Doña Teresa y Paulina, esposa y madre de dos de los tres comuneros asesinados, continúan doliéndose. La justicia no llega, dice Teresa, mientras Paulina recuerda a su hijo de tan sólo 25 años. Esta semana una esperanza llegó a la comunidad, y por primera vez desde hace 15 años la gente se estremeció de alegría. Se escucharon los cuetes y tocaron las campanas de la iglesia. El motivo: eligieron al nuevo y legítimo comisariado de Bienes Comunales, Maximino Santiago Jiménez.
La recuperación de las tierras a las que nunca renunciaron tuvo un revés importante con la llegada en 2006 de Ulises Ruiz Ortiz al gobierno de Oaxaca, originario justo de Chalcatongo, y cobijó el horror que impuso su enviado Fredy Eucario Morales Arias, quien sin pertenecer a la comunidad fue impuesto como presidente municipal de 2005 a 2007, y es acusado de poner a la venta el territorio de Santo Domingo Ixcatlán, donde han sobrevolado helicópteros de las mineras.
Fredy Eucario, junto a siete personas más, fue encarcelado por el asesinato de los tres comuneros y se reclama la detención de ocho más que se encuentran prófugos. Su aprehensión no frenó las tropelías y lograron imponer a Alma Morales como comisaria. En su periodo sucedió el despropósito: la muerte oficial de mil 13 comuneros que, por supuesto, se encontraban vivitos y coleando. La complicidad del ex goberna-dor Alejandro Murat, la Procuraduría Agraria, el Registro Agra-rio y el Registro Civil, lograron lo imposible.
La situación dio un giro con el logro de restituir a los comuneros muertos
en el padrón original; después lograron la elección limpia de su presidente municipal, y esta semana entró oficialmente en funciones su comisariado legítimo. El camino es largo, pero avanzan.