¿Se imagina a recios hombres de piel curtida por el frío andino hilando ovillos de lana multicolor? Pues ellos son nada menos que los chopcca, una etnia de las alturas de Huancavelica, que a pesar de su acostumbrada rudeza compiten con las mujeres para ver quién hila o teje mejor.
Ambos se enfrascan, por separado, en la tarea de lograr la mejor creación y la perfecta combinación de colores para presentar la más vistosa prenda de vestir.
No hay ningún hombre o mujer, de entre los 16 mil pobladores que forman la etnia chopcca, que deje de aprender a tejer o hilar. Confeccionan sus pantalones de lana tipo bayeta de color negro y sus camisas gruesas tejidas en telar; además de coloridas medias, gorras y fajas con diseños diversos.
También elaboran los maquitos o envolturas que van desde la muñeca hasta el codo y las trenzas. Todo lo hacen en sus tiempos libres o cuando no es época de siembra o cosecha.
Este arte también tiene sus variantes, de acuerdo al gusto de cada familia o grupo. Por ejemplo, los pobladores más antiguos diseñan labores agrícolas, iniciales de sus nombres y apellidos, animales, pájaros y figuras geométricas.
Los más jóvenes llevan en el sombrero unos cordones tejidos y anudados con bolitas de colores trenzados. Tanto hombres como mujeres los adornan con lentejuelas, mostacillas, brillantes, mientras que los solteros y solteras con flores naturales, preferentemente de color blanco.
Las fiestas o celebraciones son los mejores momentos para exhibir sus creaciones y las lucen con orgullo. Lo extraño es que nunca copian el diseño, simplemente tratan de superarlo.
Cuando esquilan alpacas, carneros o vicuñas, de donde sacan la materia prima, deben aprender primero a escoger los mejores vellones, limpiarlos adecuadamente y cardar la lana hasta dejarla lista para ser hilada en finas hebras, que luego se tiñen con tintes naturales de cochinilla, ayrampo y hierbas silvestres, para obtener rojos intensos, tonos azulinos y hasta verde limón.
Entre los pobladores chopcca no se venden prendas de vestir, pero si las cambian en trueque o se los obsequian en ocasiones especiales, lo cual está considerado como una gran deferencia.
Esta etnia que conserva sus formas de vida ancestrales mantiene sus dominios a solo 45 kilómetros al suroeste de la ciudad de Huancavelica, en el alejado el distrito de Yauli.
Los chopcca son quiza el único pueblo en el país que representa en toda su dimensión al hombre andino. Sus integrantes no permiten que nadie se inmiscuya en su vida, son tan decididos que ni en la época de la violencia los guerrilleros o las fuerzas del orden pudieron acercarse a ellos, pues los rechazaban con hondas, que en sus manos son armas letales.
Son unas 16 comunidades chopcca que viven dispersas en un radio de 30 kilómetros, en medio de los Andes, entre las provincias de Acobamba y Huancavelica.
Un pueblo único
El vocablo chopcca significa ‘pueblo único’ o ‘pueblo escogido’. Los miembros de esta etnia viven como en la época de los incas, en casas de piedra con techo de paja. Además, mantienen por generaciones sus costumbres y hasta sus propias leyes.