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Celebran zapatistas 11 años de lucha y resistencia contra el “mal gobierno”

03.01.05

“Tenemos inteligencia y capacidad para dirigir nuestro propio destino”

Caravanas mexicanas y extranjeras, en el aniversario del levantamiento indígena

Oventic, Chiapas, 1o de enero. “Tenemos inteligencia y capacidad para dirigir nuestro propio destino”, proclama orgullosamente Leticia, integrante de la junta de buen gobierno (JBG) Corazón céntrico de los zapatistas delante del mundo, ante unas 3 mil personas que celebran aquí el undécimo aniversario del alzamiento zapatista.

“Once años de guerra contra los malos gobernantes, contra toda clase de injusticia, contra el hambre, contra la miseria, contra el olvido y contra la muerte. Once años de vivir y trabajar entre cercos militares en los pueblos, regiones y municipios zapatistas. Once años de soportar amenazas y hasta agresiones de los integrantes de algunos partidos políticos y paramilitares”, prosigue la joven gobernante tzotzil ante una audiencia que tiene fresca en la memoria de 2004 la emboscada armada que tendieron miembros del Partido de la Revolución Democrática a una marcha de las bases de apoyo zapatistas en Jechvó (Zinacantán) en abril pasado.

Entre la concurrencia, indígena casi en su totalidad, se cuentan decenas de familias zinacantecas, del mismo modo que se reconocen las procedentes de las distintas localidades de Los Altos que se congregan en el caracol Resistencia y rebeldía por la humanidad. Celebraciones similares, y al parecer muy concurridas, se llevan a cabo en los demás caracoles zapatistas, en los municipios autónomos y en los campamentos insurgentes del EZLN, “dondequiera que estén”, como dice Leticia en algún momento de su mensaje.

La gobernante agrega: “Pero también son 11 años de construir y fortalecer nuestra autonomía como pueblos originarios de estas tierras. Once años de recibir simpatía y solidaridad de miles y millones de hermanos y hermanas de México y muchos países del mundo.

“Por esto es muy importante recordar siempre esta nueva historia que empezamos a vivir el primero de enero de 1994, cuando para nosotros los indígenas empieza a brillar la luz y la esperanza para que vivamos con libertad y justicia. El mundo debe saber que la lucha de los zapatistas es por democracia, libertad y justicia. Es decir, para que todos los pueblos indígenas y no indígenas de Chiapas, México y el mundo podamos vivir algún día en la verdadera democracia, seamos tomados en cuenta como pueblos y que los que gobiernan manden obedeciendo”, subraya Leticia.

A sus espaldas se alínean cerca de 100 autoridades indígenas de la región Altos. El estrado del caracol se llena de color y grandeza con la presencia, en ropajes tradicionales y con numerosos bastones de mando, los miembros de la JBG y los concejos autónomos de San Andrés Sakamch’en de los Pobres, San Juan de la Libertad, Magdalenas La Paz, 16 de Febrero, San Pedro Polhó, San Juan Apóstol Cancuc y Santa Catarina. Por la vestimenta se reconocen también representantes autónomos de Zinacantán, Amatenango del Valle, San Juan Chamula y otros municipios indígenas de los Altos y el centro de Chiapas.

El mensaje de la JBG, leído en castellano por Leticia, lo será enseguida por Marcelo en lengua tzotzil y Víctor en tzeltal. Ante todo, las palabras de la junta se dirigen a “los compañeros bases de apoyo zapatistas de todos los municipios autónomos rebeldes en resistencia y de todas las regiones, a los compañeros integrantes de los concejos municipales autónomos, a los promotores de salud y educación, los dirigentes de los pueblos y regiones, los insurgentes y milicia- nos, y los miembros del Comité Clandestino Revolucionario Indígena, Comandancia General del EZLN, dondequiera que se encuentren”.

La ceremonial llegada de las autoridades es acompañada por las notas de un son tradicional con acordeón, maracas, arpa y guitarras, y la multitud les abre paso. Han acudido a la celebración más de 200 personas de México y al menos una decena de países de América y Europa, a quienes también se dirige la JBG.

La noche gana y pierde los velos de la niebla “en estas últimas horas de 2004 y primeras horas de 2005 en que las comunidades nos hemos reunido para celebrar el 11 aniversario de nuestro levantamiento armado para exigir democracia, justicia y libertad para todos”.

En su mensaje, la JBG se pronuncia por “desarrollar nuestra vida, cultura y libre determinación, y ya no vivir la esclavitud”. Por formas de gobierno que sean respetuosas con todos y protejan “los derecho de la vida”. Y agrega:

“Como campesinos tenemos derecho a la tierra y los recursos de la naturaleza, pero nos tratan como ajenos y extraños en nuestras propias tierras. Luchamos y vamos a seguir luchando hasta lograrlo”.

La junta pide a todos los zapatistas de las comunidades y el mundo “que no se desanimen en esta lucha justa”. También “que sepamos organizar nuestros trabajos y resistiendo los momentos difíciles que estamos enfrentando”.

La autoridad autónoma pide a los que no son zapatistas que “no se pongan contra los municipios autónomos y las comunidades en resistencia”, y les dice: “Cuando quieran, están invitados a venirse a luchar junto con nosotros, pues como indígenas vivimos en la misma situación de pobreza y miseria”.

Para concluir, Leticia agradece a las sociedades civiles nacionales e internacionales “su apoyo en estos 11 años, y el que sigan asumiendo como suya nuestra lucha”.

Las actividades de la celebración se iniciaron desde las 7 de la mañana del día 31, y continuaron a lo largo de este primer día de enero: un festival de teatro, música, recitaciones y torneos deportivos; la fiesta incluyó la bizarra parodia El batallón maniático, un torito de petate y fuego que danzó espectacularmente al concluir los discursos, himnos y honores de la ceremonia principal, un baño de luces pirotécnicas y un baile de cumbias de larga duración.

“Queremos un regional del Paraíso, y el compañero Arcadio que se presente acá”, pidió por el sonido el comité organizador del festejo ya en la tarde. Y también solicitaba la presencia de “un regional deportivo”.

Las posadas, oficinas y cooperativas del caracol de Oventic, así como el auditorio Emiliano Zapata, fueron ocupados completamente por las familias indígenas. Además, alrededor del centro de reunión zapatista se alzan modestas carpas para centenares de indígenas más, y muchísimas tiendas de campaña de la sociedad civil.

Celebraciones similares proseguían hoy en los caracoles Torbellino de nuestras palabras (Morelia), Madre de los caracoles del mar de nuestros sueños (La Realidad), Resistencia hacia un nuevo amanecer (La Garrucha) y Caracol que habla para todos (Roberto Barrios). A la presencia de miles de tzeltales, tzotziles, tojolabales, choles, zoques, mame y campesinos mestizos se agregan caravanas de la sociedad civil de México, comités y grupos de solidaridad zapatistas de Italia, España, Cataluña, Estados Unidos, Alemania y Dinamarca, así como representantes de comités de Francia, Canadá, Argentina, Euskadi y Bélgica, entre otros.


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