Recuperan indígenas purépechas la milenaria tradición del trueque
Duodécima edición del tianguis en el que la única regla es la ausencia de dinero
LA JORNADA MICHOACAN
Morelia, Mich., 5 de junio. “Frente a los embates del capitalismo que hemos padecido durante más de 500 años, los indígenas purépechas volteamos a nuestros antepasados para rescatar la cultura de la ayuda mutua, en la cual se pone a la persona antes que a la mercancía”, aseveró Filemón Zintzun, originario de la comunidad de Cuanajo, durante la inauguración del Mojtakuntani o Tianguis Purépecha Re-gional Intercambio como Hermanos (y no como canijos).
En 1993, en el contexto de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), “sentimos que nos estábamos quedando al margen de las decisiones económicas del país. Nuestros productos se estaban quedando sin mercado y fue entonces cuando el párroco de Cuanajo, Gilberto Lucas Juárez, impulsó la idea del trueque, que al principio se realizó entre las comunidades más cercanas de Cuanajo”, explicó Zintzun.
A 12 años del primer Mojtakuntani, que reunió a 16 comunidades en Tzintzuntzan, la cuna del imperio purépecha, este domingo se celebró el primer tianguis del mes de junio en Cuanajo, a pocos kilómetros de la carretera Pátzcuaro-Morelia. El encuentro recibió a comerciantes de 14 comunidades de la entidad y del Distrito Federal.
Indígenas purépechas provenientes de la rivera del lago de Pátzcuaro, Jarácuaro, Santa Fe, San Andrés Ziróndaro, Urandén, San Pedro, Ojo de Agua, San Jerónimo e Ihuatzio, tendieron sus mantas y sobre el suelo colocaron fruta, alfarería, tejidos, plantas, especias, atole, pozole, granos, mazorcas, petates y diversos objetos tallados en madera.
De la ciudad de México llegó un grupo de la escuela preparatoria Churchill para ofrecer libretas, lápices, jabón, detergente, atún en lata, aceites, pastas y abarrotes.
El tianguis estaba listo desde las 10:30 de la mañana, pero inició formalmente a las 11 horas, una vez que el párroco de la comunidad dio el banderazo inaugural, y al ritmo de sones comenzó el trueque:
Jabones y detergentes a cambio de rebozos y cestos de paja tejido; banquitas de madera por cuadernos de dibujo; semillas y morrales por pastas y aceite, mientras que jóvenes de la comunidad obsequiaban platos de pozole a los participantes.
“Estos son los valores del tianguis, donde volvemos a encontrarnos como hermanos, donde volvemos a emplear nuestro lenguaje purépecha, donde podemos, incluso, platicar de nuestras necesidades, economía, política, lo social. De esta manera se comparten también las festividades, invitándose unas comunidades a otras.
“Es el rencuentro, es la fiesta, es la convivencia y, a la vez, es el intercambio, el trueque de productos. Estos son los grandes valores del tianguis”, manifestó Zintzun, conmovido por el vaivén de productos con ausencia de dinero.
Aun cuando ha logrado mantenerse más de 10 años, la subsistencia del tianguis del trueque no ha sido fácil, pues la falta de producción y la dificultad de transportarse a la comunidad sede impide que alcance grandes dimensiones.
Retomando el lema de la Red de Intercambio Alternativo, de Ecuador, los purépechas invitaron, para el próximo 19 de junio, a la comunidad de Santa Fe de la Laguna, en la ribera del lago de Pátzcuaro, al trueque fraternal bajo una única regla: “no hay dinero”.