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¡Victoria Forajida!

23.04.05

Llakta!
Editorial
20 de abril de 2005

Se fue… como siempre, por la puerta de atrás. Como los otros, Bucaram y Mahuad, marchó a escondidas en cuanto los militares dejaron de cobijarle bajo sus cínicas alas.

Marchó con las manos manchadas de sangre. De sangre vertida por la inconsciencia y el ansia de dominio que le alentaron la formación de escuadrones clientelares a sueldo de matones y garroteros… Nuevas formas mafiosas de represión paraestatal y paramilitar. Nuevas formas de silenciar las esperanzas y cercenar la rebeldía con violencia e hipocresía. Pero no le sirvieron de nada: el pueblo, la gente, los forajidos ejercieron su derecho a la rebelión asumiendo todos los riesgos, sufriendo, riendo, peleando, agitando las banderas de la dignidad con la mirada limpia y las manos desnudas: Porque cuando no se tiene nada, ya no hay nada que perder…

Marchó impune, otra vez más, junto al retornado Bucaram El Breve, amparado por el pacto de hierro de la diplomacia mundial que acoje sin preguntar a los gobernantes derrocados por sus pueblos. Protegido y aconsejado por la inefable embajadora de los EEUU, dejó Carondelet a escondidas acompañado de su banda de adláteres medradores, resguardado por sus amigos militares a pesar de la brava oposición de los forajidos del Norte de Quito.

Y seguro pensará y denunciará ante el mundo que lo derrocaron… ¡Y tendrá razón!

Lo derrocó el pueblo en resistencia, imaginativo en las calles dia tras dia, gaseado, golpeado, baleado, asesinado… Sin retroceder un ápice, sólo con sus gritos, con sus risas, con su perseverancia, con el grito largamente gritado de ¡qué se vayan todos! Expresión de un descontento de décadas regado de hastío que, harto ya de estar harto no se cansó y levantó vientos de amanecer con esperanza y rebeldía.

Se fue Lucio, pero quedan otros, muchos otros. Queda un Congreso corrompido hasta la médula, queda un sistema de partidos carcomido por los miles de sabandijas que pululan en su seno, queda una Justicia mercenaria al servicio del mejor postor, queda una compleja trama de personajillos vividores, empresarios locales, oligarcas, políticos, jueces, funcionarios, prelados, militares… muchos de ellos al servicio de espúreos intereses internacionales.

Se fue el dictócrata, pero dejó su herencia: El TLC, la implicación en el Plan Colombia, la venta del Ecuador a las multinacionales, la represión y el matonismo, las instituciones destrozadas, el país saqueado…

Se fue, pero no olvidemos los nombres de la infamia: Lucio Gutiérrez, Bolívar González, Abdalá Bucaram, Omar Quintana, Antonio Vargas, Gilmar Gutiérrez, Jorge Poveda, Renán Borbúa, Pichi Castro… Y a sus cientos de compinches que ahora se ocultan bajo las piedras y que pronto comenzarán a cambiar de bando y de chaqueta llenándose la boca de Democracia, Legalidad y Justicia.

Venció el pueblo, la gente, y es tiempo de celebración… Pero no olvidemos nuestros muertos, nuestros heridos, nuestra lucha. No olvidemos a los que salieron a las calles a resistir, con el arma de la alegría y la confianza en la existencia una Justicia más allá de las instituciones. Salieron a las calles a cambiar el futuro, a excavar las raíces de la podredumbre para arrancar el tronco descompuesto de la Patria por tantas décadas de oprobio, saqueo, cinismo y corrupción. Salieron a las calles y algunos no regresaron, como el recordado compañero Julio, bárbaramente reprimidos, asesinados, no olvidemos, por la misma policía y ejército que ahora expresa su compromiso con la defensa del pueblo…

Ya nos jodieron dos veces antes, cuando tras la huida de Bucaram y Mahuad revirtieron las legítimas aspiraciones de refundación del país reclamadas por una amplia mayoría del pueblo ecuatoriano. Y jugarán el juego institucional, con las viejas leyes, emitiendo declaraciones, providencias, juramentos, órdenes… Todo en aras de mantener el sacrosanto orden constitucional. No olvidemos, si no perseveramos, los herederos de la infamia recojerán su legado.

¡Forajidos! Nuestra pequeña revolución en un rincón de América demuestra que ¡otro Mundo es posible! y continuará hasta…

¡Qué se vayan Todos!

Llakta!


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