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Venezuela: Nosotros(as) no queremos que nos gobiernen, queremos gobernar

Armando J. López M. :: 24.12.22

Queremos gobernarnos, “no queremos ser gobernados de la forma hasta ahora dada”. Es imperioso liberarnos de la autoridad totalizante que nos deshumaniza apenas toman el poder; por lo tanto, los autogobiernos deben ser práctico-políticas inmediatas desde la comunidad, tales como en: salud, educación, cultura y producción. Queremos gobernarnos con el “Vivir Bien” y no con el vivir mejor vendido por la “estética del consumo” de los poderes actuales y para derrotarlos no hay que tomar el “poder político” porque nosotros y nosotras, en soberanía, somos el poder creador, “criador” y liberador.

Nosotros(as) no queremos que nos gobiernen, queremos gobernar

El gobierno es desde la comunidad, de la gente y para la gente.

Hablando de formas de gobiernos, en la manera actual, estos nacieron y se mantienen desde la dominación y el control de todo. Se han hecho múltiples juegos de palabras en un cambio que busca un reacomodo intersubjetivo: de “obediencia legitima” hasta la democracia representativa, derivando en la protagónica; como también, en los fundamentalismos religiosos occidentales y orientales y todo continua igual en cuanto a la vigilancia y control de la multitud quien se hastía a veces y revienta en mil pedazos las estructuras “sociales” dadas, para entrar en la densa calma y abrirle paso a los nuevos “amos y patrones”.

Es alucinante “… del hechizamiento de lo real o de una vasta mascarada de la apariencia que dormita en todo aparecer la atraviesa de una parte a otra”. Por qué esta manía humana de hacer el mal que no desea en lugar del bien que anhela y esa va para “buenos y malos”. Más ingenuo es pensar, dada una forma de gobernar activa, el pretender una nueva espiritualidad en los recientes “patrones” ungidos por nuestra voluntad para gobernarnos, cuando estos han apostado su cargo público al “hechizo retórico” y a la magia de los medios de comunicación, afirmados por un poder central, omnipresente y olímpico.

“No hay dominados, hay una toma de posición por parte del sujeto ante la situación”. Condición patente, cuando imaginamos una posibilidad de conseguir soluciones que se desprenda del cielo-Estado, donde los “filantrópicos” gobernantes nos ayuden a salir de las “penurias” asfixiantes, urgidas mediante las plegarias en campañas electorales; en otras palabras, nuestra realidad histórica y social es un espejo donde lo visualizado es nuestro rostro ahora convertidas en instituciones, todas ellas a “nuestra imagen y semejanza”. Esta es la posición propia asumida por el pueblo ante la situación nacional vigente, es “un eterno retorno a lo mismo”, período tras período, gobierno tras gobierno.

Hasta ahora, hemos delegado en el “súper hombre” y en “la voluntad de poder” resolver nuestras “angustias” cotidianas. Estos “súper” se yerguen como gigantes sobre nosotros -luego de bañarlos de votos- nos convierten en enanos, en infantes, nos toman de la mano y nos guían a la autoinmolación en nombre del sacrosanto consumismo, sembrado en nuestras memorias como un sacrificio inevitable para evitar que el dios capital nos devore totalmente. Es incomparable la proporción, en relación a todos los sacrificios humanos hechos por nuestras culturas originarias, durante milenios, con la destrucción vertiginosa de la vida ejecutada por la modernidad en estos últimos 5 siglos.

Y cuando al final, se consuma la autoliquidación terminamos siendo los responsables y los culpables, por lo tanto no hay escapatoria en esta lógica binaria (vida-muerte), vigente en la lucha entre capitalistas y progresistas; el capital, como fenómeno económico de explotación de la naturaleza y el trabajo es equivalente a muerte; ahora, los “progresistas”, venden una idea de transformación de la “sociedad” en nombre de la economía, de la democracia y del desarrollo humano; no obstante, la explotación y la destrucción de la naturaleza son premisas necesarias para el “vivir mejor” del pueblo en un subrepticio beneficio dado al 1% dominante, mundialmente. Su modelo es la “democracia” norteamericana, eso de darle poder al pueblo no es, eso no va!!! Al que se le ocurra hay que aniquilarlo.

“Cómo salimos de este laberinto”, hay diferentes opciones, perspectivas, desde construcciones pasando por un “capitalismo más humano”, un “Estado Comunal” y “fundamentalismos religiosos”, sin dejar por fuera la tendencia “neo-fascista” la cual cuenta con una facilidad de encubar su maldad en las propuestas vigentes esperando el mejor momento para asumir su rol destructivo. Es un debate teórico en la perpetua pugna entre “derechos y zurdos”, conceptos madurados ya desde hace 233 años con un interesante balance: “lo mismo”. Es urgente y necesaria, la re-conceptualización y re-semantización de la “izquierda”, en una praxis enfocada en la extinción de la sociedad burguesa.

Entonces, ¿salir de laberinto será por donde se entró, se cuenta con el hilo de Ariadna para la reversa y escaparse de esta lógica perversa? Una posibilidad, formula practicada, con trayectoria milenaria, pero desgajada y segregada por la intelectualidad moderna, original y copia, como una irrealidad del ámbito teológico, este es la opción de “Comunidad”, tanto como experiencia europea como en el Abya Ayala. Aquí es imprescindible abrir otro debate, necesario y obligado, entre sociedad y comunidad; por ahora, no se visualiza esta apertura en un diálogo intercultural, aunque en sur de la “tierra de gracia” se esté rescatando prácticas contundentes en esta dirección.

Temas importantes para abordar esta posible “salida del laberinto”, consiste en revisar la cosmovisión andino-amazónica, meso americana y caribeña. Estas culturas coinciden entre sí en aspectos fundamentales en lo en lo práctico-espiritual: concepción de la vida, la Pacha mama, energía vital, el trabajo, el tiempo, el dinero, la riqueza, la educación, la paz, la guerra, la relación con el cosmos, política, la ética y la religión, entre muchos. En este modo Comunitario porta un tipo de sujeto capaz de sumar en la transformación y redención de los agravios infligidos a nuestra gente por largos 500 años. No es que nos convirtamos en “indígenas” sino subsumir, en la trama comunitaria, las milenarias prácticas en cuanto a la afirmación de la vida, las que fueron truncadas y arrebatadas por los genocidios desde 1492, hasta la fecha.

Es en la comunidad, en la que vivimos, donde se re-encuentran lo mejor del pasado con lo presente para anticipar el camino de la liberación humana. Y es en este ámbito integral donde se debe construir, día a día, el “entramado comunitario” lleno de vida, de afectos y solidaridades; de allí parte otra educación tanto otra, un nuevo “cosmocimiento” en la recuperación del equilibrio con el universo. No hay más. Es en el intercambio con el de al lado, en un “cara a cara” de nosotros y nosotras con la madre tierra en la “crianza” de: relacionalidad, correspondencia, complementariedad y reciprocidad, es de donde nace una posibilidad de otro mundo urgentemente necesario.

Lo medular de la cuestión es, cómo encajamos en la familia, en la escuela y la comunidad una manera de “existir” distinta a la actual, un “senti-pensar” capaz de llevarnos a relaciones humanas ajenas a la individualizada, haciendo aportes en valores prácticos y principios bio-éticos, donde todos gocemos de la felicidad deseada, de la tranquilidad y seguridad de llevar una vida digna. Comencemos con prácticas educativas críticas de cómo debe ser la familia en comunidad, la cual ha de ser reforzada por el maestro en la escuela, es una integración del poder alineada en la relación: familia-escuela-comunidad y esto se va a traducir en una actitud muy distinta frente al trabajo como tal, en el proceso de producción y reproducción de la vida.

En ese sentido es que queremos gobernarnos, “no queremos ser gobernados de la forma hasta ahora dada”. Es imperioso liberarnos de la autoridad totalizante que nos deshumaniza apenas toman el poder y eso es responsabilidad de todos y todas; por lo tanto, los autogobiernos deben ser práctico-políticas inmediatas desde la comunidad, tales como en: salud, educación, cultura y producción. Queremos gobernarnos con el “Vivir Bien” y no con el vivir mejor vendido por la “estética del consumo” de los poderes actuales la cual es condición necesaria para su eternización y para derrotarlos no hay que tomar el “poder político” porque nosotros y nosotras, en soberanía, somos el poder creador, “criador” y liberador. Todas las instituciones del Estado emanan de nosotros y nosotras es decir de la soberanía. Lo que necesitamos es un pueblo con fe en sí mismo!

La naturaleza o la Pacha Mama llegó a la extremo de la “rebelión de sus límites”. Ya el camino no se traduce en criterios de desarrollo, progreso y crecimiento infinito, debemos desde la Comunidad planificar para una vida justa y sostenible para futuras generaciones y estas venideras deben cultivarlas y mejorarlas acorde a su tiempo. El planeta ya está pasando factura a las condiciones ambientales aptas para continuar pisando esta tierra. La ciencia debe ser consagrada a la vida y la tecnología la seguridad de alcanzar este objetivo, de nada servirá asegurar riquezas en un planeta que ya no tiene utilidad ni sentido dicha acumulación. Rozamos con la frontera donde no hay retorno..!

 

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