En junio de este año estalló una rebelión en Jujuy, provincia del norte de Argentina. Situada en el así llamado triángulo del litio, una “mancha” extractivista que se difunde por el norte de Chile y sudoeste de Bolivia. Las “manchas” de las materias primas de exportación son discontinuas. Ésta es sólo una de las áreas afectadas por el litio en el continente. Su difusión dinámica está estimulada por la creciente demanda de baterías, componentes para la industria de automóviles eléctricos1.
Muchas comunidades andinas venían defendiendo, durante más de una década, el agua y los suelos de la extracción del mineral. Otras ven amenaza inminente con la multiplicación de los proyectos mineros. En todas las provincias del interior argentino, los trabajadores estatales son los que más han conservado relaciones de trabajo asalariada, con deterioro creciente de sus ingresos por la inflación acumulada de 50% en lo que iba del año. Las y los docentes tienen origen familiar en las comunidades, lo que favorece las alianzas territoriales-sindicales. Pero confluyeron en Jujuy condiciones excepcionales que no se repiten en otras provincias afectadas:
- En 2015 fue presa Milagro Sala, la dirigente de la Organización Barrial Tupac Amaru, de Jujuy, que realizaba una tarea social desde la última década del siglo pasado en la periferia de las ciudades. Y se tornó una de las principales mediadoras de conflictos, demandando políticas sociales del Estado nacional durante los gobiernos kirchneristas. El actual gobierno de Alberto Fernández podría haber usado su poder de indulto para liberarla, pero no lo hizo. Los conflictos quedaron durante mucho tiempo sin mediadores.
- El sindicato de los docentes conquistó direcciones combativas en los últimos tiempos.
- El gobernador Gerardo Morales, ya en su segundo mandato (2015-2019 y 2019-2023), es presidente nacional del partido Unión Cívica Radical, y pretendía ser vicepresidente de la república junto al candidato de la derecha macrista Horacio Rodríguez Larreta, vencido en las elecciones primarias de dos días atrás. En esa carrera por su candidatura, y para agradar al electorado de la derecha, promovió una reforma de la constitución provincial que crea el mejor de los mundos para las cadenas extractivas mineras. La reforma, aprobada entre gallos y media noche, facilita el desconocimiento de los derechos territoriales de las comunidades y establece una serie de puniciones contravencionales para reprimir las protestas.
La constitución fue lanzada en medio de una huelga docente. La consigna que corrió: “arriba los salarios/ abajo la reforma”. Inmediatamente, las comunidades afectadas por el litio se unieron a la protesta, bloqueando rutas y marchando a la capital de la provincia: “arriba la wipala2/ abajo la reforma”. A ellos se sumó una movilización de los trabajadores de la mina de zinc El Aguilar, también con familias en las comunidades, por mejores condiciones de seguridad. El movimiento tomó el nombre de Jujeñazo3. El gobernador respondió con represión, reeditando prácticas de la dictadura, como uso de vehículos y agentes sin identificación y desinformación sobre la localización de los detenidos. Sin duda, Morales quería mostrarse como el candidato de la derecha que le hace menos asco a reprimir, en concurrencia con Patricia Bullrich, con responsabilidades en la muerte de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel durante la represión contra las recuperaciones de territorio mapuche.
Para no quedar aisladas en la provincia, las comunidades salieron el 25 de julio de La Quiaca, en dirección a la capital del país. La marcha se llama Tercer Malón de la Paz4. 200 personas de todas las edades, provenientes de las comunidades jujeñas recorrieron casi 2.000 km atravesando varias provincias y llegaron el 1º de agosto a Buenos Aires, donde acamparon en la Plaza Lavalle, frente al edificio de Tribunales, pidiendo hablar con la Corte Suprema de Justicia. Hasta hoy no fueron recibidos. El gobierno de la ciudad les impidió montar tiendas. Han hecho un altar a la Pachamama en la plaza, donde hacen sus ceremonias diarias. Montaron una cocina colectiva y se cubren en las noches del frío y de la lluvia, con plástico. Algunos llegaron a hacer una huelga de hambre y se encadenaron a las rejas junto a las escaleras del Palacio de Tribunales. Reciben solidaridad y realizan actividades culturales. Han encaminado a los cortesanos un pliego de reivindicaciones:
- Recepción de una delegación para dialogar.
- Declaración de la inconstitucionalidad de la reforma a la constitución provincial.
- Pedido de intervención nacional a la provincia.
- Reglamentación de la ley 26.160, que reconoce los territorios indígenas.
- Anulación de los efectos punitivos sobre las protestas del Jujeñazo.
La Corte Suprema se ha negado a recibirlos. Mientras el campamento espera golpeando a las puertas de las instituciones, las comunidades continúan bloqueando rutas. Ayer, lunes 15 de agosto, en el bloqueo de Punmamarca hubo una gran represión con destrucción de la cocina comunitaria y prisión de uno de los comuneros. Había una expectativa de presionar a los partidos que concurren a las elecciones generales de octubre. Pero fuera la minoría del Frente de Izquierda y los Trabajadores que apoyaron el movimiento y han crecido electoralmente en Jujuy, el consenso de la extracción de litio atraviesa los partidos institucionales de todos los colores.
Tanto y tamaño esfuerzo tampoco encuentra manera de expandirse fuera de la provincia, más allá de la simpatía popular, la solidaridad y la admiración. Las condiciones especiales de Jujuy no se repiten en el resto del país, aunque el territorio esté amenazado por la minería. Aun en Jujuy, el encuentro entre asalariados y comuneros propiciado por la reforma constitucional de la provincia no ha redundado en una alianza más duradera y profunda sobre el extractivismo. Parece que, como diría Juan Rulfo, la gente camina como reculando. O camina tercamente contra el viento, para que éste no la haga retroceder. Por ahora, así son las cosas. Habrá que buscarle alguna vuelta.
1 Argentina exportó el año pasado 37.000 ton de litio. Ver: https://www.ambito.com/energia/salta-reune-los-principales-jugadores-del-litio-nivel-mundial-n5790391
2 Bandera multicolorida de las comunidades andinas.
3 Ver: https://www.lahaine.org/mundo.php/jujenazo-un-pajaro-en-pleno
4 La palabra “malón” se refiere a las incursiones de los pueblos en territorio conquistado por los europeos y sus descendientes. El primer Malón de la Paz ocurrió en 1946. Fue una marcha de las comunidades andinas a Buenos Aires, para pedir al entonces presidente Juan Domingo Perón el reconocimiento de los territorios indígenas. El gobierno los mantuvo alojados en el Hotel de Inmigrantes por un mes, pero no los recibió, y después los desalojó. El segundo Malón de la Paz ocurrió en 2006, con el mismo objetivo, durante la presidencia de Néstor Kirchner, sin que sus reivindicaciones fueran atendidas.