Como grupo guerrillero Movimiento Armado Quintín Lame, una de las principales tareas que nos propusimos desde un inicio fue la formación académica, no sola mente para los desmovilizados de los diferentes grupos armados en dejación o reinserción, sino que se vinculó la población civil, desde ahí se comienza el verdadero proceso de paz de las y los excombatientes del Quintín.
Es por eso que el proceso de construcción de paz y desarrollo social debería ser desde un inicio para cualquier grupo en desarme, realizar desarrollo social en todos los aspectos y mejorar las necesidades básicas insatisfechas del pueblo a nivel local, regional y nacional, es ahí, donde podemos mirar si realmente tendremos un cambio en la mentalidad de conflicto y desarme, mientras no se tenga una mirada equitativa e igualitaria es posible que todo intento por la paz no tenga los frutos esperados con acciones de hecho positivo inclusivo de las comunidades.
Desde nuestro punto de vista y para poder contribuir a la reconciliación a una paz duradera se puede afirmar que: la guerra en Colombia se puede extinguir mediante acciones que conlleve al agricultor y a toda la sociedad civil a una inversión o inversiones que puedan solventar todos los planes de desarrollo municipales y regionales que se puedan ejecutar sin tanta tramitología normativas, que son las que ponen talanqueras a la hora de realizar las acciones de los proyectos en favor de las comunidades en conflicto, esto que quiere decir que sean amplias e incluyentes, y desde que todo proyecto vaya encaminado en el desarrollo del entorno familiar es posible, que en Colombia y sus regiones puedan salir adelante.
Podemos decir que como excombatientes del Movimiento Armado Quintín Lame, contribuimos a procesos de capacitación y socialización, desde nuestros procesos organizativos podemos ser vinculantes a iniciativas de desarrollo social desde nuestra comunidad, desde nuestro entorno, pero sin acción o reacción a la agresividad al que piensa diferente, porque es posible que todos tengan la razón desde algún punto de vista contraria a lo que nosotros pensamos.
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32 años del Centro de Formación Integral Comunitario “Luis Ángel Monroy”
Desde 1986 el Consejo Regional Indígena del Cauca – CRIC, a través del Programa de Educación Bilingüe Intercultural – PEBI, venían ofreciendo a través de diversas capacitaciones, el acompañamiento constante a los jóvenes de los diferentes resguardos indígenas del Cauca, que estaban formándose como maestros bilingües.
Estas capacitaciones se realizaron en las comunidades de la Laguna Siberia (Caldono), Recuperación de López Adentro (Corinto), El Cabuyo (Tierra dentro) y posteriormente en La Mancha (Caloto). A partir de las evaluaciones con los cabildos y ante los requerimientos de las comunidades, se vio la necesidad de ir perfilando una propuesta de formación integral, que se fue nutriendo del proceso de profesionalización de los Maestros, la cual permitió fortalecer los procesos de formación propia para jóvenes que tuviera una visión integral y comunitaria.
El 31 de mayo de 1991, en el Resguardo Indígena de Pueblo Nuevo, se llevó a cabo las negociaciones entre el gobierno y el Movimiento Armado Quintín Lame, la cual culminó en el mismo año con la reinserción de sus integrantes. Dentro de los puntos centrales de la negociación, además de exigir la participación de representantes indígenas en la Asamblea Nacional Constituyente, se pedía al gobierno la implementación de proyectos productivos abanderados por los reinsertados, para que ayudaran a las comunidades a superar las difíciles condiciones en las que estaban viviendo.
Es en este proceso de reinserción del Quintín Lame, el CRIC, vio la importancia y la necesidad de seguir con la formación de los jóvenes que estaban en el campamento haciendo su convalidación de la primaria, la cual se realizó durante 6 meses con la colaboración de la Universidad del Cauca, eso motivó que los jóvenes solicitaran la continuación de su formación que se tradujo en capacitaciones por un periodo de dos años.
En septiembre de 1992, se firma un convenio entre el Programa de Educación Bilingüe Intercultural PEBI- CRIC y la Fundación Sol y Tierra, para desarrollar un programa de formación para jóvenes, teniendo en cuenta los principios de la plataforma política de la organización y los fundamentos pedagógicos del programa.
El Centro de Capacitación, dio inicio con 42 jóvenes entre hombres y mujeres; algunos reinsertados y otros provenientes de diferentes Resguardos Indígenas del Cauca y de algunos departamentos del país. En el segundo año se inscribieron 36 jóvenes, de los cuales nueve eran mujeres, constituyéndose así en el centro de formación para jóvenes con cobertura regional. De aquí nace la idea que el espacio formativo reciba el nombre de «Centro de Formación Integral Comunitario Luis Ángel Monroy, CEFIC-LAM», en memoria del gestor del Movimiento Armado Quintín Lame y quien fuera asesinado el 7 de noviembre de 1985.
Todo este ejercicio de reflexión permitió que el CEFIC-LAM se constituyera en un centro de carácter regional, de investigación de la cultura, de carácter intercultural, con una propuesta curricular propia que pudiera ser replicada en diferentes territorios indígenas.