Multitudinaria manifestacion por el joven asesinado por las tropas.
Miles de maestros en todo el pais manifiestan a pesar de los tanques.
Un estudiante muerto y más de 50 heridos, entre jóvenes, transeúntes, comerciantes e incluso periodistas y soldados, dejó el violento enfrentamiento que se registró la mañana de ayer entre alumnos de la Universidad Nacional del Altiplano y miembros de una fuerza combinada de la Policía y el Ejército.
La lucha se inició a las 8 de la mañana cuando numerosos efectivos pretendieron desalojar del campus universitario a los estudiantes que habían tomado el local la víspera, en rechazo de la declaratoria de emergencia del país.
Inicialmente los jóvenes dialogaron con los jefes policiales a cargo del operativo. Minutos después, las conversaciones se suspendieron y dieron paso a un ataque frontal de parte de las fuerzas del orden, que lanzaron bombas lacrimógenas para dispersar a los estudiantes. Hubo también disparos al aire de parte de los militares.
La respuesta de los universitarios llegó con piedras lanzadas por medio de hondas y resorteras contra los custodios del orden. Se produjeron detenciones y los primeros dos heridos de bala. Uno de ellos fue el estudiante de la Facultad de Educación Edy Jhony Quilca Cruz, de 22 años, al que un proyectil le impactó en el estómago. Minutos después fue evacuado al Hospital Regional Manuel Núñez Butrón, a donde llegó muerto.
Horas más tarde el director del referido nosocomio, Isaac Manzaneda Peralta, identificó al otro joven herido como Omar Saravia Quispe, quien fue intervenido quirúrgicamente y viene recuperándose satisfactoriamente.
Los ánimos se caldearon aun más y las hostilidades aumentaron. El representante de la Defensoría del Pueblo, Alfredo Herrera Flores, buscó restablecer el diálogo, tomando en cuenta la existencia de heridos de gravedad. Hizo lo propio el presidente regional David Jiménez Sardón y sus consejeros regionales, el presidente de la Corte Superior y otras autoridades, así como dirigentes estudiantiles, quienes buscaron reunirse con el Comandante General de Armas, Carlos de la Melena Mariátegui, y solicitar el repliegue de sus fuerzas y la libertad de los detenidos.
Pero la paz no llegó. Los jóvenes se replegaron a la plaza de armas e izaron el pabellón nacional a media asta en señal de duelo y pretendieron iniciar un homenaje a los caídos en defensa de sus derechos conculcados, dijeron. Los siguieron los maestros en huelga, trabajadores judiciales y otros gremios en conflicto. Eran las 12 del día.
SEGUNDA ARREMETIDA
La segunda arremetida contra los estudiantes se produjo al mediodía. Había en la plaza, además de las autoridades, comerciantes, periodistas y madres de familia que llegaron para informarse sobre la situación de sus hijos detenidos.
Todos esperaban que los resultados de los intentos de diálogo fueran positivos y que los efectivos de las fuerzas combinadas abandonaran la plaza de armas y se replegaran a sus bases militares.
Pero eso no ocurrió. Al contrario, los uniformados se sintieron acorralados y retomaron el lanzamiento de las bombas lacrimógenas sin considerar que en el lugar había madres con sus hijos en brazos, acción que enardeció aun más a los manifestantes.
Entonces se produjo otro enfrentamiento y aumentó el número de heridos. Ya no eran solo estudiantes; había también transeúntes, comerciantes, periodistas y un agricultor. La calma todavía tardó horas en llegar. Las FFAA aseguraron que el enfrentamiento fue iniciado por los estudiantes, quienes negaron la versión e insistieron en culpar a los efectivos militares de cometer excesos durante el operativo.
El precio del orden
Sólo como resultado del enfrentamiento en Puno entre estudiantes y militares, el saldo fue de un muerto y aproximadamente 50 heridos. No es precisamente el resultado que buscaba el gobierno con la imposición del Estado de Emergencia. La medida de excepción tampoco disuadió a los profesores en huelga, pues en Chimbote chocaron con infantes de la Marina y en Huancayo se enfrentaron a efectivos del Ejército. Y en la capital, las tropas tuvieron que cercar Palacio de Justicia para impedir que los trabajadores tomaran las instalaciones. En menos de 48 horas de vigencia de la suspensión de garantías, la violencia se ha incrementado y no se ha restablecido el orden. El desafío de los huelguistas al Estado de Emergencia no parece que cederá en los próximos días, si se tiene en cuenta que la violencia estalló en alrededor de 20 importantes ciudades del país. Si el objetivo era retomar el control, todavía está lejos de cumplirse.
Cacerolazo nocturno en Puno
A las siete de la noche se escuchó un ensordecedor cacerolazo en esta ciudad. Hombres y mujeres se apostaron en los techos de sus viviendas para hacer sonar ollas y latas en protesta por la represión militar y policial registrada ayer en la mañana en la Universidad Nacional del Altiplano.
Posteriormente, y en grupos dispersos en el centro de la ciudad, los puneños empezaron a desfilar por las calles pronunciando arengas contra el gobierno de Toledo y exigiéndole suspenda el estado de emergencia. Madres de familia y estudiantes de la universidad local portaban una bandera a media asta y bolsas negras en las manos en señal de duelo.
La mayoría se preguntaba por qué tanta violencia para detener la protesta de jóvenes estudiantes dentro del campus universitario.
La marcha se desarrolló en forma pacífica y sin la presencia militar y policial, que se habían retirado de las calles tras los hechos de violencia suscitados en la mañana. Hasta el cierre de esta edición, las manifestaciones persistían y el lugar de mayor concentración era la plaza de armas de esta localidad altiplánica.
Los centros educativos continuaban ayer con las aulas vacías, sin maestros ni alumnos, como consecuencia de la huelga magisterial que se mantenía vigente pese a las exhortaciones para que los docentes vuelvan a clases. Ningún plantel, ni del centro de Lima ni de la periferia, realizó actividad académica alguna.
No hubo incidentes. Los policías se mantuvieron alertas, en las puertas de planteles, junto a sus unidades móviles. Patios desolados, aulas vacías, carpetas sin ocupar, inactividad total eran las características de los centros educativos.
Los maestros, hombres y mujeres, se posesionaron de las puertas de ingreso y allí lanzaron gritos a favor de la huelga. Simultáneamente, preparaban las ollas comunes.
Eurípides de la Cruz, miembro del comité de lucha del colegio de Nuestra Señora de Guadalupe, dijo que la huelga magisterial continúa, pese al estado de emergencia. “Se han suspendido algunos derechos constitucionales, pero el derecho a la huelga no. Nosotros seguimos con nuestra lucha”, manifestó.
La plana de maestros del colegio guadalupano es de unos 80 docentes. Ayer asistieron no más de diez, la mayoría contratados.
La situación era también de desolación en el colegio Rosa de Santa María a donde acudieron una treintena de maestras contratadas. La directora Luz Rosario Pérez dijo que ninguna alumna había concurrido a clases. Igual sucedía en el colegio Teresa Gonzales de Fanning y en el centro educativo Mariano Melgar.
Los maestros de esa zona se habían concentrado en la plaza principal de Breña y allí levantaron una gran olla común. Un grupo de docentes preparaba una sopa y arroz a la jardinera.
En La Victoria, la situación era la misma. Colegios como el Pedro Labarthe y César Vallejo estaban totalmente paralizados. En Comas y en Villa El Salvador, igual. Los colegios Estados Unidos y Carlos Wiese y los demás planteles de los distritos se hallaban paralizados.
Los maestros volvieron a salir a las calles en provincias.
heridos y casi un centenar de detenidos fue el saldo de las protestas magisteriales en diversas ciudades del país durante el segundo día del estado de emergencia decretado por el gobierno.
En Huancayo donde 17 personas resultaron heridas, entre ellas un policía, debido a los violentos enfrentamientos registrados. Asimismo, más de 40 profesores fueron detenidos por la policía durante los disturbios ocurridos cerca de la Plaza Constitución y Humanmarca.
En Sullana fue herida la docente Roxana Pacheco Olaya, a quien le impactó una bomba en la pierna izquierda
REPRESIÓN EN TRUJILLO
En esta ciudad, efectivos de la Unidad de Servicios Especiales (USE) de la Tercera Dirección Territorial impidieron el ingreso de maestros a la Plaza de Armas de Trujillo, lanzando bombas lacrimógenas en diversos puntos del centro cívico.
Niños, jóvenes y adultos resultaron con asfixia producto de la represión policial que se inició a las 11 y 10 de la mañana en la intersección del pasaje Armas y Bolívar.
Desde tempranas horas del día, la policía dispersó a los maestros cajamarquinos y a un grupo de ronderos impidiendo su ingreso al centro de la ciudad. Entre tanto, decenas de efectivos del Ejército y carros portatropas permanecen en la plaza de armas.
OTRA MAESTRA HERIDA
En Chimbote, la profesora Yolanda Lara resultó herida en la cabeza por un artefacto lacrimógeno lanzado por un policía y nueve de sus colegas fueron detenidos en un enfrentamiento entre docentes y agentes policiales e infantes de la marina.
Los detenidos fueron los profesores Beder Velásquez Alva, Jorge Olivera Huerta, Alexander Julia Sucsa, Esther García Desposorio, Fausto Sarmiento Real, Ulda Núñez Marquina, Gustavo Espejo, el estudiante Ricardo Agurto Crisanto y el transeúnte Rigoberto Moreno Ucañan.
Caos en Arequipa
Grupos de más de 400 manifestantes fueron reprimidos en esta ciudad por efectivos de la policía con material lacrimógeno. Estos incidentes se registraron en la avenida Independencia con avenida La Salle y por inmediaciones de la calle San Camilo.
Pobladores participaron en enfrentamientos entre las fuerzas del orden y miembros del magisterio. La Policía Nacional desarrolló acciones represivas en varios puntos de la ciudad donde los docentes se congregaron desde tempranas horas para desarrollar sus habituales marchas.
La jornada dejó como saldo 15 personas detenidas y varios profesores con signos de asfixia por el gas lacrimógeno que empleó la Policía Nacional para dispersarlos.
Los trabajadores judiciales persistieron también con su medida de fuerza. La Corte de Justicia también fue sitiada por el Ejército y los efectivos impidieron incluso que los transeúntes ocuparan las bancas de la plaza España, contigua al Palacio de Justicia.
CONTINUÓ LA PELEA
La aparición de los soldados se produjo luego que por segundo día consecutivo los trabajadores administrativos del Poder Judicial volvieron a enfrentarse con la policía cuando los efectivos trataron de impedir la realización de una manifestación en la entrada principal y los alrededores del Palacio de Justicia.
Los servidores judiciales cumplieron la segunda semana de huelga indefinida, en demanda de mejoras salariales y de condiciones de contrato laboral.
Para evitar una eventual captura de la sede principal del Poder Judicial por los huelguistas, las autoridades dispusieron el cierre de todas las puertas de acceso.