La Minga que Camina
El sol canicular de El Espinal, en la vía que comunica el sur con el norte del país, no doblegó el entusiasmo de miles de hombres y mujeres de todas las edades, protagonistas de una minga por la vida, contra un gobierno que está feriando, en Ralito o en Washington, la soberanía ancestral de sus comunidades. Participan indígenas pijaos y paeces de 103 resguardos, campesinos y gentes de toda la comarca. Voces de protesta contra el TLC que se amplificarán en septiembre y octubre
Por pabloé.
Luego de su partida esta mañana desde la el Coliseo de El Guamo, la “Minga indígena, campesina y popular del Tolima” arribó al caer la tarde del martes 23 de agosto a El Espinal, primera de tres estaciones establecidas antes de su ingreso a Ibagué, distante a 180 kilómetros de Bogotá, previsto para el próximo viernes 26 cuando protagonizarán una audiencia popular sin precedentes en los últimos tiempos en esta parte de los andes colombianos.
Alrededor de 5.000 personas de todas las edades provenientes de 103 resguardos indígenas y decenas de asentamientos y núcleos campesinos y populares diseminados a lo largo de la comarca recorren lenta pero alegremente el principal tramo carreteable que une al centro con el sur y el norte del país. Cientos de los marchantes viajaron con sus hijos a cuestas hasta 18 horas a lomo de mula, en camperos, chivas y buses, hasta llegar al sitio de encuentro para la partida final. Tenían un compromiso de honor que empezó a tejerse seis meses atrás desde las principales organizaciones indígenas y campesinas, comprometiendo las fuerzas más representativas del movimiento sindical y social.
Llevan consigo la Proclama por la vida, una cantata de amor y esperanza que cuestiona la guerra y a sus promotores, defiende la autonomía y los valores ancestrales de sus culturas, incluido su territorio y producción, y controvierte la política de seguridad del actual gobierno, así como las negociaciones del Tratado de Libre Comercio que adelanta a ritmo acelerado y a sus espaldas con Estados Unidos.
Artesanos, pescadores y buscadores de oro, pequeños cultivadores de plátano, yuca y café coinciden con los empresarios del arroz y el algodón en la certeza que el futuro de sus nietos está siendo feriado al peor postor en la rueda infernal de negocios del TLC y la hoguera de la guerra que desangra sus entrañas y rompe sus comunidades.
Durante los últimos dos años por lo menos un millar de tolimenses han caído en las redadas masivas de los organismos de seguridad del Estado, siendo su humildad la mancha que los convierte en sospechosos, también de los grupos paramilitares que copan la región sin obstáculo alguno, establecen fortines en las goteras de las guarniciones militares y se pasan por la faja los llamados acuerdos de Ralito. A finales del año pasado, en audiencia pública celebrada en el Auditorio Alfonso López Pumarejo, la Defensoría Regional del Pueblo denunció ante el Alto Comisionado de Naciones Unidas, Sergio Caramagna, cerca de 300 violaciones a los acuerdos suscritos en Santafe de Ralito, cifra superior a la que entonces reconocía el alto gobierno en toda la geografía nacional.
En Potosí, corregimiento de Cajamarca, hace apenas un año largo tropas del ejército masacraron sin fórmula de juicio una familia entera de labriegos, solo un adulto de 22 años entre ellos. Una de las víctimas era un bebé de un año a quien supuestamente confundieron con un peligroso guerrillero. Varios uniformados fueron llamados a juicio gracias a la presión de los defensores de derechos humanos.
En materia de gobernabilidad la situación no es menos alentadora. Sin gobernador en propiedad en el departamento ni alcalde en su capital tras ser destituidos ambos por vicios protuberantes en su elección, una de las regiones más promisorias de Colombia y a la postre uno de los centros de abasto de Bogotá se bate entre la incertidumbre y el saqueo por parte de los partidos tradicionales que persisten en detentar al Tolima como feudo del siglo antepasado. Una de las figuras más emblemáticas del país durante las últimas décadas, Alberto Santofimio Botero, ex candidato presidencial en varias oportunidades y orgullo tolimense, culto él y liberal para mayores señas, hoy permanece tras las rejas acusado del ser el principal instigador del magnicidio perpetrado a finales de los 80 contra Luis Carlos Galán Sarmiento, copartidario suyo.
Contra ese estado de cosas se declararon en rebeldía las fuerzas vivas de la región. Las hay de todo tipo: desde el Consejo Regional Indígena del Tolima, CRIT, hasta la Mesa Permanente de Organizaciones Sociales de la cual hacen parte los movimientos sindical, campesino, estudiantil y comunal, entre otros, pasando por núcleos empresariales y Salvación Agropecuaria, una de las organizaciones comprometidas en la lucha de resistencia contra el TLC. Los artistas e intelectuales, así como el conjunto de organizaciones no gubernamentales, brindan decidido apoyo a la jornada.
Las primeras dos noches El Espinal y Gualanday, corregimiento de Ibagué, se han caracterizado por el desbordamiento de la alegría. El Parque Mitológico de El Guamo vivió una verdadera fiesta tras el arribo de los manifestantes. Las ollas comunales en los improvisados albergues hierven al tiempo que continúan llegando de manera solidaria provisiones alimenticias de diferentes partes, las trovas van y vienen, el video y las tertulias congregan la atención de los caminantes durante los descansos. Cantores, músicos y animadores brotan como fértil semilla mientras acortan distancia. Vienen de oriente y occidente, se encuentran con los del sur y su propuesta de mirada diferente a la imperante. Entre ellos tenemos a los líderes campesinos y comunitarios que hacen parte del Grupo de Paz de Planeta Paz, y desde Bogotá trabajan de manera incansable por el intercambio humanitario y la solución pacífica y negociada del conflicto social y político con expresión armada que caracteriza a Colombia como un islote en el continente.
La víspera del inicio de la minga hizo su arribo a El Guamo poco menos de un millar de caminantes. Al día siguiente (hoy) partieron 1.500 personas, llegando al Parque Mitológico de El Espinal alrededor de 2.500. Se prevé que 3.500 manifestantes partirán éste jueves desde Gualanday que podrían sumar 5.000 al arribar a Mirolindo, en las afueras de Ibagué. El ingreso a la plaza principal de Ibagué, entonces, podría estar bordeando las 10.000 personas, un verdadero hito de movilización popular en la región.
La Minga Indígena, Campesina y Popular del Tolima, tiene un mérito adicional al ligarse con la Marcha Itinerante de los Pueblos del Sur que hace noticia en el Cauca: anuncia la realización de movilizaciones de gran envergadura a lo largo del país antes que finalice año. De un lado, por las jornadas de protesta del 22 de septiembre, coincidente con la 12ª ronda de negociaciones del TLC que tendrá de nuevo a Cartagena como escenario de operaciones.
De la otra parte porque el 12 de octubre para Álvaro Uribe Vélez será un dolor de cabeza mayor al realizarse en esa fecha el paro nacional que convoca la Gran Coalición Democrática que integran las centrales obreras, fuerzas sociales y políticas, encontrándose con la jornada de movilización y éxodo de indígenas y campesinos que se volcarán sobre la Panamericana y coparán nuestras ciudades. Incluidos los pijaos, la étnia principal del Tolima, con algunos resguardos paeces.
www.planetapaz.org
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ARRANCÓ MINGA INDIGENA “Pijao”, CAMPESINA Y POPULAR.
DE 103 RESGUARDOS LLEGAN LOS CAMINANTES
La noche ha sido larga y alegre, entre risas y juegos cerca de 8 mil personas se disponen a emprender el primer día de camino. Los primeros en recoger las esterillas, cueros, colchonetas y el toldillo y guardar sus escasas pertenencias dieron el paso para salir de la Villa Olímpica de El Guamo rumbo a El Espinal. Serán los primeros 15 kilómetros.
Adelante van los hombres y las mujeres de Chaparral y de Ortega. A su lado en filas ordenadas la guardia indígena y popular dispone lo necesario para que el camino sea tranquilo y organizado.
Para los indígenas de Rió Blanco, que viven en las faldas del Nevado del Huila, este ya es su segundo día de viaje pues viajaron 10 horas para llegar hasta este punto de la laguna Seca territorio ancestral del pueblo Pijao.
Son las 11 de la mañana y el sol avanza hacia el cenit en un día de mucho calor a pesar de lo cual el paso es firme y la alegría se refleja en los rostros de los miles de caminantes.
Una mujer de San Antonio de Calarma, se ajusta el sombrero de palma que en días de labor la protege del sol. Ellas trabajan la tierra a la par con los hombres y hoy marchan como ellos por una paz anhelada desde hace ya cinco siglos “dejamos en la casa los güipas, dice la mujer, por ellos hemos hecho este viaje pues nuestros hijos merecen un país en paz”
Oficina de Prensa
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MINGA POR LA PAZ
MINGA INDIGENA,CAMPECINA Y POPULAR
23,24,25 y 26 de Agosto de 2005
telefóno: 2625085
Marchamos por el Tolima