forestales superpuestas al corredor Yavarí-Tapiche, a pesar que la normativa lo prohíbe.
“Entre los años 2016 y 2018, el Gobierno Regional de Loreto otorgó, de manera ilegal, 47 concesiones forestales (…), afectando el área de las reservas indígenas en trámite en ese momento Yavarí-Mirín y Yavarí-Tapiche, que ya soportaban otras concesiones forestales otorgadas en el 2004 y el 2014”, indica el informe.
Como subraya la antropóloga Beatriz Huertas, este es uno de los mayores problemas que se encuentran en el Corredor y ante el que se vienen a desarrollando acciones.
Frente a ello, indica que ya hay acuerdos para reubicar las concesiones ubicadas antes de que entre vigencia la actual legislación forestal y para anular las que fueron otorgadas de manera irregular.
Protección indígena
En la labor de protección, los pueblos indígenas junto a sus organizaciones ya vienen desarrollando esfuerzos sostenidos. En la zona de Perú, se han conformado comités de vigilancia y se han elaborado planes de gestión territorial y ambiental, con el objetivo de fortalecer la gobernanza de los mismos pueblos sobre el territorio.
Como parte de estas acciones de protección, se han interpuesto demandas para anular concesiones forestales, lotes hidrocarburíferos, así como para demandar la creación de Reservas Indígenas en trámite y modificación de la zonificación de áreas.
En Brasil, en medio del debilitamiento de la Fundação Nacional do Índio (Funai) –entidad estatal dedicada al desarrollo de políticas para pueblos indígenas–, se vienen articulando planes de vigilancia y monitoreo, junto a la instalación de ‘Casas de apoyo’.
Además, en medio de un proceso conjunto para sacar adelante la iniciativa del Corredor, las organizaciones indígenas de Perú y Brasil han tenido varias coordinaciones desde el 2016.
De esta forma y como resultado de este trabajo articulado, se ha establecido una alianza de 25 organizaciones indígenas de ambos países para la protección de los pueblos en aislamiento. Esta alianza cuenta con espacios de intercambio de información, adopción de acuerdos, toma de decisiones y monitoreo de avances.
Como adelanta Beatriz Huertas, en 2022, las organizaciones indígenas elaborarán el plan estratégico para la protección del Corredor. Sin embargo, en esta labor para la protección de los pueblos en aislamiento y sus territorios es necesario una acción más activa de las instituciones del Estado.
“Lo que corresponde es que el Estado disponga de fondos para establecer las principales líneas de protección, de salvaguardas de sus derechos y para hacer una vigilancia comunitaria frente a las distintas amenazas”, puntualiza el dirigente Jorge Pérez.
De igual forma, el apu Manuel Ramírez, actual presidente de Orpio, remarca en la necesidad de que se adopten medidas efectivas de protección para estos pueblos.
“El gobierno debe decidir y proteger el territorio donde habitan. Nosotros los defendemos porque ellos representan nuestros ancestros directos. Antes éramos como ellos, hoy nos toca defenderlos”, señaló a inicios de diciembre.
Asuntos pendientes
Los compromisos realizados por el Ministerio de Cultura para garantizar la protección de estos territorios son importantes, ya que este es el ente rector para la protección de los pueblos en aislamiento y contacto inicial.
Sin embargo, son múltiples los sectores con los que es necesario articular acciones para la protección de los pueblos en aislamiento en Perú y Brasil, países donde se extienden los Corredores Territoriales presentados a la fecha.
“Es todo un desafío vencer la burocracia existente en Relaciones Exteriores para la coordinación binacional a nivel gubernamental. Debe de haber voluntad política de avanzar, sin poner tantas trabas a estas coordinaciones”, apunta Beatriz Huertas.
Un caso donde es urgente la acción coordinada binacional se relaciona con el proyecto de la carretera transoceánica que cruzaría el Parque Nacional Sierra Do Divisor en Brasil –que limita con el Parque Nacional Sierra del Divisor, en Perú– y que se encuentra dentro del área del Corredor Territorial Yavarí Tapiche.
De realizarse, este proyecto pondría en riesgo la vida de pueblos en aislamiento, deforestaría cientos de kilómetros de bosque virgen y facilitaría la incursión de agentes foráneos dedicados a actividades ilícitas en la zona.
Ante esta grave amenaza, Huertas indica que se necesita que el Sernanp (en Perú) y el Ibama (en Brasil) realicen acciones conjuntas para hacer frente a los intentos de flexibilizar las normas de protección de estas áreas.
Si bien en los últimos años hubo una mayor visibilidad de la situación de los PIACI en la región, como apunta Huertas, esto ha ido acompañada de una institucionalidad limitada así como del incremento de actividades ilegales que afectan a estos territorios. El caso peruano no es la excepción.
“La situación que enfrentan estos pueblos es muy delicada. Se requiere mayor convicción, compromiso y efectividad de parte del Estado para garantizar la protección de pueblos en aislamiento, y las organizaciones indígenas están ofreciendo todo su apoyo”, indica.