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La cadena de valor agroalimentaria digital

Grupo ETC :: 24.11.22

La cadena de valor agroalimentaria digital es una serie de monografías resultado de investigación original del Grupo ETC y de la sistematización de los Diálogos sobre Alimentos, Datos y Justicia, que hemos elaborado con diversas organizaciones de Norteamérica, América Latina, Europa, Asia y África.

La cadena de valor
agroalimentaria digital

 

Grupo ETC

 
 

 

Las grandes corporaciones del agronegocio se están reinventando como “digitalizadas”, ampliando su espectro de extracción de valor de la gente, de la naturaleza y de los procesos vitales, como la alimentación.

Los gobiernos que promueven la digitalización en la alimentación y la agricultura afirman que el sistema comercial alimentario es una serie lineal de eslabones por los que se incrementa el valor comercial de los alimentos hasta llegar a los consumidores. La idea lineal de las cadenas de valor de los alimentos va desde las semillas y fitomejoramiento hasta la producción, pasando por el comercio, la transformación y la venta al por menor.

Al final de esta cadena de valor comercial de los alimentos nos encontramos las consumidoras y consumidores del mundo, que en conjunto gastamos decenas de billones de dólares anuales en alimentos y productos agrícolas.

Pero en cada eslabón de la cadena no sólo se aplican las herramientas digitales, sino que detrás de ellas hay estrategias y modelos de negocio más grandes, basados en las transacciones con perfiles de consumo, “cosecha de carbono”, posibilidades de control poblacional, eliminación de costos de producción (como salarios) y muchas más que están reconfigurando los sistemas alimentarios del planeta. La digitalización se presenta como irreversible y hay debates sobre si existen aspectos de estas tecnologías que podrían servir a la soberanía alimentaria.

Pero en el diseño, el despliegue de infraestructuras y la recolección de datos para la cadena agroalimentaria digital no ha habido participación de productoras y productores de alimentos, ni de trabajadores en el procesamiento, ni mucho menos de quienes compran y consumen la comida. Las grandes corporaciones del agronegocio se están reinventando como “digitalizadas”, ampliando su espectro de extracción de valor de la gente, de la naturaleza y de los procesos vitales, como la alimentación.

Publicado originalmente en ETC Group

 

Introducción
¿Qué es la digitalización de la agricultura y la
alimentación? Siguiendo la definición más usada,
es la aplicación de herramientas, estrategias y
modelos de negocio digitales a la alimentación y la
agricultura, especialmente a la cadena de valor
agroalimentaria.
La “aplicación de herramientas digitales” se
refiere a las tecnologías que utilizan, generan o
procesan datos codificados en forma digital, es
decir, a los ceros y unos (0, 1), los dígitos del código
computacional a los que se traduce toda informa-
ción. Actualmente, con la expansión de la digitali-
zación en todos los sectores industriales, se
extraen grandes cantidades de información, que
no es posible almacenar en un solo dispositivo.
Por eso la información se almacena en sistemas
de computación denominados “nubes”, y estos
grandes volúmenes de información se denominan
Big data”. Son datos en cantidades tan masivas
que no pueden procesarse sin determinadas
herramientas y técnicas que les den sentido, como
sistemas de inteligencia artificial, que sirvan para
encontrar patrones, señales y asociaciones útiles.
Las herramientas agrícolas digitalizadas (desde
sensores hasta cosechadoras) pueden ingerir
enormes cantidades de datos desestructurados,
ordenarlos, buscar coincidencias, encontrar
patrones y aprender a repetirlos, hacer trayecto-
rias posibles de los sucesos a partir de los datos
que tienen, (con el uso de algoritmos programa-
dos por quienes extraen o procesan los datos) y
finalmente automatizar la toma de decisiones, al
menos parcialmente. Nuevos datos tratados de
esa forma se van sumando a las predicciones
anteriores y van ampliando la “experiencia” de la
máquina, y a esto le llaman “aprendizaje automáti-
co” o “aprendizaje entre máquinas”. Con la toma de
decisiones automatizada, la opción de girar a
derecha o izquierda la rueda del tractor o definir
dónde regar, supuestamente podría dejar de
depender de operadores humanos. Estos proce-
sos ya están ocasionando que las personas sean
excluídas del manejo de las herramientas: un con-
junto variado de robots, drones, sensores, imáge-
nes hiperespectrales, o multiespectrales a partir
de información que se trasmite desde redes de
telecomunicación y satelitales, junto a platafor-
mas de asesoramiento; contratos inteligentes,
plataformas de entrega de alimentos y de com-
pras en línea que a su vez se basan en el uso gene-
ralizado de redes de datos y libros digitales de
contabilidad (blockchain); todo lo cual se usa y
aplica en cada eslabón de la cadena de valor agro-
alimentaria.
El “sistema de valor agroalimentario”, es un con-
cepto promovido por la agroindustria y utilizado
cada vez más por los gobiernos que promueven la
digitalización en la alimentación y la agricultura.
Afirman que el sistema comercial alimentario es
una serie lineal de eslabones por los que se incre-
menta el valor comercial de los alimentos hasta
llegar a los consumidores. La idea lineal de las
cadenas de valor de los alimentos va desde las
semillas y fitomejoramiento hasta la producción,
pasando por el comercio, la transformación y la
venta al por menor. Al final de esta cadena de valor
comercial de los alimentos nos encontramos las
consumidoras y consumidores del mundo, que en
conjunto gastamos decenas de billones de dólares
anuales en alimentos y productos agrícolas.
Pero en cada eslabón de la cadena no sólo se
aplican las herramientas digitales, sino que detrás
de ellas hay estrategias y modelos de negocio más
grandes, basados en las transacciones con perfi-
les de consumo, “cosecha de carbono”, posibilida-
des de control poblacional, eliminación de costos
de producción (como salarios) y muchas más que
están reconfigurando los sistemas alimentarios
del planeta. La digitalización se presenta como
irreversible y hay debates sobre si existen aspec-
tos de estas tecnologías que podrían servir a la
soberanía alimentaria. Pero en el diseño, el des-
pliegue de infraestructuras y la recolección de
datos para la cadena agroalimentaria digital no ha
habido participación de productoras y producto-
res de alimentos, ni de trabajadores en el procesa-
miento, ni mucho menos de quienes compran y
consumen la comida. Las grandes corporaciones
del agronegocio se están reinventando como “digi-
talizadas”, ampliando su espectro de extracción de
valor de la gente, de la naturaleza y de los procesos
vitales, como la alimentación.
La cadena de valor agroalimentaria digital 1

El primer eslabón de la cadena alimentaria indus-
trial son las semillas de cultivos y la genética
animal. Para la industria agropecuaria, esto se
traduce en más ingeniería genética, más
selección de cepas genéticas mediante
máquinas automatizadas, edición genética y
otros aspectos de la biología sintética. Los
procesos en este primer eslabón son asistidos
cada vez más por inteligencia artificial (IA) y
algoritmos, y algunos de sus aspectos se
llevan a cabo robóticamente a gran escala en
laboratorios, que podríamos equiparar a fábri-
cas de producción de datos genómicos.
Zymergen, una compañía que dice “hacer socie-
dad con la naturaleza” afirma que podría cambiar el
material genético de ciertos microbios mediante
sus herramientas digitales, insertando nuevos frag-
mentos de ADN en diversos especímenes. Dado que
el ADN es un código, se presta a que los sistemas de
IA de Zymergen se “alimenten” y procesen grandes
cantidades de información genómica y luego selec-
cionen los códigos genéticos que podrían conferir
determinados rasgos comerciales, como la resis-
tencia a aspectos climáticos (temperatura, lluvias,
sequía) o ganado con músculos más grandes.
Zymergen ofrece programar esos códigos en sus
microbios cultivados mediante fermentación para
escalar su producción de códigos genéticos de
interés comercial. Hoy en día, un laboratorio comer-
cial de biología sintética opera con muy pocas
personas. Son máquinas las que diseñan los códi-
gos, fabrican el ADN sintético, editan genéticamen-
te los organismos de forma robótica y luego prue-
ban los especímenes.
Genética biodigital: semillas y cepas,
biología sintética, edición genética1
Cada vez son más los invernaderos digitales. Una
vez que se diseñan y desarrollan las plantas, pasan
al vivero o a los invernaderos. La naturaleza con-
trolada (a muy alto costo) de los invernaderos los
convierte en un “ambiente” excelente para imple-
mentar herramientas digitales como sensores
para monitoreo constante, siembra y rocío roboti-
zados, sistemas programados de riego y distribu-
ción de nutrientes. Las herramientas digitales de
los invernaderos se están trasladando a la creación
de otros entornos de cultivo interior controlado
Invernadero digital
y granjas verticales2
La cadena de valor agroalimentaria digital 2

a gran escala, como las granjas verticales en
muchos países de Europa, que reciben tanta
propaganda en medios masivos de comunicación.
Cultivan verduras, bayas y frutas de gran valor
comercial en bodegas o invernaderos mediante
diversas técnicas hidropónicas. No usan campos
de cultivo. La mecanización digital afirma que
puede eliminar costos, comenzando por la mano
de obra. En la visión industrial, hacer agricultura
con personas se considera una forma costosa de
cultivar alimentos. La digitalización, en teoría
mejora la eficiencia del cultivo con ciclos cortos
de crecimiento que requieren determinadas
semillas e insumos.
Al situar estas granjas verticales en las ciudades
o cerca de ellas, los alimentos cultivados “digital-
mente” se venderán como vegetales de producción
local o sostenible a los consumidores urbanos. Sin
embargo, hidropónico no es sinónimo de orgánico:
lo más seguro es que contenga fertilizantes sintéti-
cos y diversas cantidades de agrotóxicos.
La cadena de valor agroalimentaria digital
Cultivar con agricultura 4.0
Gran parte de la inversión de digitaliza-
ción en agricultura gira en torno a lo
que el Foro Económico Mundial
denomina agricultura 4.0 o agricul-
tura de precisión, que es la agri-
cultura que utiliza robots,
drones, tractores autodirigi-
dos, bots de recolección y sen-
sores en entornos agrícolas
abiertos, entre otros dispositi-
vos informáticos y/o automati-
zados. En internet hay muchas
variaciones exageradas de
este paisaje agrícola automati-
zado: un agricultor (hombre, blanco)
solitario, sosteniendo un iPad desde el
que controla las máquinas y vehículos, supervisa
sus campos y examina diligentemente la informa-
ción que le llega. Hay distintas versiones de esto
pero todas con la misma narrativa subyacente.
En el centro de estos sistemas se encuentran las
plataformas agrícolas digitales, como FieldView de
Bayer-Monsanto, que utilizan procedimientos de
inteligencia artificial para dar consejos a los agri-
cultores. Dan la impresión de que pueden propor-
cionar una visión de toda la operación agrícola para
que los productores tomen “mejores decisiones”,
pero en realidad esa “visión” se la está dando a la
agroindustria: panoramas de los diversos
sistemas agrícolas para que las plataformas emitan
recetas que se adaptan a sus intereses comercia-
les, incluyendo vincular a los agricultores en acuer-
dos de varios años con la promesa de créditos de
carbono o precios garantizados, además de lo que
ya hacían por otros medios: promover el uso de sus
semillas patentadas, híbridas o transgénicas junto
a sus agrotóxicos.
Todas las grandes empresas del sector agrario
tienen ya sus plataformas digitales de software:
las empresas de semillas y agrotóxicos, los gran-
des fabricantes de maquinaria, los gigantes de los
fertilizantes. Y aunque algunas afirmen que no
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revenderán la información individual de cada agri-
cultor, sí harán agregación de datos, que es el
producto más rentable. Reúnen información que
utilizan y venden, una de las transacciones más
jugosas para las empresas metidas a lo digital.
Además de la plataforma en sí misma y los dispo-
sitivos conectados (drones, sensores, cámaras y
otros), con los datos que toman del campo, esti-
mulan a que las personas desde la finca o parcela
les proporcionen aún más información. FieldCat-
cher de Bayer es una aplicación en la que agricul-
toras y agricultores toman fotos de enfermedades
o plagas en sus cultivos y Bayer las combina con
datos de localización para precisar sus conoci-
mientos sobre enfermedades y diferentes plagas
que se están propagando. Eso resulta en una
nueva mercancía que la plataforma ofrece como
producto propio.
A medida que los robots agrícolas, la maquinaria
autodirigida y los drones mapeadores o rociadores
de pesticidas se despliegan en los campos, uno de
los primeros impactos es la sustitución de trabaja-
doras y trabajadores agrícolas. Por ejemplo, en
Estados Unidos, en el estado de Washington,
están acaparando inmensos campos de cultivos
hortícolas para replantarlos y adaptarlos mejor a
los recolectores robóticos. Los jornaleros, a los
que se les dijo que eran esenciales en la pandemia,
están siendo sustituidos por robots. Y la naturale-
za está siendo “reorganizada” según los requeri-
mientos de las máquinas. Hay cada vez más drones
en las plantaciones industriales América Latina, y
en los campos de arroz del Sudeste Asiático. Y
como los drones no solamente rocían agrotóxicos
sino que pueden vigilar, esto significa imponer
nuevos medios de coerción a trabajadoras y traba-
jadores de la cadena alimentaria, especialmente
en las plantaciones.
El crecimiento de la ganadería digital es explosivo
en países clave como China, Australia y en partes de
América Latina donde Alibaba (consorcio chino)
está invirtiendo y detonando una completa trans-
formación pecuaria. Las herramientas digitales en
este caso son, entre otras, reconocimiento facial
de reses y cerdos, sensores y cámaras para
detectar la propagación de enfermedades en
las instalaciones de animales confinados,
etiquetas digitales para rastrear pollos y
venderlos a través de cadenas de bloques
(blockchain). Este tipo de proyectos se
apodan internet de las vacas (o de los
cerdos o cualquier otro animal de crianza
industrial). Monitorear individualmente la
salud y movimientos del ganado mediante un
dispositivo colocado en el cuello se practica
ampliamente en algunas partes de China, así como
en Brasil y Argentina. Dispositivos similares tam-
bién pueden implementarse para las vallas eléctri-
cas: cuando un animal se acerca a los límites que
establezca el ganadero, el dispositivo emite una
pequeña descarga que lo hace replegarse. Por
supuesto ya se usan drones para el pastoreo de
ovejas y vacas.
Cría digital de animales4
La cadena de valor agroalimentaria digital 4

Empresas como Cargill, COFCO y ADM se
encuentran entre los actores más poderosos de
la cadena alimentaria mundial que están
reconvirtiendo su eslabón a la actividad
digital.
Además de automatizar el transporte,
descarga y manejo de granos con robots y
sensores, la inmensa burocracia del
comercio global también se está
digitalizando. Los comerciantes de grano y
ganado han invertido mucho en cadenas de
bloques o blockchains.
Las blockchain son libros de contabilidad en línea
que se copian simultáneamente en miles o cientos
de miles de computadoras. Cada transacción
Comercio digital de commodities /
cadenas de bloques5
La cadena de valor agroalimentaria digital
Hay proyectos que proponen registrar y vincular toda la cadena alimentaria industrial en blockchain.
Uno de ellos es la red TraceHarvest, lanzada por Bayer, que usa el servicio de nube de Amazon,
(AWS), y cuyo objetivo es rastrear los alimentos desde la semilla hasta el estómago. El proyecto
TraceHarvest se ejecuta con la infraestructura de cadena de bloques Ethereum, lo que puede
enredar el suministro mundial de alimentos con los criptomercados y todos sus riesgos.
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comercial es un bloque de información (es decir,
un eslabón de la cadena) de la que todos los usua-
rios reciben aviso, por lo cual puede vigilarse de
extremo a extremo. Este sistema lo usan masiva-
mente empresas de productos alimentarios que
presentan el servicio como “trazabilidad”. Otra
función que tienen las cadenas de bloques es
habilitar los “contratos inteligentes”, en los cuales
se vigila cada paso del proceso de producción y
distribución de las mercancías. Pueden utilizarse
para establecer acuerdos legales entre compra-
dores y vendedores sin la participación de inter-
mediarios humanos y luego instruir a la maquina-
ria para que ejecute esas transacciones. Covantis
es el sistema de blockchain que usan las más
grandes empresas de comercio de productos
alimentarios.
Las cadenas de bloques también se están
probando en el comercio a menor escala de
productos orgánicos, a veces con la participación
de organizaciones sin fines de lucro y organizacio-
nes de agricultores bajo algún proyecto de la FAO.
Esto se presenta como una colaboración que
podría ser vista como práctica anticompetitiva
para la fijación de precios comunes y denuncia de
abusos. Sin embargo, las prácticas anticompetiti-
vas que definen la fijación de precios y la colusión
ni siquiera se han actualizado para adaptarse a lo
que está sucediendo con la aplicación de block-
chain en el comercio. Usar blockchain significa
integrar el comercio de alimentos en montajes de
internet, varios de los cuales han mostrado ser
burbujas fraudulentas que incluyen sistemas de
criptodivisas y las llamadas “finanzas descentrali-
zadas”. Al contrario de las afirmaciones de que
son sistemas inviolables, hay muchas estafas
alrededor de las cadenas de bloques y transaccio-
nes con criptodivisas que están saliendo a la luz.
La cadena de valor agroalimentaria digital
Producción y procesamiento digital de alimentos
El procesamiento de alimentos lleva
mucho tiempo utilizando la automatiza-
ción y la química sintética y ahora está
añadiendo herramientas digitales y
biodigitales. Los robots de preparación
de alimentos pueden aprender de los
trabajadores de las fábricas y luego sus-
tituirlos. En esta etapa es significativo el
uso de datos e inteligencia artificial para
diseñar por computadora nuevas proteí-
nas o nuevos sabores o ingredientes
que puedan fabricarse mediante
química sintética y biología sintética,
como la producción de “proteínas alternativas”,
es decir, alimentos ricos en proteínas, procesa-
dos a partir de plantas, insectos, hongos o
mediante técnicas de cultivo celular o fermenta-
ción (mediante biología sintética), destinadas a
reemplazar o coexistir con proteínas convencio-
nales de origen animal y pesquero en el mercado.
Hay impresoras de tercera dimensión (3D) que
están experimentando para imprimir sushis, pizza
o hamburguesas. Hay enormes inversiones en
este rubro de las proteínas falsas.
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La distribución de alimentos y
el almacenamiento de comes-
tibles también se están auto-
matizando. Amazon, líder en
la digitalización de la distribu-
ción, es una de las principales
empresas de robótica del
mundo por el uso que hace de
robots para rastrear, empa-
quetar y enviar artículos,
incluyendo alimentos en tien-
das de comestibles. Aunque los
almacenes de Amazon comienzan a sindicali-
zarse, los trabajadores son dirigidos por algorit-
mos que les dicen a dónde ir y qué hacer. La mayor
parte de las tareas y operaciones, cuando no están
dirigidas por algoritmos, están robotizadas. La
presencia de robots en los almacenes de Amazon
tiene un gran impacto en los trabajadores. Los
estudios muestran que estar con robots sube las
expectativas de la cantidad de trabajo que se
espera de un humano; adicionalmente, aumentan
Distribución digital
y robotizada de alimentos7
La compra digital de alimentos frescos y
procesados aumentó enormemente
con la pandemia y se podría convertir
en la norma, especialmente para los
consumidores urbanos y quienes
tienen acceso a internet. Las
mayores tiendas de comestibles en
línea del mundo son Amazon y Aliba-
ba, ambas plataformas tecnológi-
cas, seguidas de cerca por Wal-
mart con sus tiendas “de ladrillos”
(físicas). Aún con el aumento expo-
nencial de ventas en línea durante la
Almacén digital8
La cadena de valor agroalimentaria digital
los accidentes laborales debido a las frecuentes
lesiones por chocar con robots y a que los trabaja-
dores tienen un rango de movilidad muy restringi-
do en las estaciones de trabajo. Todo esto da
pistas sobre lo que podría ocurrir a medida que
otras personas empleadas en la cadena alimenta-
ria trabajen cada vez más junto a robots en dife-
rentes configuraciones.
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Las tecnologías digitales crearon un eslabón com-
pletamente nuevo en la cadena alimentaria indus-
trial, que además se potenció con la pandemia: la
entrega digital de alimentos. Sin embargo, desde
el principio el modelo de negocio del sector de la
entrega de alimentos se erigió sobre la logística y
el comercio electrónico y no sobre el servicio de
alimentos. Pero con todo y enormes inversiones y
el aumento de las entregas durante el confina-
miento por Covid-19, la entrega de alimentos no
parece lograr ganancias. Para avanzar a la renta-
bilidad, el sector está sumando a las entregas
mercancías tanto frescas
como no perecederas
así como productos
de farmacia.
Si bien los trabajadores en los almacenes de
Amazon ya son controlados algorítmicamente y no
cuentan con casi ninguna protección laboral, el
plan es prescindir al máximo del trabajo humano,
sustituirlo totalmente por bots y drones de entre-
ga, algunos de los cuales ya operan en colegios o
campus de algunos países desarrollados.
La entrega digital de alimentos está recibiendo
flujos enormes de inversiones debido a que se
considera una oportunidad para conocer patrones
de consumo y manipular a los consumidores, para
hacerlos adictos a ciertos alimen-
tos creando y luego saciando
sus deseos en muy poco
tiempo luego de pulsar
un botón de compra.
Delivery digital9
pandemia, las ventas de Walmart en sus tiendas
físicas siguen siendo diez veces lo que Alibaba
gana con sus comestibles en línea. A modo de
comparación, a mediados de 2021, las ventas
anuales de comestibles en línea de Alibaba eran de
20 mil 600 millones de dólares, mientras que las de
Amazon se estimaban en 14 mil 500 millones de
dólares y las de Walmart estaban en 10 mil 100
millones de dólares. Sin embargo, esta distinción
entre las compras en línea y en tiendas físicas está
desapareciendo poco a poco. Los supermercados
digitales como Amazon han comprado cadenas de
tiendas de comestibles físicas, como Whole Foods
en Estados Unidos, y han establecido al mismo
tiempo tiendas digitalizadas como Amazon Fresh,
donde carritos de compra inteligentes rastrean y
cobran al instante los comestibles que se introdu-
cen en ellos. En suma, se prevé que en 2030 los
mayores nombres de la alimentación en físico y en
línea serán Amazon, Alibaba y Walmart.
La cadena de valor agroalimentaria digital 8

Lo que nos lleva al último eslabón que se está
digitalizando: nosotras y nosotros mismos. La
inmensa riqueza de los actuales gigantes
digitales se construye en gran medida
explotando los datos que se obtienen de los
usuarios de internet, sobre sus deseos y a
qué ponen atención, mediante la
interacción en redes sociales y otros
programas informáticos diseñados
para crear una adicción al mundo
digital muy similar a la adicción a las
drogas. Por ejemplo, hay
configuraciones de circuitos de
recompensa que estimulan la dopamina.
Todos los “gigantes de los datos” –las
grandes empresas tecnológicas–
conocen ya lo suficiente sobre sus usuarios para
construir miles de millones de los llamados
gemelos digitales”: datos específicos sobre cada
individuo que les permiten manipular sus
preferencias de dieta, sus antojos y/o activar sus
emociones en torno a la comida. Uno de los usos
más notorios de los gemelos digitales es la
manipulación del comportamiento individual por
parte de Cambridge Analytica, por ejemplo, ese
escándalo en el que una empresa de Big Data se
enfocó en millones de votantes individuales de los
que había construido modelos psicométricos con
el fin de cambiar su comportamiento de voto. Un
modelo similar es lo que las empresas del sector
El consumidor digital
de alimentos10
La cadena de valor agroalimentaria digital
alimentario, junto a las tecnológicas, están
construyendo para influir en las elecciones de
consumo alimentario. Es urgente reflexionar sobre
la aplicación de estas manipulaciones en la
alimentación.
La información que tenemos sobre estos
procesos debería suscitar todo tipo de preguntas
sobre la digitalización de los sistemas
alimentarios. Qué significa para los derechos de
los trabajadores, qué significa para la soberanía
campesina y alimentaria, y para la autonomía y
dignidad de los consumidores, y el poder de las
corporaciones.
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Conclusiones
Tres preguntas cruciales ante la digitalización
de los sistemas alimentarios
Hay al menos tres preguntas cruciales que tene-
mos que plantear, mientras aumenta exponen-
cialmente la dependencia a las redes digitales, a
la conexión constante a internet y la recolección
de datos.
En primer lugar, hemos visto cómo se caen
partes importantes de internet: gigantes como
Facebook (Meta) se desconectan por horas o días
y los sistemas monetarios, de institucionales de
gobiernos enteros son hackeados. Las fallas en el
flujo satelital de información son frecuentes.
¿Qué puede pasar si se cae el internet y nuestro
sistema alimentario, desde la producción hasta la
mesa depende del universo digital?
En segundo lugar, ¿qué pasa si algo sale inexpli-
cablemente mal? El uso de la inteligencia artificial
en toda la cadena alimentaria crea un riesgo muy
particular. Cómo se configura la toma de decisio-
nes con inteligencia artificial o con el sistema de
aprendizaje automático es un proceso opaco y
difícil de comprender. Los resultados de estas
iniciativas automatizadas pueden ser espectacu-
larmente erróneos. En noviembre de 2019 y en
abril de 2021 automóviles no tripulados de Uber y
Tesla respectivamente, ocasionaron accidentes
mortales. En el caso de Uber, su software no iden-
tificó que la persona era un ciclista. Uber, que
entonces estaba probando el coche, afirmó que
no tenía ninguna responsabilidad porque fue el
algoritmo quien tomó la decisión. El accidente de
un coche conducido por inteligencia artificial es
algo trágico, el accidente de un sistema
alimenta-rio conducido por inteligencia artificial
podría ser una catástrofe de proporciones
impensables.
En última instancia, la pregunta más
importante para el tema que nos ocupala
digitalización en la agricultura y la
alimentación— es: ¿cómo se ajusta esta
visión de un sistema alimentario digi-tal a
nuestras realidades y valores sobre el dere-cho
a la alimentación, la soberanía alimentaria, la
justicia climática y la justicia digital?
Hay muchas más interrogantes en torno a la
digitalización de la agricultura. ¿Se pueden refor-
mular herramientas que son concebidas para
eliminar la participación humana? ¿Cuánta es la
destrucción ambiental y el costo energético que
conlleva la digitalización de
la agricultura?
El 70% de la alimentación y la nutrición que
sos-tiene a la humanidad proviene de sistemas
alimentarios no robotizados, no automatizados,
que persisten por la participación central de
familias, comunidades, pueblos indígenas y
redes de cuidados descentralizadas. ¿Hay
aspectos de la tecnología digital que podrían
potenciar esto? Es fundamental debatir desde
perspectivas críti-cas, sobre estas interrogantes
y otras que plan-tea esta ola tecnológica, al
tiempo que reconocer las fuertes amenazas que
ya está significando y actuar sobre ellas.

 


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