Kirchner asume este domingo como presidente de Argentina, y su padrino Duhalde ha efectuado dos movidas aparentemente desconectadas entre si, pero que tienen que ver con la configuración del nuevo contexto, donde los malos están en el extremo izquierdo y en el extremo derecho, en tanto ellos, los ‘demócratas’, están en el punto cierto, en las instituciones.
La primera movida fue el indulto a Gorriarán y Saneidín, el primero un guerrillero de orientación guevarista y el segundo un fascista de tomo y lomo. El juego del gobierno ha sido bastante obvio de pretender mostrar que ellos son los buenos, que están ofreciendo la paloma de la paz a todo el mundo y sueltan de la prisión a los símbolos de lo que debe ser negado, los extremos que deben ser repudiados por la sociedad, como que la democracia le tiende la mano a esos dos polos ‘negativos’ de la sociedad y dejando sus figuras en libertad se muestra magnánima, condescendiente y superior, pues tiene el poder de agarrar y soltar cuando le venga en gana, y convoca a todos a dejarse de pendejadas y venir al sancto santorum de la democracia de las instituciones.
Ese juego simbólico de valorización de la democracia que estaría amenazada por ambos lados, pretende esconder que el antagonismo real es entre el capital y sus instituciones contra los pueblos, desdibujar las contradicciones reales para sumar a la población al proyecto regional de estabilización del capital y aniquilamiento de la resistencia, la que crece desde abajo en todas partes y que no ha podido ser parada por la fuerza de los golpes y dictaduras militares. Esas golpes militares no vinieron para impedir la victoria de los comunistas y de los guerrilleros, sino para contener la insatisfacción de los pueblos del continente, que se lanzaron a la ofensiva firmemente después de la revolución cubana que hoy se ha estabilizado y constituye el país más avanzado de América Latina en una serie de indicadores sociales, mientras en los demás países seguimos comiendo mierda.
Los cubanos nos enseñaron que al enemigo se le derrota con el pueblo movilizado, con organización y fuerza popular desde abajo y desde el inicio con el Che a la cabeza nos estimularon en todas partes para dar la más férrea lucha sin cuartel contra los estados, los gobiernos y el capital. El propio Guevara consideró su deber dejar su puesto de alto dirigente de la revolución para venir al seno de nuestra Abya Yala a empuñar el fusil y unirse a campesinos y otros grupos insurgentes para apoyar la extensión de la insurgencia continental.
La izquierda reformista de la época se vio entre dos aguas, o continuar apoyando los proyectos de conciliación y frentes populares para dirigir los procesos desde arriba o sumarse a Guevara y las guerrillas que crecían en todas partes. Algunos, muchos, optaron por dar la espalda, como Mario Monje, secretario general del Partido Comunista Boliviano, que se había comprometido con el Che a articular la lucha en todo el país, movimiento obrero, campesino, estudiantes, en fin, en coordinación con el foco guerrillero. El Che partió y cuando estaba arriba, Monje, el grandísimo traidor, dijo que no, que no lo iba a hacer, que el Che y el ELN estaban pasando por encima de toda la tradición de lucha del pueblo boliviano, de su partido comunista, en fin, mil pretextos. La guerrilla en el monte quedó abandonada, y luego los muy desgraciados comenzaron a decir que la idea del Che era enmontañarse en solitario y de ahí dar una de vanguardia para ‘llamar’ al resto. Hay que ser cínico. Hay que preguntarse como es posible que el Partido Comunista Boliviano, que se había comprometido a apoyar al ELN y trabajar juntos, contando como testigos a los propios miembros del Partido Comunista Cubano, pues el acuerdo fue hecho en La Habana, se dieron vuelta la chaqueta así tan tranquilamente. Se burlaron no sólo del Che, del ELN, de los pueblos latinoamericanos, sino también del partido cubano. Esa parte aún deberá ser aclarada, nosotros no estamos por dejarla pasar como algunos. Ya llegará el momento de cobrar esas cuentas.
Los cubanos continuaron apoyando la lucha desde abajo, pues ya que los aislaban en la OEA y los bloqueaban, en fin, justo era que su alianza principal fuese la lucha de los pueblos desde abajo. Pero las amenazas y la diplomacia internacional dijeron otra cosa. Presionaron a los cubanos y los criticaron por su apoyo a las guerrillas. Los bloquearon y les impidieron su desarrollo, además desarticularon el llamado campo socialista con lo que los aislaron. La salida de los cubanos y la ruptura del bloqueo ha sido hábil, han conseguido establecer lazos con los más diversos países y en parte han conseguido neutralizar las agresivas campañas contra el capital en general, y en particular contra USA, país que se los quiere tragar de cualquier manera y no se detiene en las aventuras de agresión y amenazas de invasión.
Así los cubanos han debido desarrollar una política de estado, donde las relaciones económicas y diplomáticas con el resto de los países deben responder a determinados cánones y los cubanos han sabido integrar el lenguaje democrático y de derecho internacional que utiliza el poder en su acción de engañar a los pueblos del mundo. Ya no es la época del representante cubano sacándose el zapato y golpeando la mesa en los encuentros de la diplomacia internacional. Si los cubanos no hacen eso de adaptarse a las malditas circunstancias con que les organizan el bloqueo y la agresión, quedan más aislados y son fácil presa del apetito exterior. Es una necesidad. Lo que es diferente de hacer de eso una política para la lucha desde debajo de los pueblos que enfrentan a esas instituciones democráticas. Por ejemplo, si un grupo de izquierda en Venezuela dice que hay que apoyar ciegamente a Chávez porque eso es bueno para los cubanos, estaría muy equivocado, o ahora, si alguno dijera que hay que apoyar a Kirchner porque abre espacio a Cuba, también estaría equivocado.
Por qué entonces, luego de soltar a los extremos ‘malvados’ de Gorriarán y Saneidín, es invitado Fidel al acto presidencial donde asume Kirchner. Obviamente porque ahora para los argentinos Cuba no está en ningún extremo, sino que forma parte del campo ‘democrático’ institucional. Ya hemos dicho en comentarios anteriores que la salida del capital en América Latina es la contención de las luchas de resistencia y un nuevo programa de alianza de clases, tipo frente popular que incorpore un sector de las izquierdas a espacios de poder desde donde negociar privilegios de algunos sectores, o sea, el capital y sus gobiernos, cooptan una parte mínima del movimiento popular, especialmente la que está subordinada a los partidos reformistas, así como el PT y la CUT en Brasil, la CTA en Argentina, el Partido Socialista en Chile, el Frente Amplio en Uruguay, y el bolivarismo, claro, nueva forma de actuación que nace de una fracción militar venezolana que ante la sublevación de masas en el país se vio ante dos salidas, o hacer un nuevo golpe militar, siguiendo la vieja tradición brasileña, argentina y chilena, o hacer un nuevo golpe militar con cara de progre, tipo Torrijos en panamá, que representaba un sector de la burguesía local que disputaba con otro los beneficios del canal, como hoy en Venezuela un sector del capital disputa con el otro los beneficios del petróleo. Los milicos optaron por sumarse a uno de los bloques y la izquierda llegó otra vez, igual que en Panamá, a decir que ahora Chávez es el progre.
Las relaciones de Cuba con Panamá en la época de Torrijos fueron óptimas, aún sabiendo que los milicos se habían plegado a una fracción burguesa y asumían la representación política de ellos en las instituciones del estado.
Perfectamente sabían los cubanos, como toda la izquierda del continente, que en Panamá el proyecto pasaba por subordinar la lucha de clases a la alianza con un sector del capital, y por esa vía se refuerza el reformismo a nivel continental. Distinta es la actitud de los cubanos, que es correcta en la defensa de sus conquistas y a mi entender hay que apoyarlos y defenderlos, pues como he dicho, son el ‘ultimo mohicano’ del socialismo de estado, pues los próximos procesos socialistas serán diferentes por las dinámicas distintas de auto-organización social por la base en el continente, y ambos son complementarios, no hay contradicción entre que apoyemos a Cuba y sigamos construyendo un poder popular con capacidad de derribar los gobiernos. Esa capacidad y objetivo de derribar nuestros gobiernos es de nuestros pueblos, y no podemos pedirles a los cubanos que apoyen o se sumen a esa dinámica, sería ridículo, pues ya he dicho que ellos deben apoyarse en las relaciones con las instituciones que nos dominan.
Pero, por el otro lado tampoco podemos pedirle a los cubanos que nos digan lo contrario, o sea, que apoyemos dentro de nuestros países a las burguesías, a los empresarios, a los gobiernos. Los cubanos no nos van a decir eso, pues también sería ridículo.
Pero parte importante de la izquierda del continente ha entendido que para apoyar a los cubanos hay que apoyar ciertos gobiernos desde abajo y sumarse a los empresarios que harán negocios o relaciones diplomáticas con Cuba y ha surgido un sector que se ha reunido en Ecuador y ya tienen algún tiempo intentando convencer a los pueblos latinoamericanos de que hay que sumarse al MERCOSUR para abrirle camino a los cubanos, ya que la política de Lula y Kirchner es la de buscar la integración regional de Venezuela y dicen que por ahí se abrirían las puertas a una integración con Cuba. Si eso lo hacen los empresarios, muy bien por los cubanos, bravo! Pero de allí a contener la lucha de clases y orientar la dinámica de la resistencia hacia esa integración regional es obviamente una concesión al empresariado que necesita conversaciones y alianzas que van en detrimento de los intereses de los pueblos. Ya Lula con su apego al FMI ha sido denunciado por todos lados, hasta el cansancio, por Petras, por algunos dirigentes del MST, por otros sectores, y en especial por diversos sectores de trabajadores brasileños que ven con sorpresa como las reformas del PT, en vez de favorecer sus intereses, se destinan a consolidar, humanizar y modernizar el capitalismo y las fuerzas militares de ese país.
Duhalde y Kirchner están sumamente interesados en el asunto, pues han pasado sustos muy grandes en Argentina y van a hacer todo lo posible por cerrarle el paso al avance estratégico de la auto-organización popular desde abajo que ha sorprendido al mundo por su potencial. Por eso se encuentran reforzando la idea del centro democrático con la liberación de presos. Y con la visita de Fidel esperan legitimar espacios de diálogo con sectores del campo popular, en especial la CTA, donde se encuentra también el partido comunista argentino cuya política histórica ha sido trabajar más en el avance de copamiento de espacios dentro de las estructuras que la formación de un movimiento social con capacidad de definir sus caminos históricos.
La visita de Fidel es muy importante para que la opinión pública mundial vea que los cubanos cumplen a rajatabla las exigencias de las relaciones diplomáticas, económicas y de derecho internacional burgués, que no hay motivos para tanto bloqueo y agresiones, en especial en este momento de recrudecimiento de la acción de USA.
Pero también es importante para que los pueblos no se sometan a los planes aliancistas, sino para que se extienda la idea de que los cubanos hoy tienen lo que tienen porque derribaron a su gobierno y establecieron otras modalidades de organización social. Pero que nuestro camino no va a ser el apoyo a las instituciones del poder, sino la acumulación de fuerzas para desarrollar nuestros propios caminos.
No nos oponemos a las relaciones con Cuba, muy por el contrario, pero no olvidamos que la tarea principal sigue siendo la resistencia desde abajo, el desarrollo de la autonomía y la capacidad de golpear al enemigo. Nadie nos va a convencer de que tenemos un enemigo principal en USA y que por eso debemos aliarnos a las burguesías locales, eso es cuento chino. Nuestros enemigos son nuestros gobiernos que se están alineando con el FMI y el capital internacional para extraer sus ganancias a costas del sacrificio de los pueblos. No estamos dispuestos a apoyar esas cuotas de sacrificio por pretendidas estrategias reformistas que ya se han repetido hasta el cansancio y sólo traen derrotas para los pueblos. Ya ha pasado la hora de las vanguardias que nos llevan por donde les viene en gana. Es la hora de los pueblos y el capital lo sabe, por eso tanta propaganda a la humanización para desarmar a los pueblos.
¡Bienvenido Fidel a Argentina!
¡Los pueblos te reciben luchando y no aceptando los gobiernos ni lamiendo los zapatos de los empresarios!
Profesor J
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