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Aguerrida caleta de pescadores artesanales de Mehuín se unifica con otras para evitar el ducto de la celulosa. Establecen sistema de vigilancia diurna y nocturna con sirenas y radios

28.08.05

La comunidad de Mehuín, ubicada al norte de Valdivia, dice que repetirán lo ocurrido entre 1996 y 1998, cuando expulsaron a cientificos de la empresa

Aguerrida caleta de pescadores amenaza con frenar salida de ducto de Celco al mar

Más de 500 trabajadores, esta vez aliados con otros poblados costeros de las regiones VIII, IX y X, afirman que “ahora será peor”. Una red de vigilancia en la zona les permite conocer los movimientos de los técnicos de la planta y anticipar intentos por acceder a la playa.

La primera vez que la gente de Caleta Mehuín supo que la empresa Celulosa Arauco pretendía evacuar ahí los desechos de la producción de celulosa de la planta Valdivia -que en ese entonces era sólo un proyecto- fue durante una noche de mayo de 1996. En medio de un asado acompañado de varias copas de alcohol, empleados de una compañía que realizaba trabajos de reparación en la caleta confidenciaron a los pescadores que, en realidad, efectuaban pruebas en la playa para la futura construcción de un ducto de Celco.

Tras recabar más datos, el 16 de junio de ese año los lugareños expulsaron por la fuerza a los técnicos, iniciando así una violenta seguidilla de enfrentamientos durante tres años en los que resistieron contra Celco.

Ante la tenaz oposición, la empresa -con la venia de la autoridad ambiental- optó por enviar sus residuos industriales al río Cruces. De ahí en adelante, la historia es conocida: el santuario de la naturaleza situado en ese curso comenzó a ser testigo de la muerte masiva de los cisnes de cuello negro que lo habitaban, fenómeno que, para los científicos de la Universidad Austral y la comunidad de Valdivia, es responsabilidad de esa planta, hecho que niega la empresa.

Nueva pelea

Luego de un acuerdo entre gobierno y Celco para solucionar la crisis ambiental, la salida al mar surgió nuevamente como la alternativa al problema de los desechos químicos. Por eso, los pescadores se rearticularon y ahora amenazan con repetir la lucha contra todo aquel que trate de acercarse a la costa con la intención de estudiar la construcción de un ducto.

Mehuín, un pueblo de 1.500 habitantes ubicado 78 kilómetros al norte de Valdivia, de los que cerca de 500 son pescadores, “resucitó” el denominado Comité de Defensa del Mar, pero ahora tienen aliados: más de una decena de caletas valdivianas como Mississippi y Corral; Queule, Barra-Toltén y Puerto Saavedra, en la IX Región, y otra cercana a Tirúa, en la VIII Región. Más de 3.500 personas para oponerse al desarrollo de pruebas en el mar.

Historia de escaramuzas

Eliab Viguera (45) es uno de los pescadores que manejaba los hilos de Mehuín en los 90 y que ahora también prepara la defensa. “Esta vez seremos más violentos, porque ahora estamos más informados que antes de los perjuicios que pueden causar en el mar los químicos de la planta”, dice. Viguera explica que no les importa dónde se ubique el ducto “porque sabemos que el margen de contaminación sería entre Lebu (VIII Región) y Corral (X)”.

Entre 1996 y 1998 fueron innumerables las ocasiones en que Celco envió a sus técnicos a realizar pruebas en Mehuín.

Los pescadores tenían un sistema de turnos de vigilancia diurno y nocturno en toda la zona de la caleta (ver recuadro). Así, cuando los detectaban, eran fuertemente amedrentados y desalojados. Toda la comunidad salía a la calle y los funcionarios eran expulsados violentamente, “pero nunca golpeados. Sólo en una ocasión un empleado de Celco fue agredido físicamente”, dice Viguera.

Y sólo una vez llegó la fuerza pública -dicen-, cuando se produjo lo que los habitantes comparan con una batalla naval. El 12 de enero de 1998, y con la presencia de Carabineros y la Armada, la firma envió a sus trabajadores a bordo de la nave Fuy, que haría estudios en el mar. Alertados de aquello, unas 200 embarcaciones menores cercaron la bahía y extendieron sus redes de pesca. “Estábamos dispuestos a abordar el barco y quemarlo. Sabíamos que, incluso, podía haber muertos. Afortunadamente notaron nuestra determinación, ya que cuando estuvieron a sólo metros de nosotros, dieron media vuelta y se fueron”, recuerda Viguera.

La red de inteligencia de Mehuín

Según Viguera el “sistema de protección” que operó en los 90 fue muy efectivo. En aquel tiempo los pescadores utilizaban la sirena de Bomberos para avisar que venían técnicos de Celco. Además, instalaron otras en los vehículos.

También implementaron una red de comunicaciones por radio. En caso de que “el enemigo” llegara de noche a la playa a hacer sus trabajos, existían turnos semanales de gente que junto a fogatas custodiaba la costa. El sistema de informaciones era tan eficaz, que -según cuenta Viguera- una vez llegó de noche un grupo de técnicos de la planta a una hostal y fueron vigilados hasta el otro día. “Los seguimos a todas partes, hasta que se aburrieron y se fueron. En general, atacábamos a cualquier grupo de personas que se acercara a la playa en forma anormal. Y sospechábamos de cualquier persona extraña que llegara aquí o a San José de la Mariquina. Siempre sabíamos cuando alguien arribaba”.

El dirigente de los pescadores cuenta que hace unas pocas semanas la gente de Celco quiso pasar desapercibida y salió desde la planta hacia Niebla en una camioneta. “Supimos en qué camioneta andaban y que a mitad de camino cambiaron de vehículo para despistarnos. Finalmente detectamos dónde estaban, pero no actuamos porque creímos que no era algo importante”, recuerda.


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