Los integrantes de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA) juntan fuerzas con sus homólogos de Vía Campesina para evitar la muerte de la economía campesina y de las miles de personas que quieren seguir viviendo de las actividades agrícolas y pecuarias, dijo Alberto Gómez Flores, en el foro UNORCA: 20 años del movimiento campesino.
El coordinador ejecutivo de la organización advirtió que para lograr sostener esa economía campesina se requiere un nuevo orden internacional, por eso los integrantes de UNORCA han sostenido “el grito: fuera los alimentos de la Organización Mundial de Comercio. Sabemos que para lograrlo necesitamos mucha fuerza”. En el foro organizado por Casa Lamm, Gómez Flores habló de la autonomía campesina y de la urgencia de tener mayor fuerza para avanzar en sus propuestas y que los ejidatarios recuperen las tierras que hoy tienen rentadas, como en el caso de Sonora y Sinaloa, en donde 85 y 75 por ciento respectivamente de la propiedad social está en dicha situación.
Luis Meneses Murillo, ex dirigente de UNORCA, recordó que la organización se constituyó formalmente en marzo de 1985 y desde entonces se acordó respetar la pluralidad y autonomía política e ideológica de cada una de las organizaciones regionales, además de luchar por la propiedad social, mejorar la producción y tecnología productivas y avanzar en la comercialización eliminando intermediarios.
Luis Hernández Navarro, coordinador de Opinión de La Jornada, apuntó que la autonomía campesina es clave para que ese sector enfrente sus retos, pero también requiere enlazarse con otros sectores sociales para que gobernantes, legisladores y sociedad no consideren al agro como un lastre sino como la reserva del futuro. Destacó que este sexenio ha sido del “descontento campesino” y como muestra están las frecuentes tomas de la Sagarpa.