Clajadep :: Red de divulgación e intercambios sobre autonomía y poder popular

Imprimir

Analizando el movimiento insurgente etnocacerista del Perú

03.01.05

La noticia. Diario La República de Lima:

GRAVE CRISIS • En la madrugada de año nuevo un ataque sorpresivo de un comando etnocacerista dirigido por Antauro Humala, tomó la comandancia policial, se hizo de un importante arsenal y provocó una grave crisis de seguridad interna en el país.

La comandancia PNP de Andahuaylas tiene una dotación de 80 efectivos. Pero 70 estaban de franco por la fiesta de año nuevo que en Andahuaylas tiene un particular significado: ese día se celebra la fiesta patronal del Niño Jesús de Año Nuevo.

Precisamente en Andahuaylas estaba el congresista Edgar Villanueva, a quien le tocaba ser este año mayordomo de la fiesta.

Andahuaylas tenía otro visitante: Antauro Humala, quien había llegado sin ser detectado, pese a su feroz discurso político, cuya virulencia se había acrecentado por dos eventos recientes:

El nombramiento del general EP Luis Muñoz como comandante general del ejército, y el pase al retiro de su hermano, el comandante EP, ahora (r), Ollanta Humala.

Pero pese a los signos de peligro y a su violento lenguaje, Antauro Humala no solo llegó inadvertido a Andahuaylas sino que lo hizo acompañado por 150 de los llamados etnocaceristas, según una versión, y por 100 según otra.

En una ciudad relativamente pequeña, no es fácil que un centenar y medio de personas pase inadvertido, pero ese fue el caso.

En lo que ha sido un grave fracaso de inteligencia, el aprestamiento de los humalistas para atacar la comandancia policial fue del todo indetectado. Tanto así que de los 10 escasos efectivos que quedaron en año nuevo, por lo menos la mitad no pasaba un dosaje etílico, según fuentes fidedignas y observadores locales.

Y así, a las 4:25 de la madrugada, Antauro Humala Tasso y sus seguidores, que disponían por lo menos de algunas armas, irrumpieron en la comandancia. La resistencia fue corta, pero hubo disparos. El único momento en el que hubo una refriega más intensa fue cuando una reducida patrulla policial regresó a la comandancia desde la plaza de armas y trató de recobrar el control.

Fue en esta refriega que resultaron heridos cinco policías y dos reservistas de Humala. Se trata de Percy Abarca Carrión (cuyo estado es de pronóstico reservado), Juan Chipa Aquino, Sergio Ortiz Galván, Javier Damiano Rojas y Víctor Mamani Bonifacio, todos de la Policía Nacional. Los dos reservistas de Humala son Carlos Barreto Polián y Jesús Quispe Pacori. Estos últimos fueron auxiliados por la Cruz Roja.

Cuando concluyó la escaramuza, los policías se replegaron, llevando a sus heridos mientras que Humala Tasso tuvo su primer contacto con la radio. En declaraciones a RPP, informó que mantenía como rehenes al menos a 11 agentes PNP, entre ellos al mayor Miguel Canga Guzmán y un capitán de apellido Martínez. Esta versión fue confirmada por el comandante de la delegación policial que se comunicó con sus superiores.

Nuevos pertrechos

Al tomar la base policial los insurrectos, que tenían escasas armas, se hicieron con un arsenal: 80 fusiles automáticos ligeros (FAL), 4 escopetas, 29 granadas de guerra, 11 pistolas, 800 bombas lacrimógenas y 50 mil cartuchos de bala.

Horas más tarde, los dos patrulleros que se encontraban estacionados frentes a la comandancia PNP fueron utilizados como improvisada tribuna por Antauro Humala para llamar a las armas a la población andahuaylina. Incluso se dice que durante este exhortación se habría repartido uniformes a jóvenes simpatizantes de los hermanos Humala. Sin embargo, el discurso del ex mayor EP no tuvo la acogida esperada entre los lugareños, pues solo una decena de personas escuchó su improvisado discurso.

De hecho, la vida en Andahuaylas siguió su curso normal, salvo la evidente tensión por lo que sucedía en los alrededores de la comandancia policial. Pero los comercios atendieron casi con normalidad.

Cabe precisar que Humala dispuso a sus hombres alrededor de la comisaría en un radio de cinco cuadras. Las avenidas Perú, Alfonso Ugarte, Túpac Amaru y Hugo Pesce fueron ocupadas por grupos de reservistas. Entre tanto, en las ventanas y la azotea de la sede policial se apostaron francotiradores humalistas. También izaron las banderas que se supone habrían sido del Tahuantinsuyo.

Mientras tanto

En tanto esto sucedía, Punta Sal dormía. Ahí se encontraban tanto el presidente de la República Alejandro Toledo como su ministro del Interior Javier Reátegui. Como se sabe, la renuncia del viceministro del Interior Richard ‘Cucharita Jr.’ Díaz había sido oficializada un día antes.

La persona de mayor nivel en el sector Interior en ese momento era el jefe de la policía, general PNP Félix Murazzo, quien por fortuna había regresado de Punta Sal un poco antes.

Lo peor es que la comparativamente eficiente Dirección de Inteligencia del Ministerio del Interior (DIGIMIN) acababa de ser descabezada en la semana anterior, cuando el ministro Reátegui pidió la renuncia al jefe de DIGIMIN, general PNP (r) Juan Zárate Gambini.

Zárate era considerado uno de los pocos jefes de inteligencia capaces, y su defenestración obedeció, según fuentes dignas de crédito, a una intriga palaciega, de acuerdo con la cual Zárate mantendría contactos con el encarcelado ex ministro aprista Agustín Mantilla. Por absurdo que parezca, la descabellada imputación encontró eco en Toledo, o en Ferrero, quienes autorizaron a Reátegui a solicitar la renuncia de Zárate. Eso terminó de cegar la poca inteligencia que había.

La primera reunión del equipo de crisis en Lima para evaluar lo sucedido en Andahuaylas tuvo lugar en la PCM en la mañana. Participaron ahí tanto el primer ministro Carlos Ferrero como el ministro de Defensa Roberto Chiabra y el jefe de la policía Félix Murazzo. El equipo buscó coordinar la respuesta policial, ver el rápido traslado de fuerzas a la zona y de dar una “respuesta política”.

El presidente Toledo, entre tanto, había sido informado de lo que sucedió a las 7 de la mañana en Punta Sal.

A las 10 de la mañana el asesor en seguridad nacional, general FAP (r) Luis Arias Graziani se incorporó al grupo de crisis.

A las 12:30, ese grupo tuvo una reunión con el presidente del Congreso Ántero Florez Aráoz. Eso fue previamente a la reunión de la junta de portavoces en la que se sabía que el congresista apurimeño Michael Martínez iba a ofrecerse como mediador. El grupo de crisis tenía a esas alturas claro que no había otra negociación posible que el restablecimiento del control del Estado y el debelamiento de la asonada.

Poco antes se habían iniciado los vuelos con refuerzos para Andahuaylas. Humala no llegó a controlar el aeropuerto de la ciudad. Una vez que el grupo de crisis supo que el aeropuerto estaba bajo el control de las fuerzas de seguridad, ordenó el envío de policías de unidades selectas en vuelos de Antonov.

El primer vuelo llegó a Andahuaylas a las 11 de la mañana, con efectivos de la Diroes (Dirección de Operaciones Especiales de la Policía).

En cinco vuelos llegaron por lo menos 300 agentes. También fue trasladado personal policial del Cusco y un contingente militar salió de la ciudad de Abancay, ubicada a seis horas de Andahuaylas.

El recién ascendido general PNP Aurelio Hernani Meloni se hizo cargo del comando, en tanto que el coronel PNP Juan Dulanto, jefe de la Diroes, asumió la dirección operativa contra los subversivos y supervisó personalmente la llegada de los comandos. En el vuelo que llevó a Hernani a Andahuaylas llegó un grupo de la Sub Unidad de Acciones Tácticas (Suat) y otro del denominado Escuadrón Verde de la PNP.

El ministro del Interior llegó a Lima al mediodía y poco después fue a visitar a los heridos que fueron evacuados al hospital de Policía.

El presidente de la República arribó a Lima a las 4 de la tarde de Punta Sal. De inmediato hubo un consejo de ministros donde se acordó la declaratoria del estado de emergencia en Apurímac.

Luego de la reunión del gabinete ministerial, tuvo lugar en Palacio el Consejo de Estado, con la participación de los presidentes del Congreso, del Poder Judicial, del Tribunal Constitucional y la fiscal de la Nación. El respaldo al gobierno y al orden democrático fue inequívoco.

Y en Andahuaylas…

En la mañana, en su intento por controlar toda la zona de Andahuaylas, grupos de etnocaceristas intentaron tomar el puesto policial de San Jerónimo, ubicado a cuatro kilómetros de Andahuaylas. Sin embargo, los pocos policías que resguardaban la zona repelieron el ataque y los rebeldes dieron marcha atrás.

A partir de este fuego cruzado surgió el rumor de que un poblador de San Jerónimo habría sido herido de muerte, pero este hecho no pudo ser confirmado. En la tarde la Dirección Nacional de Operaciones Especiales PNP (Dinoes) recuperó totalmente San Jerónimo a pesar del cerco que en un primer momento quisieron imponer los etnocaceristas alrededor de este lugar. El distrito de Talavera también fue asegurado por las fuerzas del orden.

En las primeras horas de la noche, a las 8 y 30, hubo un apagón en Andahuaylas así como en las colindantes San Jerónimo y Talavera. Esto habría sido decidido por la autoridad policial, en el mando operativo de la zona en emergencia.

Sin embargo, la policía no tomó el control total de la ciudad. Los refuerzos policiales, que superan los 300 efectivos, permanecieron acantonados tanto en el cuartel de San Jerónimo como en la cárcel de la ciudad, muy cerca de los humalistas. Ante la falta de fluido eléctrico, los etnocaceristas prendieron algunas fogatas en la ciudad en tanto que la población se guareció en sus casas, ante la eventualidad de que se produzca un cruento desenlace.

Durante el apagón que se extendió en toda la ciudad, los reservistas hicieron tiros al aire y se apostaron en barricadas que levantaron con piedras de laja que obtuvieron de una construcción cercana. Periodistas de la zona que se comunicaron con La República aseguran que en cada una de las barricadas los sediciosos instalaron fusiles con pedestales y también colocaron como escudos los ahora maltrechos patrulleros que pertenecían a la dotación policial.

Entre tanto, el comandante retirado Ollanta Humala, hermano de Antauro, aunque dijo no tener conocimiento de esta acción, exhortó contradictoriamente en un comunicado a los reservistas a “actuar organizadamente en defensa de la población y de la recuperación de las instituciones”. En forma más reveladora, Antauro Humala firma el manifiesto en el que llama a la insurrección desde Andahuaylas y Seúl, lugar en el que hasta ahora permanece su hermano, incriminándolo tácitamente.

Al cierre de esta edición, en la madrugada, no había signo alguno de que las fuerzas policiales fueran a tomar acción inmediata en Andahuaylas.

Análisis del movimiento etnocacerista
Profesor J

De hecho no existen organizaciones de base y menos territoriales que se hayan manifestado estos últimos años en favor de los Humala y más bien este movimiento parece corresponder a búsquedas de salidas por arriba que permitan rearticular la ciudadanía en torno al aparato del estado evitando el desarrollo de las autonomías.

No parece casual la fecha escogida, que junto a la crisis provocada por el retiro obligado de uno de los hermanos Humala, se intenta asociar a las fechas históricas de la revolución cubana y de la insurgencia zapatista.

Los hermanos Humala se basan en la fuerte crítica de las comunidades originarias contra el gobierno, empresas y estado peruano y de hecho su movimiento aparece como estrictamente superestructural y apoyado por sectores militares activos y mayoritariamente por sectores retirados y reservistas, donde los hermanos han circulado y emitido constantemente discursos contra Toledo y la llamada democracia peruana.

De hecho en los territorios controlados por el estado peruano ha crecido el pensamiento y la práctica de la autonomía territorial, como fue la lucha de los cocaleros que se movilizan estos días hacia Lima, sectores campesinos, comunidades aymaras, agrupaciones territoriales en defensa contra la depredación empresarial, como ha sido el caso emplemático de Tambogrande, y la práctica de la regionalidad, donde diversos sectores se unifican para levantar banderas de lucha locales.

El contexto continental muestra un avance notable de las movilizaciones de base y la autoorganización territorial, así como la fuerte presencia del frentepopulismo que ha llegado a algunos gobiernos justamente para colaborar en la contención de los primeros y auxiliar a la reconstrucción de la estabilidad capitalista. La izquierda peruana no tiene condiciones de sumar masa de maniobra a las aventuras electorales de reordenamiento institucional como lo es el MAS y Evo Morales en Bolivia, la carta del frentepopulismo y el empresariado, por lo que no es extraño que se recurra a dirigentes militares que consigan recuperar un mínimo de cohesión nacional que permita la continuidad de la ganancia.

El etnocacerismo ha extendido lazos hacia las organizaciones originarias de Bolivia y de Ecuador, habiendo mantenido intercambios con la Conaie y el MIP de Felipe Quispe, pero eso no significa que estas otras organizaciones apoyen la línea ultranacionalista de los Humala. Han participado en encuentros junto a grupos indígenas dedicados a la que llaman reconstrucción del Tihuantinsuyo, pero muchos de estos movimientos han manifestado sus dudas frente a las extrañas posturas del etnocacerismo.

Los Humala dicen ser nacionalistas y lanzan fuertes dardos contra Chile, enunciando también críticas a las empresas internacionales, pero las comunidades cocaleras, los aymaras y otras, como los ashaninka, no han emitido manifestaciones de apoyo o solidaridad hacia este movimiento desde que apareció hace algunos años atrás cuando los Humala lideraron actividades contra Fujimori y Montecinos

Se llama movimiento Etnocacerista para indicar un interés hacia las comunidades originarias y el famoso general Cáceres, que en el siglo 19 lideró una lucha nacional contra Chile.

Humala declara ser simpatizante de Cuba y Venezuela, resta ver si es un truco o una manera de conseguir apoyo de la izquierda continental envuelta en el frentepopulismo. El caso es que el partido Patria Roja, comunista, le ha negado todo reconocimiento a los Humala y al etnocacerismo.

Habrá que acompañar las noticias para ver los desdoblamientos de esta aventura cuya principal virtud es mostrar a la luz del sol la crisis del estado peruano y la desesperación del poder ante el crecimiento de la simpatía por las experiencias territoriales autónomas. El sistema cuenta con diferentes modalidades para ponerse por delante de las formas propias de autoorganización social y reencauzarlas, como es el caso de Forro de Porto Alegre y los gobiernos llamados progresistas.

Profesor J


https://clajadep.lahaine.org