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Los europeos y la resistencia en Abya Yala

06.09.05

De Europa llegaron los enviados de Malinche arrojando fuego. Recorrieron el continente las tropas castellanas y portuguesas. Más abajo, hacia el norte, los ingleses y franceses hacían de las suyas. No dejaban títere con cabeza, excepto a los moradores locales que compraban y los que esclavizaban.

Al igual que los yanquis que introducen en sus tropas invasoras (Vietnam, Irak, etc.) a chicanos, afros y originarios, los castellanos trajeron gallegos, vascos y miembros de otras nacionalidades oprimidas

Así nuestra tierra quedó sembrada de sangre europea y regada de sangre originaria, extraña mezcla que se trató de imponer como identidad a partir de los estados nacionales, en especial a partir de la pseudo independencia, que al igual que Angola y Mozambique, sólo sirvió para establecer el control de una clase dominante local.

En Europa, los procesos derivados de la revolución francesa determinaron los ejes culturales de una racionalidad que se volcó en los estados nacionales y en las posteriores oposiciones críticas, que también se corresponden con dicha realidad, aunque algunos de ellos digan que es “universal”. El cura Tomás Moro astutamente bajó el cielo a la tierra y lo llamó “Utopía”, para que en vez de seguir a la divinidad a través de la fe, los pueblos atendieran a la razón para procurar la “reorganización” de la sociedad, una nueva racionalidad instrumental, esta vez “crítica”. De la teología pasaron a la teleología. Los situacionistas han conseguido atravesar mejor el muro de las distancias culturales para estudiar y comprender los fenómenos a partir de si mismos y no a través de un prisma exportado. El iluminismo europeo erigido por el capital consiguió impregnar de lo que hoy llamamos el eurocentrismo a la cultura occidental y con ello la universalización, la proyección de la razón y sus construcciones lógicas basadas en la llamada libertad individual hacia todos los confines de la tierra. La revolución de Mao consiguió asentar firmemente las relaciones sociales capitalistas en territorios ancestrales, lo mismo bajo otra batuta sucedió en Japón, India y otros lugares orientales.

De un plumazo fue borrada la historia del pensamiento, otorgándosele un papel secundario y anecdótico al enorme desarrollo de las ciencias y del pensamiento antiguo en Egipto, China, India y otras regiones donde florecía la sistematización de las ideas que los mercaderes de Mileto, desde donde se conectaba el comercio europeo con el llamado “oriente”, que es el occidente para nosotros y así ustedes serían los orientales, traían en sus productos, manuscritos y otros medios, en un proceso muy similar al papel que después ocuparía la acumulación originaria capitalista con la expansión colonial que cayó en nuestro hogar y en otros hogares llevando de vuelta el oro y demases. Las ciencias de Egipto y de India hoy han quedado reducidas a un rol esotérico o como secretos muy bien guardados en las cámaras vaticanas, dejando de lado la enorme influencia que tuvieron en Tales, Anaxímedes, Anaximandro y otros, cuyas investigaciones sobre la esencia de las cosas, como el fuego o el agua, tenían como contrapartida el fuerte desarrollo técnico alcanzado en el oriente, o las posteriores innovaciones matemáticas y geométricas de Euclides y otros, que demoraron en descubrir fórmulas que ya manejaban egipcios y babilónicos. En los siglos 7 y 6 antes de la era actual, los filósofos griegos daban sus primeros balbuceos, mientras las escuelas filosóficas indias vedantas o no vedantas presentaban un fuerte desarrollo o la vieja escuela filosófica del taoísmo chino era superada con las propuestas de Lao Tse.
No es casual que en el puerto de cruzamiento comercial de esas regiones orientales con Europa, Mileto, se hayan manifestado las primeras búsquedas del pensamiento universal de la cultura llamada occidental y cristiana.

Por eso, aunque se precien las clases dominantes europeas y todos sus analistas y pensadores, en especial los fundadores de teorías e ideologías universalizantes, a favor o en contra, de ser el ombligo del mundo cultural, de hecho, su base filosófica viene del hoy llamado tercer mundo, pero quedaría feo que lo aceptaran, por lo tanto no se los pedimos, da lo mismo.

El problema se suscita aquí, en Abya Yala, al menos para nosotros, particularmente en dos aspectos, aunque hay más aún. Por una parte la exportación del modo de producción capitalista y todas sus ideologías a favor o en contra, con lo que muchos hoy creen que por ahí van los caminos de nuestra liberación, es decir, nos metieron el capitalismo y el estado moderno, por lo tanto la lucha nuestra ahora pasa a ser burguesía-proletariado, cuando nosotros no queremos, ni queremos ser, ni lo uno ni lo otro, menos que gobiernen los unos o los otros. Nosotros queremos nuestra libertad, que nos devuelvan las tierras o de otro modo se las quitaremos.
Por otra parte nos interesa que se nos trate como interlocutores, es decir, se nos reconozca como pueblos originarios a los cuales se están sumando los descendientes de los europeos traídos como carne de cañón o que han tenido que emigrar por las crisis y guerras del ombligo cultural auto referencial europeo, a los cuales se les ha inculcado el racismo que nos divide y nos seguirá dividiendo mientras predominen las ideologías incrustadas en nuestros territorios.

Los europeos saben o están sabiendo poco a poco, que también son nacionalidades oprimidas en su continente y que su identidad no puede depender de la estructura que asumieron los estados del capital, sino que tiene raíces mucho más profundas, como lo demuestran los vascos, catalanes, los sardos, corsos, irlandeses, escoceses, y tantos otros, a los cuales nos sentimos unidos como pueblos, y a los cuales se les están sumando los hijos de Abya Yala, de África, Oriente, etc. que radican allí.

Estamos hermanados en la lucha contra la dominación. Nuestras identidades, culturas y comunidades con vuestras identidades, culturas y comunidades. Aún estamos todos en proceso de recuperación paulatina de nuestras raíces y es allí donde podemos practicar la cooperación y el apoyo mutuo.

En nuestro continente, los últimos años han mostrado la emergencia de múltiples formas de autoorganización social comunitaria, en especial después de la pérdida de cohesión y fundamentación del viejo Estado, capitalista o socialista, producto de la globalización y el tránsito del imperialismo de uno o más países al Imperio del capital. Esa crisis, que no es “la” crisis que derriba al capital, sino una más en su historia, vendrán otras, ha permitido que por las fisuras creadas por la masiva marginalización resurjan los pueblos originarios brotando de sus raíces por todas partes, como después de una lluvia o del invierno, encontrándose con experiencias urbanas y campesinas que intentan reunirse en sus espacios de vida o trabajo para rearmar la vida en base a nuevas relaciones sociales.

Esa es nuestra realidad hoy día, realidad donde las fronteras pierden sentido, para adquirirlo el territorio, entendiendo por territorios los espacios donde es posible la sobrevivencia y actuación de una o más comunidades concretas que desarrollan su cultura y su identidad, cuestión que puede abarcar zonas de dos o más países o varias regiones dentro de un país.

En principio se trabaja con la idea de recuperación de los territorios ancestrales dentro de las fronteras de cada país, para asegurar el reasentamiento comunitario que practique su autonomía con respecto al estado, las ideologías y las otras comunidades, autonomía desde la cual se extienden los lazos fraternos y solidarios de la cooperación y el apoyo mutuo. Junto a ello se estimula y se apoya la creciente formación de comunidades de vecinos en las periferias de las ciudades y áreas campesinas. Con ello se materializa la alianza con los trabajadores, como en El Alto, cuya tarea es la de llegar a controlar y autogestionar los medios de producción bajo conducción de la comunidad local autoorganizada.

Ello, con más o con menos variantes, es la tendencia que atraviesa nuestro continente y que creemos que no tiene suficiente comprensión en las dinámicas libertarias y emancipatorias europeas, salvo honrosas excepciones.

Por ejemplo, los medios informativos alternativos, no publican ni discuten estos asuntos con la dimensión que podría hacerse, entendiendo que unos aprendemos de los otros. Fue necesario un golpe de efecto, como el zapatismo, para que se comprendiera parte de lo que aquí anotamos, pero cuando se trata de ver lo que hacen o como se organizan los nasca, por ejemplo, de ello no hay noticias, siendo que se trata de una de las comunidades más organizadas y rebeldes de los territorios controlados por el estado colombiano.

El problema radica en parte en la orientación ideológica de algunos medios y en parte por las insuficiencias nuestras para mostrar lo que aquí se hace.

Por nuestra parte existen diferentes esfuerzos tendientes a mostrar y demostrar las luchas locales, que se alimentan unas a las otras en base al ejemplo y en base a los resultados alcanzados. Como ilustración de ello traemos nuevamente a los nasca, que proclaman que ellos quieren que camine la palabra, concepción acuñada y divulgada masivamente por los zapatistas. Otro buen ejemplo es el grado de la unidad en la resistencia alcanzada por comunidades mapuche y de pescadores artesanales en regiones del Wallmapu.

Los mejores ejemplos actuales quizás son la acción zapatista de convocar para salir a escuchar a las comunidades y las rondas autónomas en los territorios controlados por el estado argentino. Pero hay muchos ejemplos más.

Así, compañeros orientales, es decir europeos, los invitamos a enterarse más de lo que hacemos por estos lados, a intercambiar más sobre la base del respeto a la diversidad y la horizontalidad fraterna y solidaria, a aprender los unos de los otros, a identificarnos como camaradas que enfrentamos al mismo enemigo, el capital, desde diferentes trincheras.

Abrazos
Profesor J


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