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Londres convertido en zona de guerra tras sangrientos atentados de Al Qaeda. Siembra vientos y cosecharás tempestades…

08.07.05

CON HOSPITALES DESBORDADOS Y CALLES SIN TRAFICO

Londres se convirtió en una “zona de guerra”

Londres quedó convertida este jueves en una verdadera zona de guerra, con fuerzas policiales apostadas en sectores claves de la ciudad, hospitales desbordados y calles sin tráfico, pero con miles de personas a pie, tras los atentados que dejaron por los menos 37 muertos y 700 heridos.

El Palacio de Buckingham y el Parlamento en Westminster fueron cercados de inmediato por un cordón de las fuerzas de seguridad, que también se desplegaron en otros lugares sensibles como las estaciones de trenes, la célebre Trafalgar Square y los aeropuertos de acceso de la capital.

El espectáculo horas después de los sangrientos atentados contra tres líneas de metro y un autobús era desolador: muchas calles cortadas y sin tránsito por las cuales desfilaban miles de personas que salían de sus trabajos e intentaban volver a casa.

En la zona de Carnary Wharf, al este de la ciudad, en la nueva City, algunos preferían tomar cerveza en los pubs junto al Támesis, esperando que la situación se normalizara, algo que comenzaba a ocurrir lentamente la caer la tarde.

Los célebres autobuses rojos de dos pisos, todo un símbolo del “british style”, volvieron a circular, mientras el tráfico lograba reorganizarse tras las primeras horas de caos y estupor.

En tanto, los hospitales como el Saint Mary’s (cerca de Edgware Road, una de las estaciones blanco de los ataques) o el Royal London Hospital (no lejos de Liverpool Street y Aldgate, otros objetivos de los atentados) recibieron de urgencia a muchos de los heridos.

“No hay palabras para describir lo que pasó”, decía Steve Nichols, que participó en la evacuación de víctimas en la iglesia Saint Botolph, cerca de la estación de Aldgate.

“Una pobre mujer, aún con vida, estaba incrustada en una de los hierros del tren. La gente recogía trozos de cuerpos. Era macabro”, agregó esta persona, testigo directo de la tragedia.

Otros, en cambio, recién descubrieron el desastre una vez que éste ya se había consumado. “Cuando salí a la mañana, la calles estaban silenciosas, todo lo contrario de lo habitual, y la atmósfera decía que algo malo había pasado”, cuenta James Page, estudiante de doctorado.

“Una vez que me enteré fui hasta Upper Woburn Street. Ahí vi al autobús destrozado. Es increíble”, continuó este joven.

Los atentados, cuatro en total, fueron reivindicados por un desconocido grupo islamista y quedaron vinculados de inmediato con la intervención británico-estadounidense en Irak.

El primer ministro británico Tony Blair afirmó que los autores de los ataques “son gente que actúa en nombre del Islam”, en una intervención desde Downing Street, a donde regresó procedente de Gleneagles (Escocia), sede de la cumbre del G8 con la presencia de los jefes de Estado de los países más poderosos del mundo, entre ellos el estadounidense George W. Bush.


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