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SOMOS PUEBLOS DE LA TIERRA, SOMOS PUEBLOS PARA LA VIDA, SOMOS PUEBLOS EN RESISTENCIA. Pronunciamiento de la ORGANIZACIÓN NACIONAL INDIGENA DE COLOMBIA

26.04.05

Compañeros y compañeras indígenas, autoridades tradicionales del Pueblo Nasa y de los demás pueblos que conviven en el territorio ancestral indígena del Cauca, Representantes de las organizaciones populares y de la sociedad civil, amigos y amigas todos.

Desde la Organización Nacional Indígena de Colombia, desde los pueblos indígenas de Colombia, tengan todos, nuestro más fuerte saludo de resistencia indígena.

Los hechos que se desarrollan actualmente en el norte del departamento del Cauca refleja el horizonte de vida trazado por los gobiernos y los actores armados para la población colombiana. Un horizonte de guerra y destrucción de la dignidad humana. No es casual que nos encontremos en medio del fuego cruzado entre quienes a pesar de decir que buscan el bien y la protección del pueblo, hoy reflejan que se han puesto de acuerdo endestruir la vida humana, en profanar nuestros territorios, en desconocer la autonomía y la legitimidad de las autoridades tradicionales sobre sus
territorios. Se han puesto de acuerdo para querer acabarnos.

En otras partes del país el panorama no cambia. Por el contrario es cada vez más dramática la situación de cada uno de los pueblos indígenas que hemos resistido por siempre. No hay que olvidar la masacre de hace un año de los indígenas Wayúu en Bahía Portete, en el norte de la Guajira, no olvidemos tampoco que alrededor de esta masacre existen intereses por megaproyectos energéticos impulsados desde el gobierno; no olvidemos el genocidio al que ha sido sometido el Pueblo Kankuamo de la Sierra Nevada de Santa Marta, en donde han perdido la vida mas de 220 compañeros indígenas a manos de los actores de la guerra. No olvidemos el bloqueo y confinamiento al que viene siendo sometido el Pueblo Siapidara.

Tengamos presente que hay pueblos como el Wiwa en la Sierra Nevada de Santa marta con crisis alimentarias a causa de los bloqueos y confinamiento al que ha venido siendo sometido como una estrategia de exterminio por parte de los actores de la guerra incluyendo a la misma fuerza publica. Tampoco olvidemos que igual situación viven los compañeros Motilón Barí en Norte de Santander. Allí hay intereses definidos de megaproyectos y explotación petrolera que ponen en peligro la integridad y pervivencia de los compañeros indígenas.

Debemos tener presente que las acciones de los actores de la guerra siguen afectando a las poblaciones del alto Naya, allí, el mismo ejercito nacional instaló retenes y ha “decomisado” arbitrariamente víveres, gasolina, funguicidas de uso agrícola y las remesas que ha enviado el bienestar familiar. Igual situación padecen los pobladores de Bojayá en el Choco.

Los compañeros indígenas Embera del alto Sinú han debido padecer los embates de la construcción de URRA I y ver venir sobre ellos la amenaza de URRA II, con ello el desplazamiento, el desconocimiento y atropello del Estado, el señalamiento y violación de todas la libertades fundamentales por parte de todos los actores armado.

El señalamiento es la lógica que prima desde los actores armados hacia la dirigencia indígena. Así ha venido sucediendo en Risaralda con los compañeros Emberá Chamí y en todo el país, en el Amazonas, aquí en el Cauca, en el Chocó, en la Sierra Nevada de Santa Marta y en todos aquellos territorios donde los pueblos indígenas existimos.

Los indígenas no estamos en guerra, estamos en resistencia frente a la guerra. Guerra que se expresa en los hostigamientos, en los combates, con el desplazamiento de nuestros compañeros, con las fumigaciones y la destrucción de la naturaleza. La guerra también se expresa con las políticas que desconocen nuestras autoridades propias, nuestra autonomía y busca nuestra asimilación a procesos de globalización y venta de la vida.

La guerra responde a intereses “estratégicos” sobre lo nuestro, sobre nuestros territorios y riqueza. Pero nuestra resistencia responde al interés más fundamental e importante para la humanidad. Nuestra resistencia responde al interés de la vida humana, de la dignidad como pueblos, de la pervivencia como culturas milenarias. Responde nuestra resistencia al interés de ser como han querido nuestros ancestros que seamos y que vivamos en este tiempo.

¿Acaso frente a este interés mas fundamental del ser humano hay otra lógica superior?. ¿Acaso ante este interés mas fundamental de la dignidad y vida de la vida hay otro argumento que quiera ser impuesto con la fuerza de las balas, los bombardeos, los hostigamientos y la militarización de nuestros territorios?. ¿Acaso para la lógica de los gobiernos para buscar legitimidad es acabar con la población civil?.

Frente a los proyectos de guerra, frente a quienes piensan en las balas como si fuera el alimento de cada día, frente a quienes piensa en la posible ganancia de los megaproyecto sobre territorios, frente a quienes destruyen la naturaleza para imponerle cultivos para su enriquecimiento particular, frente a la guerra y la muerte, hoy mas que nuca nuestra dignidad está en lo mas alto, hoy mas que nuca la humanidad que dice haber luchado en la historia por la democracia y las libertades fundamentales no debe ver como muestra de verdadero respeto por la vida.

El proceso de resistencia indígena no será acallado por los ruidos de la guerra. Nuestras voces no serán silenciadas por los ruidos de las bombas.

La organización nacional indígena de Colombia – ONIC, ante todos los hechos de violencia frente a los pueblos indígenas del país, reclama respeto por nuestros territorios.

En a la situación que viven hoy los compañeros indígenas del Cauca reclama a las instituciones del Estado y de apoyo a la población civil el cumplimiento de sus funciones en vigilancia de sus principios orientadores y no de los procedimientos y tramites administrativos. Cuando la vida está en peligro no hay cosa más importante que la misma vida.

Solicitamos a las Naciones Unidas, a la red de solidaridad social y a todas las instituciones que tengan como función atender situaciones de emergencia y de ayuda humanitaria adelantar sus mejores esfuerzos para hacer llegar la ayuda que requiere la población indígena atrapada en medio del fuego cruzado. Solicitamos también tener presente que el Consejo regional indígena de Cauca, la Guardia indígena y la Asociación de Cabildos del Norte del Cauca – ACIN son instituciones legítimas de los pueblos indígenas del Cauca y cuentan con toda la capacidad y disposición para coordinar la efectiva entrega de las ayudas a la población civil.

Los actores armados le deben respeto a la vida y del territorio ancestral de pueblo Nasa. Por lo tanto, exigimos con toda la fuerza de los pueblos indígenas del país, el cese definitivo de las hostilidades y de toda actividad de guerra sobre este territorio. No deben olvidar que en este territorio desde siempre ha habido quien gobierne. Las formas de vida, las formas de gobierno con las cuales viven los indígenas han estado aquí desde antes que se inventaran los instrumentos de muerte que hoy los actores de la guerra quieren imponer.

El gobierno y sus representantes regionales deben retractarse y abstenerse de realizar mas señalamiento a la dirigencia y a las autoridades tradicionales indígenas como auxiliadores de la guerrilla. Esto falta a la verdad y no cuanta con ningún tipo de fundamento; por el contrario pone en inminente peligro las vidas de los dirigentes indígenas y a todo un proceso legitimo de resistencia en defensa de la vida y el territoriopropio del pueblo nasa.

Solicitamos a la comunidad internacional y a las organizaciones de defensa de los derechos humanos a que conformemos una comisión permanente de acompañamiento en terreno a la población civil y de verificación del respeto a la vida.

La organización nacional indígena exhorta a la solidaridad de la población civil nacional y a su más radical posicionamiento de rechazo de la guerra.

SOMOS PUEBLOS DE LA TIERRA, SOMOS PUEBLOS PARA LA VIDA, SOMOS PUEBLOS EN RESISTENCIA.

ORGANIZACIÓN NACIONAL INDÍGENA DE COLOMBIA – ONIC COMITÉ EJECUTIVO

BOGOTÁ, 22 DE ABRIL DE 2005

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