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Uruguay: Tiempos de insubordinaciones

Sandra Petrovich :: 13.05.23

Hace algunas semanas estudiantes de un liceo en Montevideo se movilizaron reclamando mejoras edilicias par la casa de estudios y la restitución de su director, Leonardo Ruidiaz, quien fue sumariado por negarse a desalojar a los estudiantes de su local gremial. El mismo había sido apartado de su cargo con retención de la mitad de su sueldo. La tensión fue en aumento bien abonada por los medios de comunicación masivos.

Imagin-acción

Tiempos de insubordinaciones 

Sandra Petrovich

 

Ambivalencias de un otoño atípico

días de nubes lluvia

hojas en las veredas

bocas sedientas en las insomnes noches

De pronto

se abre una grieta se oyen voces en coro

En el vértice del poder el miedo

desde las alturas inoculan su veneno

En la base de la pirámide los insubordinados

llamando brotando cantando

Nadie se percató

Hace algunas semanas estudiantes de un liceo en Montevideo se movilizaron reclamando mejoras edilicias par la casa de estudios y la restitución de su director, Leonardo Ruidiaz, quien fue sumariado por negarse a desalojar a los estudiantes de su local gremial. El mismo había sido apartado de su cargo con retención de la mitad de su sueldo. La tensión fue en aumento bien abonada por los medios de comunicación masivos. Estos estigmatizaron a los voceros del gremio estudiantil (IAVA) que por otra parte recibieron amenazas, siendo igualmente objetos de provocaciones por parte de algún periodista.

Se instala el conflicto, el gobierno busca criminalizar la protesta y desacreditar a los estudiantes, pero las movilizaciones de esos días fueron numerosas, recibiendo el apoyo de algunos sindicatos de trabajadores y otros colectivos. Los estudiantes responden con aplomo, no dejándose intimidar y ocupan el centro de estudios dos veces consecutivas. Los padres de los alumnos también apoyaron y los docentes igualmente ocuparon el centro. A la hora de escribir esta nota el centro de estudios IAVA se encuentra acéfalo porque ningún profesor ha aceptado remplazar a su director. Las autoridades se comprometen a solucionar algunos aspectos edilicios. La sanción al director Leonardo Ruidiaz por el momento es suspendida si bien se mantiene la retención de la mitad de su salario. El conflicto del IAVA está en un impase o proceso de negociación con las distintas partes. Hoy nos enteramos de varias cosas, por ejemplo que con anterioridad al actual conflicto ya se sabía que era imposible hacer una rampa de acceso en el centro de estudios y que por lo tanto de un principio el único objetivo de todo esto era eliminar el local gremial de los estudiantes .También y esto es lo más relevante , no hay salida al conflicto, más bien este está hoy entre el acatamiento a las autoridades o alguna salida que no podemos pensarla fuera del ámbito en donde se desarrolla.

Con los autoritarismos no se negocia nada, toda las conversaciones propuestas en realidad serán solo ponerle paños fríos al conflicto y frenar la movilización de los estudiantes y del conjunto del pueblo que ya comenzaba a unirse y apoyar a los estudiantes. La situación de hoy es la misma que se repite a lo largo de la historia y tiene que ver con las claudicaciones, las negociaciones, las burocracias de quienes no quieren en realidad cambiar nada. El capitalismo no se reforma, es una ilusión. Toca hacer un corrimiento de los espacios en donde la regla del juego la marcan siempre los mismos. Las democracias burguesas nunca han dejado de ser lo que son, estructuras creadas para perpetuar la sociedad dividida en clases sociales.

¿Qué más podemos decir de todo esto? Pues bien , la sociedad uruguaya se vio sacudida en su mortecina rutina, algo sucedió y en ello se pudieron ver algunas cosas hasta ahora mantenidas en las sombras.

Una de ellas es el estado de deterioro de los locales de estudios de la enseñanza pública, en donde se asoma la desidia y falta de interés por parte de los distintos gobiernos de turno. Ante los reclamos de los estudiantes irrumpe la autoridad de los poderes públicos del estado haciendo gala de autoritarismo, no olvidemos que al director del liceo se lo separa acusándolo de «insubordinación», término cuartelero que solo tiene antecedentes en la última dictadura cívico militar, apoyándose en una ley conocida como Ley Sanguinetti datando de 1979 y que fue derogada en 1990. Por lo tanto esta medida sería ilegal.

Este conflicto nos permite tirar de algunos hilos de la madeja para ver como los dispositivos del estado están o cumplen la función de regular el comportamiento de los cuerpos, en este caso de estudiantes y docentes sometiéndolos a la disciplina, al acatamiento. Estos dispositivos no están para la masa de estudiantes sino que existen para vigilar y castigar a quienes infrinjan la norma imperante. Ni que hablar de que estamos ante el imperio del pensamiento único y por ende de la censura y la estigmatización del pensamiento crítico. Esto es posible porque la prensa es parte activa en el rol de señalar, deformar, en una palabra desinformar.

Entendemos que la inquietud y la cólera que despertó el movimiento estudiantil en el sector más rancio, conservador y autoritario de la sociedad no es otra cosa que el miedo a la libertad, el desprecio de clase a quienes se salen del rebaño. Un viento distinto sopló en otra dirección; los estudiantes dicen tener voceros, no hay jerarquías en su movimiento, defienden el grafiti en sus muros y nos hablan de arte de la resistencia, de estética de la resistencia. Ellos nos están mostrando otro lenguaje, otras expresiones y sensibilidades de quienes se viven habitando el conflicto desde la propia experiencia vivencial, desde una poética disruptiva. Mucho nos hacen pensar en otras formas de la política fuera de los dispositivos de control. Sí , hay que salirse , correrse del panóptico, desertar, desobedecer.

«¿Qué puede significar reinventar una vida política cuando palabras como “militante”, “movimiento”, “colectivo”, “crítica”, “alternativa” o la misma palabra “política” se han vuelto muy problemáticas en el mejor de los casos, o malos fetiches en el peor, pero ya en ninguno de ellos soluciones que proponer a la búsqueda de sentido y al deseo de lo común? ¿Qué podemos hacer con nuestra disidencia respecto a la realidad cuando no nos planteamos ya despegar de ella?» Amador Fernández Sabater

Algo que pocos pensaron es lo que sucedió consecuencia de una situación y, es el vacío de poder, la fisura que se ensanchó con la desobediencia colectiva expresada en la negativa de ocupar el cargo del director sancionado. No sabemos cómo se termina esto pero existió y dejó huella como acontecimiento, como un modo de resistencia que desnudó contradicciones en el seno de las democracias, de la sociedad del simulacro.

No nos quedaremos por aquí porque hay un hecho relevante que el periodista Leonardo Haberkotn en un artículo nos informa acerca del silencio del director del IAVA y es que tiene prohibido hacer declaraciones a la prensa. Esta mordaza nos dice es la misma que rige para todos los directores y profesores. Para hacerlo deben pedir autorización que la más de las veces no les es otorgada. A raíz de un conflicto en otro liceo el 67, el propio sindicato FENAPES del liceo decidió hacer una declaración conjunta prohibiendo que sus afiliados respondan a la prensa. Esto es lo que se vive hoy en Uruguay, un estado de no derechos, arbitrario y autoritario. Pero no sólo el gobierno o el estado moviliza sus dispositivos de control, también lo hace la burocracia sindical, que siempre tiene en boca la palabra negociación como mantra.

Si denunciar el capitalismo implicara su destrucción, ya no tendríamos capitalismo. Pero el problema de la denuncia es que puede ser emocionalmente muy satisfactoria, pero resulta del todo inefectiva” Haraway.

¡Cuán larga es la agonía de un sistema que está llevando a la humanidad a su propia destrucción!

¡Qué delirio colectivo creer aun en cosas como democracia, igualdad de oportunidades, evolución y ascensión social, cuando los que dirigen el mundo son ineptos, corruptos, sicópatas .

En tiempos donde por un lado nos anuncian el fin de la civilización por otro nos están vendiendo máquinas que nos volverían eternos, tenemos nuestros ríos secos y la tierra contaminada, hay inseguridad alimentaria y seguimos de fiesta.

A esta altura en que nuestras reservas de agua están a punto de agotarse y que el crimen del narco se apodera de los barrios, sinceramente no creemos que se pueda cambiar nada desde dentro, desde las instituciones del Estado y de las que reproducen el Estado, ya sean sindicatos, partidos, o todo lo que tenga una estructura vertical y patriarcal.

Siempre que escribimos estas notas nos sumergimos en lecturas que nos ayudan en nuestro ejercicio de pensamiento. Hay dos conceptos que nos despertaron curiosidad más allá de sus nombres, el Bloom y el Tiqqun, ambos ampliamente problematizados por el Comité Invisible.

Para nosotros tanto el Bloom como el Tiqqun serían dos estados del ser en nuestras sociedades. El bloom, es el ser en la masa , indiferenciado , siente el vacío por desposesión de su identidad, su pertenencia; vaga, flota , no piensa ; su único punto de fuga es sustraerse por medio de la enfermedad ,el consumo o el espectáculo . En síntesis un individuo enajenado que se piensa libre cuando es en realidad un esclavo voluntario.

El Tiqqun está en el devenir, el Tiqqun es que cada acto, cada conducta, cada enunciado están dotados de sentido. El Tiqqun está en lo micro, habita en medio del bloom, compone, está ahí en lo común , en los afectos, en el barrio y desde ahí expande su energía creadora de nuevas situaciones. .

Quedaron resonando las palabras de los estudiantes del IAVA, «no tenemos jerarquías solo voceros, resolvemos en asamblea». Algo muy diferente al funcionamiento sindical tradicional, hegemónico, en donde se reproduce al estado patriarcal en sus modos de funcionamiento. Muchas cosas tenemos que cambiar, urge, pero para ello debemos salir de la depresión , de la ausencia, de esa nada, para habitar el conflicto y desobedecer los mandatos. En algún momento deberemos abandonar al YO para ser un NOSOTROS, deberemos abandonar las viejas estructuras para ser comunidades, tribu, nómadas, imprevisibles y partir de ello construir autonomías desde nuevas territorialidades. Estas territorialidades pueden ser temporarias, de afectos, de sensibilidades, de deseos.

«La comunidad no se experimenta jamás como identidad, sino como práctica, como práctica común. La identidad vuelve al galope cada vez que la práctica se retira» Comité Invisible

 


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