“Las palabras son la cosa más importantes que poseo” dice Bifo, y por eso, porque no quiere deshacerse de ellas sino cargarlas consigo, le resulta indispensable alivianarlas. Cosa que consigue por medio de un trabajo de desanudamiento, que evita que queden fijadas a un significado único. Las palabras aéreas, cuyo sentido se desliza, dan lugar al lenguaje como juego o ironía. Sin esta introducción no hay cómo entrarle al libro más importante de Bifo: el flamante “Medio siglo contra el trabajo”, libro de una vida que acaba de publicar Tinta Limón Ediciones/Traficante de sueños, con traducción de Emilio Sadier, Ezequiel Gatto y Camilo Cibils Farmelo. Si “todo este trabajo contra el trabajo es un juego” -dice el autor-, y si es cierto que es posible vivir de otro modo aquello que el genio de Kafka percibió como una condena, es en Medio siglo contra el trabajo que encontraremos la crónica más consumado de ese otro modo. Los texto y entrevistas de cinco décadas (de 1970 a 2022) aquí compiladas así lo demuestran. Después de Toni Negri, y junto con Paolo Virno, Bifo es el más original, radical y perdurable de los autores del llamado postoperarismo italiano. Con el comienzo del capítulo que reúne textos de cada década, el libro le cede la palabra a algún amigo. Cada capítulo reúne las palabras de una década. La primera corre por cuenta del escritor Nani Balestrini (“a travez de Bifo los años setentas son la alegría de vivir por el mundo mejor”). Y para la última es Jun Fujita Hirose quien toma la posta, estableciendo el procedimiento por el cual Bifo hizo de su propia experiencia vital -el asma, la vejez, el escepticismo- un aparato de registro del mundo -que no deja respirar y se ha tornado tan senil como destructivo-, cuya verdad salió a luz con la pandemia. Medio siglo contra el trabajo es un título perfecto. No sólo viaja al pasado para recoger consignas contra el yugo, sino que además se mantiene en la más estricta actualidad iluminando con precisión benjaminiana -la “historia leída a contrapelo”- el conjunto de las violentas falsedades que la política, las ciencias sociales y las instituciones educativas proyectan sobre el trabajo como razón organizadora y salvífica. El de Bifo no es solo un trabajo de registro y testimonio, sino también y sobre todo el de un filósofo que decide jugar con las palabras haciendo de la ironía la última forma concebible de la verdad: toma la palabra de modo tal que no quede entre los lectores y oyentes ni un solo átomo de obediencia al tiempo presente.