En estos días se ha hablado mucho de lo que está sucediendo en las calles de más de cien ciudades y pueblos iraníes, pero las palabras, aunque no estén dirigidas a los beneficios personales, geopolíticos y económicos de quien las pronuncia, nunca son capaces de hacer justicia a este levantamiento grandioso. Ya es sabido que la chispa que encendió la llama del movimiento fue el asesinato de la joven Jina (Mahsa) Amini por la policía moral de la República Islámica en Irán. Pero también es claro que, desde los primeros días, las demandas han ido más allá del rechazo al velo obligatorio, y tienen como objetivo decir un claro NO a la totalidad de un sistema que lleva más de cuatro décadas oprimiendo a los diferentes pueblos que habitan Irán y reprimiéndolos violentamente cada vez que levantan la voz mediante huelgas, plantones, manifestaciones, etc.
A lo largo de la historia de la República Islámica, los pueblos de Irán (el pueblo turcomano, el pueblo árabe, el pueblo kurdo, el pueblo azeri y el pueblo baluche, entre otros), no sólo no han contado con sus derechos humanos y democráticos, sino que han sido objeto de los ataques militares del régimen, han sido bombardeados y masacrados. Kurdistán, desde hace años, se ha convertido en un cuartel militar, los trabajadores baluches están obligados a ganarse el pan cada día bajo el disparo de las balas del Cuerpo de los Guardianes (Pasdarán); los obreros son encarcelados y enjuiciados por exigir el pago de sus sueldos retrasados y formar sindicatos, porque se les reconoce como enemigos del Estado. Mientras el representante obrero del sindicato de la Empresa Única de Autobuses de Teherán está encarcelado, el representante de los obreros del conjunto industrial azucarero de Haft Tapeh es expulsado de su trabajo y los obreros del acero de Ahvaz deben aceptar ir al exilio.
Estas constantes violencias han sido respondidas por los diferentes sectores de la población desde el propio comienzo del establecimiento del régimen. En el mes de enero de 1979, tras la Conferencia de Guadalupe, Helmut Schmidt, Jimmy Carter, Valéry Giscard d’Estaing y James Callaghan deciden que Ruholá Jomeiní debe sustituir al monarca Mohammad Reza Pahlaví, para así montarse sobre la revolución del pueblo iraní y garantizar los beneficios políticos y económicos de los viejos caciques coloniales e imperialistas. Apenas llegado al poder, Jomeiní, como representante legítimo de su clase, es decir los clérigos que a lo largo de la historia de Irán habían mostrado velar siempre por los intereses de los poderosos, realiza un primer acto de represión dirigido a las mujeres: la imposición del uso obligatorio del velo islámico. Acto que simboliza la totalidad de la naturaleza de la dictadura religiosa venidera, pues velar a la mujer no significa sólo quitarle derechos a un sector de la población, sino dejar, a través de un primer golpe, en claro quién “manda aquí”, y crear un ambiente de miedo y represión que posibilite el cumplimiento de todos los demás objetivos de dominio de la República Islámica (como bien lo evidenciaron los masacres de los distintos pueblos y las ejecuciones en serie de miles de presos políticos en los meses y años siguientes). Sólo unas semanas después, el 8 de marzo de 1979, en un primer acto de resistencia política y social contra el nuevo régimen, las mujeres salen a las calles para pronunciarse contra el velo obligatorio. Ellas son conscientes de que el velo que debe cubrir sus cabellos pronto ocultará también los demás derechos y demandas legítimas de los iraníes. Pero, lamentablemente, son una minoría muy pequeña aquellas personas pertenecientes a la oposición del régimen que comprenden las dimensiones de estas primeras protestas y las apoyan. Pues la mayoría acepta el discurso en que apoyar a Jomeiní se entiende como el apoyo a la revolución misma, desprecia el tema del velo como una demanda de la burguesía y consiente la violencia contra las mujeres en las calles. Esta decisión será uno de los factores que convertirá a organizaciones como Tudé (partido hermano del Partido Comunista de la URSS) y, después, a los Guerrilleros Fedayí (Mayoría), en imperdonables traidores que se aliaron con el régimen en la represión de la década de los 80 en Irán, de la que ellos mismos también fueron víctimas más tarde (1). Esto es un antecedente histórico irrefutable, que nos muestra cómo el tema del velo obligatorio en Irán ha estado siempre relacionado con otras demandas, y cómo consentir esta imposición ha significado la aceptación de la naturaleza tiránica del régimen en su totalidad. De ahí que no debe sorprendernos escuchar a las autoridades estatales decir que el velo es uno de los pilares que sostienen a la República Islámica.
Tras casi veinte años de terror y silencio (1979-1999), propicios para que los intereses capitalistas y neoliberales de los gobernantes de Irán avanzaran sin encontrar resistencia (recuérdense las privatizaciones realizadas desde la llegada a la presidencia de Rafsanjaní en 1989, la creación de corredores industriales, etc.), se empezaron a dar nuevos levantamientos: en 1999, para demandar libertad de expresión y después condenar la represión contra los estudiantes universitarios; en 2009, contra el fraude electoral; en 2017, contra el alza de precios y seguido de protestas contra el velo obligatorio; en 2019, contra el hambre, el desempleo y la inflación (conocido como el levantamiento de los hambrientos), y seguido de protestas por el accidente aéreo provocado a sabiendas por las autoridades del régimen; y finalmente, en 2021, protestas en contra de cortes de agua y políticas medioambientales del régimen (conocido como el levantamiento de los sedientos). Estos movimientos hicieron que la gente esté cada vez más preparada para protestas más amplias.
El día 3 de septiembre de 2022, Zahra Sedighi y Elham Chubdar fueron condenadas a muerte por haber defendido el derecho de los homosexuales. Apenas se había secado la tinta de la sentencia de muerte de estas dos personas es que Jina Amini, quien había viajado desde Kurdistán a Teherán, fue arrestada por agentes de la policía moral iraní, y como bien se reflejaba en el reporte forense anterior a que las autoridades del régimen lo negaran (2), fue golpeada y tuvieron que llevarla al hospital porque había entrado en coma. Desde aquel mismo instante, cuando se supo la noticia de que ella había sido hospitalizada, muchas personas, incluidas las familias de aquellos que el régimen había asesinado en levantamientos anteriores, se juntaron frente al hospital para mostrar solidaridad con la familia de Amini. La muerte de Jina avivó el fuego de la ira de la gente en todo Irán y rápidamente se pusieron de manifiesto todas las demandas de los diferentes sectores de la población iraní, acumuladas durante 43 años, en la consigna de “Mujer, Vida, Libertad”. Esta consigna, que fue inventada por las mujeres combatientes de Kurdistán, sobre todo, por las madres de los desaparecidos y asesinados políticos en Turquía, conocidas como “Madres de los Sábados”, y después utilizada en Rojava en contra del sistema patriarcal y en defensa de la vida, ahora se ha convertido en Irán en el grito de mujeres y hombres que no sólo quieren la abolición del velo obligatorio, sino que, como ellos mismos dicen, el objetivo es acabar con el régimen en su totalidad. Un régimen fundado en el capitalismo, cuya religión es obtener beneficios. Las luchas incansables de la gente se lo han puesto tan difícil al régimen que somos testigos de que la República Islámica incluso utiliza a los niños soldado para reprimir a la gente, y para transportar sus fuerzas de represión infringe todas las normas internacionales y utiliza las ambulancias…
El gobierno iraní, actualmente, tiene diferentes métodos para reprimir el movimiento. En las zonas fronterizas, el régimen usa armas letales para la represión. Quizá porque en estas zonas, y debido a distintas razones, por ejemplo, tradiciones tribales, algunos de los habitantes están armados. Pero, al mismo tiempo, esto se puede deber a que en dichos lugares viven los pueblos no persas de Irán: el racismo, junto con el velo obligatorio, es otro de los pilares de la República Islámica; basta con fijarnos en el número que personas asesinadas en un solo día (98 personas) en la ciudad de Zahedán, en Baluchistán, durante las actuales protestas, o recordar que la represión violenta del Estado en Kurdistán se ha vuelto una rutina, para darnos cuenta de cómo las dimensiones del acto represivo varían de una zona a otra. Ahora bien, en las semanas pasadas, la táctica de las protestas populares en Irán en las grandes ciudades ha tomado una nueva forma: ya no se trata de manifestaciones homogéneas y centralizadas, sino que las masas salen a las calles en distintos barrios, al mismo tiempo. Para enfrentarlos, el régimen utiliza paintball y después del término de las manifestaciones se dedica a cazar a las personas en cuya ropa se puede encontrar alguna huella de la pintura disparada por las fuerzas de represión. De esta manera, el régimen evita confrontaciones directas con los manifestantes en las que pudiera ser sujeto de contra ataques de parte de la gente. En otros casos, han estado utilizando escopetas con balas de goma o metálica para asustar a los manifestantes; a veces hemos sido testigos del disparo de una cantidad muy alta de balas a un solo cuerpo, que crea una escena verdaderamente terrible.
Otro tema interesante es preguntarnos por qué los gobiernos y medios de comunicación occidentales, de repente, están pretendiendo solidarizarse con las mujeres iraníes. Después de la ocupación de la embajada estadounidense en Irán, el mercado iraní y sus relaciones comerciales se fijaron primero en los gobiernos europeos, atención que se ha redirigido hacia China desde hace ya algún tiempo. Mientras el Estado iraní se pronunciaba en contra de Occidente, y especialmente en contra de Estados Unidos, tenía muy buenas relaciones económicas casi con todos los países occidentales. Durante los ocho años de guerra entre Irán e Iraq, los gobiernos europeos vendían armas tanto a Irán como a Iraq. A lo largo de la guerra civil en Nicaragua, Irán pagaba por las armas estadounidenses a través de los Contras (Iran Contra Affair); las grandes empresas como los franceses Total y Peugeot, y los alemanes Mercedes Benz, Hochst AG, Thyssenkrupp, Siemens, etc. (para nombrar sólo algunas), han mantenido siempre negocios muy beneficiosos con el gobierno iraní. Los hijos de muchas de las autoridades del régimen iraní residen actualmente en Estados Unidos y en Canadá, y pasan sus vacaciones en distintos países del Oriente y Occidente. Durante todo el tiempo en que el régimen iraní entregaba a sus opositores a los escuadrones de ejecución, los gobiernos europeos dificultaban constantemente las condiciones de vida de los exiliados que se habían refugiado en Europa. Los refugiados iraníes, a veces tenían que esperar hasta cinco años para poder obtener residencia legal en Alemania y, en algunos casos, mientras esperaban, tenían que reportarse cada dos semanas en una de las oficinas de Migración, donde eran objeto de comportamientos racistas de todo tipo por parte de los agentes migratorios.
¿Qué ha ocurrido ahora para que Occidente, de repente, se acuerde de las mujeres iraníes? ¿Por qué los representantes de los partidos europeos más derechistas y salvajes, que han sido cómplices del gobierno de Turquía en la represión de las fuerzas que inventaron la consigna de “Mujer, Vida, Libertad”, de repente aparecen llevando playeras donde dicha consigna está escrita? ¿Por qué estas mujeres burguesas, que se han vuelto feministas, no hablan ni una palabra del feminicidio que sufren las mujeres afganas, y por qué entregan a las mujeres de Afganistán al gobierno misógino de los Talibanes?
Las políticas de Occidente pueden estar persiguiendo varios objetivos: si es que ha de realizarse una revolución en Irán, debe existir un plan B. Un plan a través del cual el turbante de los clérigos musulmanes se sustituya por la corbata occidental, para así garantizar la continuidad de los avances de las políticas económicas que dicta el Banco Mundial. Por esta razón, todos los esfuerzos de los medios de comunicación occidentales y los medios derechistas de habla persa se centran en limitar la lucha de los pueblos iraníes al tema del velo obligatorio, y no pronuncian palabra acerca de las demandas que se han formulado a lo largo de los cuarenta y cuatro años de la vida de la República Islámica. Si pueden lograr que la gente crea que el problema es únicamente el velo, pueden conservar el sistema mediante una “represión democrática” en que nuevas caras sustituyan a las anteriores. Ellos creen que, si alcanzan un rápido cambio de régimen, pueden detener la revolución, como lo lograron en 1979.
Pocos días después de la celebración de la Cumbre de Shanghái (15 y 16 de septiembre en Samarcanda), y del encuentro amistoso entre Macron y Raisí (20 de septiembre en Nueva York)(3), la política occidental, de repente, se torna contra el Estado iraní, al menos a nivel de los medios y la propaganda, y se habla de sancionar a las autoridades del régimen. Pero no hay indicio de que las empresas multinacionales activas en Irán se hayan cerrado. Aquí hay que tomar en cuenta la posible causa de este cambio de política: la celebración de la conferencia de dos días de la Organización de Cooperación de Shanghái, fundada en 2001, formada por China, Rusia, Kirguistán, Kazajistán, Tayikistán, Uzbekistán, India y Pakistán como miembros permanentes, y por Afganistán, Bielorrusia y Mongolia como miembros observadores. Según las agencias oficiales de noticias iraníes (4), en esta Cumbre Irán, que había estado presente como miembro observador, fue admitido como miembro permanente de la organización. Por un lado, este tema tiene importancia ahora que Occidente intenta aislar a Rusia, puesto que probablemente facilita el acceso de Rusia al Golfo Pérsico. Por otro lado, puede resultar en que Occidente pierda el mercado iraní. Por lo tanto, parece muy lógico que, con la excusa de apoyar las protestas en Irán, Occidente ofrezca su limitada ayuda a la oposición derechista de la República Islámica y a los que restan del régimen monárquico anterior, para así intentar evitar que las fuerzas de la izquierda iraní (que a pesar de no ser muy numerosas siguen gozando de mucho crédito político dentro de Irán) tomen la iniciativa. Sin embargo, consignas como “Muerte al opresor, sea rey o clérigo”, que se han escuchado dentro y fuera del país desde el comienzo de las protestas, dan una respuesta contundente a este tipo de políticas.
Los obreros y los pueblos de Irán son perfectamente conscientes de que sus verdaderos aliados son los demás pueblos y los obreros que luchan como ellos contra un enemigo común, que es el capitalismo. Las huelgas obreras realizadas en las zonas petroleras de Irán desde el pasado 10 de octubre, en apoyo a las manifestaciones actuales, son una clara muestra de ello. Los pueblos de Oriente Medio, especialmente las mujeres, en distintos países como Palestina, Líbano, Siria, Iraq, Afganistán, etc., han mostrado su solidaridad con las mujeres y los hombres iraníes de diferentes maneras. Hay que estar a la expectativa de otra primavera en el Oriente Medio…
¡Mujer, Vida, Libertad!
Notas:
(1) Aquí merece mención que la izquierda latinoamericana no ha parado de caer en la misma trampa. Aunque seamos optimistas y rechacemos la idea de que algunos medios de comunicación en lengua española estén directamente subvencionados por la República Islámica, las entrevistas y notas divulgadas por algunos periódicos (véase, por ejemplo: https://www.resumenlatinoamericano.org/2022/10/06/iran-el-sheij-abdul-karim-paz-opina-sobre-los-incidentes-violentos-ocurridos-en-la-nacion-irani-a-partir-de-la-muerte-de-la-joven-mahsa-amini/ y https://www.resumenlatinoamericano.org/2022/10/07/iran-informe-oficial-forense-concluye-mahsa-amini-no-murio-por-golpes/ sobre las protestas recientes), supuestamente izquierdistas, dejan claro el poco conocimiento que éstos tienen no sólo de la situación de los pueblos en Irán, sino también de la propia naturaleza de la República Islámica que ha sabido venderles una imagen antiimperialista mientras oprime para adentro a los que se pronuncian en contra de sus proyectos capitalistas (véase, por ejemplo las siguiente entrevistas con obreros en Irán: https://rebelion.org/731911-2/ y https://rebelion.org/muchos-de-los-miembros-del-sindicato-de-los-obreros-de-haft-tappeh-han-enfrentado-represion-tortura-y-encarcelamiento/) o adoptan una postura de izquierda dogmática contra sus ambiciones geopolíticas en el Medio Oriente que han costado la vida de miles de personas inocentes en conflictos en Siria, Líbano, Yemen, etc. Es impresionante que sigan cayendo en esta trampa y cierren los ojos mientras las autoridades del Estado iraní siguen haciendo negocios con todos los poderes que los de izquierda deberíamos llamar imperialistas, coloniales, capitalistas y neoliberales.
(2) En la historia de las luchas en Irán, estas negaciones de parte del Estado no son ninguna novedad. Cada vez que los iraníes salen a la calle a exigir sus derechos y pronunciarse en contra del régimen, éste los descalifica y toma medidas específicas al respecto: dice que han sido movilizados por poderes extranjeros, monárquicos o por la Organización de los Muyahidines; arresta y tortura a los manifestantes y graba sus “confesiones” bajo tortura para confirmar la primera alegación; y cuando los verdugos matan a algún detenido bajo tortura anuncia que dicha persona se ha suicidado o que, en el caso de Jina Amini, ha muerto por una enfermedad crónica (que su familia ha desmentido tajantemente). A estas alturas de los movimientos en Irán, estas medidas de la República Islámica han perdido toda credibilidad entre la población. Curiosamente algunos supuestos izquierdistas fuera de Irán siguen queriendo creer y legitimarlas, cueste lo que cueste.
(3) Los presidentes se vieron al margen de la Cumbre de las Naciones Unidas, a cuatro días del asesinato de Jina Amini. Según Iran Press, Macron invitó a Raisí a visitar Francia y afirmó: «We can increase our cooperation on developing bilateral relations and economic and regional issues» (https://iranpress.com/content/66700/president-raisi-meets-macron-unga-sidelines). Esto evidencia que a pesar de las prácticas inhumanas del Estado iraní en el interior del país, los líderes europeos seguían haciendo negocios con el gobierno iraní.
(4) https://techrato.com/2021/09/18/what-is-the-shanghai-cooperation-organization/
FUENTE: Bahram Ghadimi – Shekoufeh Mohammadi / Rebelion