Carta a La Jornada
Lunes 5 de septiembre de 2005
Señora directora: Agradezco una vez más este foro para la publicación de esta carta, dirigida a todos los actores de las comunidades artística, intelectual y educativa; a la sociedad en general y al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Respondiendo al llamado que el EZLN lanzó en la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, escribo a partir de un diagnóstico, que, sin ser exhaustivo, concluye:
“No hay una traza institucional en el ámbito de lo artístico vinculado a lo educativo, que haya sido producto de extensa y aguda reflexión, orientada a la socialización, a la cobertura, al acceso; espíritu que tendría que sostener toda política que abarque dichos aspectos integrales al concepto cultura.”
Proclama y enmienda hacia la reincorporación de las artes a la educación y la educación a la cultura: el papel formativo del arte independiente. “Neozapatismo - neoeducación”.
En tanto el planteamiento actual de cultura siga divorciado de la educación y ésta de las artes; en tanto que el aparato educativo y cultural sea administrado por cotos de poder políticos y artísticos, cualquier diseño de política cultural al respecto continuará ciñéndose al criterio de lo culto y lo pagano, en ese famoso duelo de sacralizaciones y satanizaciones que tanto mal ha hecho a la relación entre el arte por el arte, el arte en sus aplicaciones y la sociedad, en un afán institucional de cúpulas o bien de propósitos de mercado y medios que han reducido el concepto “cultura” únicamente a espectáculo.
De continuar así, además de desaprovecharse la vasta experiencia que creadores, ejecutantes, docentes, analistas e investigadores pueden aportar como formadores en materia de cultura artística, desde diferentes formatos, no podrán conciliarse ni la memoria ni la síntesis de lo que en verdad somos, en virtud de educar y reconstruir para el futuro.
Subestimar el potencial que el patrimonio intelectual y artístico vivo (personas y su experiencia) representa es una gran falla en el sistema educativo. El desdén ha invalidado gran parte de su utilidad social que, ante el encarecimiento de lo humano, ha demostrado eficacia. Desde el arte no sólo se promueven emociones, sino se observa, se analiza, se confronta y se proponen ideas.
Un aliado en este sentido es el sector de los artistas independientes, cuya vocación humanista ha buscado conducirse en sentido ético y emancipador desde sus propios quehaceres en lo estético, en lo académico, en lo educativo y en lo social.
Aun cuando a este sector se le ha considerado insignificante, ha sido útil referente en consultas y como generador de ideas que se engarzan en más de una dirección y se vinculan con muchos de los temas de construcción y/o revisión del amplio concepto de nación. Como resistencia civil pacífica de perfil específico, el sector artístico independiente (plural a partir del reconocimiento del otro en sus diversas tendencias) crea, ejecuta, enseña, investiga, organiza y produce múltiples expresiones en pos de los altos valores, funcionales con el entorno (social, ambiental etcétera).
Los artistas independientes sin organicidad única ni líderes se muestran en tácita asamblea permanente ante los problemas nacionales. Lo que todo lo anterior expresa requiere verse incorporado de manera más activa, participativa, justa y democrática a la vida diaria, a través de políticas de cultura respecto de lo artístico y educativo que, de vocación y conformación, no atenten contra la dignidad del artista ni de su obra y experiencia; que asuman una verdadera responsabilidad a favor de la propiedad intelectual y artística; que promuevan coloquios respecto de mejoras estructurales en el tema y que sirvan como sensores; que de origen promulguen autonomía; que sean para servir a los artistas en función del crecimiento de su propia comunidad y para incentivar la producción que fortalezca el sentido de nación a partir de lo que somos como un plural cultural en provecho de la sociedad.
Atenta a las propuestas del neozapatismo aspiro a una neoeducación que proclame “formación artística incluyente desde el escenario hasta las aulas, accesible y amplia para todos”, que enmiende a partir de “la incorporación de la artes a la educación y la educación y las artes a la cultura”.
Para que este interés (común a muchos) tenga rumbo, bien podría considerarse la realización próxima de un encuentro, que busque coadyuvar en la construcción de los perfiles de las futuras políticas al respecto.
Atentamente
Nayeli Nesme (creadora y ejecutante independiente de música) nayeli_nesme@yahoo.com