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La muerte de la rebelión, de la crítica y de la revolución

Raúl Prada Alcoreza :: 07.01.23

La rebelión anticipa a la revolución, es la energía de la revolución. La revolución es permanente mientras la rebelión la sostenga, la impulse y la proyecte. Cuando la revolución se institucionaliza, cuando se hace Estado, se desentiende de la rebelión, la inhibe, la apaga y termina matándola. Cuando ocurre esto muere también la revolución pues su corazón, la rebelión, ha dejado de latir. En vez aparece el monstruo de la impostura, es Estado policial, después el totalitarismo.

 
La muerte de la rebelión, de la crítica y de la revolución
 
Raúl Prada Alcoreza
 
La rebelión anticipa a la revolución, es la energía de la revolución. La revolución es permanente mientras la rebelión la sostenga, la impulse y la proyecte. Cuando la revolución se institucionaliza, cuando se hace Estado, se desentiende de la rebelión, la inhibe, la apaga y termina matándola. Cuando ocurre esto muere también la revolución pues su corazón, la rebelión, ha dejado de latir. En vez aparece el monstruo de la impostura, es Estado policial, después el totalitarismo.
Los funciones de la monstruosidad estatal del Estado policial buscan legitimarse invistiéndose de “revolucionarios”, a quienes han perseguido y asesinado. Sobre el cadáver de sus víctimas, las vanguardias de la revolución, edifican la tiranía de una burocracia gris, que solo atina a la propaganda para parecerse en algo a lo que fue una revolución.
Al desaparecer la rebelión desaparece la crítica, que es una de las prácticas de la rebelión. Desaparece la reflexión y el pensamiento. La burocracia del Estado policial sustituye estos vacíos con adefecios discursivos, ideología instrumental de la burocracia. La impostura ha llegado lejos. Se aplasta al pueblo a nombre de una revolución que ellos mismos asesinaron.
Se experimenta la dominación artificial del mundo bizarro, donde los asesinos se invisten de “revolucionarios”, empero para continuar con el modo de producción capitalista, dirigido por la burocracia. Lo hacen a su estilo, inaugurando la versión de la escasez del modo de producción capitalista, en contraste con la versión de la abundancia del mismo modo de producción.
En la periferia de la geopolítica de Sistema mundo capitalista el mundo bizarro adquiere connotaciones barrocas. Las burocracias son populistas y convocan al pueblo recurriendo al mito mesiánico del Caudillo. La burguesía rentista gobernante se inviste folcloricamente de símbolos culturales para legitimar su forma clientelar de gobierno. También se hace desaparecer la rebelión y la crítica, se asesina el proceso de liberación en las primeras de cambio. La única alternativa que tiene para mantenerse en el poder es, además de la propaganda y publicidad compulsiva, el recurso a la violencia. Lo hacen a nombre de un proceso de cambio que no se dio, que fue truncado por los propios gobernante y representantes de la “revolución democrática y cultural “.
Asistimos pues, en plena decadencia de la civilización moderna, en plena clausura del sistema mundo capitalista, en plena crisis del Estado, a las manifestaciones más grotescas del círculo vicioso del poder, que busca prolongar su agonía con el artificio del espectáculo mediático y el incremento de la violencia, el terrorismo de Estado.

 

 

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