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Readecuaciones del antagonismo

08.06.03

¿Cuál es el sentimiento que ha quedado en los pueblos que salieron multitudinariamente a las calles contra la invasión a Irak?

¿Cómo podemos verificar ese sentimiento?

Cuando ello se dio, algunos analistas, grupos, etc. dijeron que lo que allí se manifestaba era más que el rechazo a la invasión, que los pueblos mostraban también su insatisfacción con los gobiernos y con la situación económica. En muchas partes se unificaron consignas contra las autoridades, contra la guerra, contra los planes económicos y gubernamentales, etc.

El nivel alcanzado por las protestas anti guerra sirvió de válvula de escape para esa situación negativa que viven los pueblos y que tiende aún a empeorar. Por ejemplo, las movilizaciones huelguísticas en Francia han mostrado que no hay satisfacción, y de nada sirve decir que se ha movilizado un millón o dos millones, pues detrás de eso hay un sentimiento generalizado de repudio a las actuales políticas. Otro ejemplo: En Austria se realizó en estos días la mayor movilización sindical y popular de los últimos 50 años, indicador objetivo de la ira popular contenida. Sin duda las acciones de protesta contra la guerra han facilitado el terreno para la expresión de esa subjetividad contestataria. En la península ibérica los huevos arrojados contra el rey cargan una simbología muy importante, pues eso nunca ha sido hecho en la historia de la dominación real en esos territorios, que yo sepa. Esa simbología denota algo más de fondo que se puede verificar en la baja de los votos del partido gobernante, en la sorprendente votación de la izquierda independentista en Euskal Herria y en general en el auge de las luchas sindicales, sociales, antifascistas y ecologistas de esa área de Europa. En otros países europeos notamos también esa insatisfacción, en especial Italia y Grecia, pero en Alemania ya ha habido inquietud en sectores de trabajadores.

En Filipinas la guerrilla ha retomado las acciones independentistas y el gobierno ha tenido que usar técnicas de genocidio y territorio arrasado para poder enfrentarla. En Afganistán cada dos o tres días les dan un golpe a los ocupantes. En Chechenia igual, cada dos o tres días les propinan un soberbio ataque los independentistas a los ocupantes rusos, llegando al punto de ocupar una ciudad en los momentos en que las autoridades rusas declaraban que se había acabado la resistencia. En Irak sucede lo mismo, cada dos o tres días hay emboscadas y ataques contra las fuerzas ocupantes. En Palestina el traidor primer ministro puesto por Arafat ahora quiere desarmar a la resistencia, y los grupos combatientes, que gozan de enorme popularidad, han dicho que no entregan las armas.

En fin que se nota en diferentes lugares que el bombardeo y ataque a Irak no ha disminuido en lo más mínimo las luchas sociales, más bien ha permitido una mayor expresión de ellas.

Se puede argüir que a pesar de todas esas luchas, el capital se ha enseñoreado de Oriente Medio y apunta sus artillería ahora contra Irán en un proceso al parecer indetenible. Eso es cierto, y más aún si se tiene en cuenta que Europa ha dado su aquiescencia a la ocupación, demostrando su hipocresía. Las readecuaciones del capital marchan a paso agigantado en todas partes para tratar de articular aún más los territorios, las fuentes energéticas y la población al circuito global de la producción y la ganancia. La reunión del G8 ha puesto el sello a la nueva época y ha santificado las readecuaciones después que ya lo había hecho la ONU. Hablar de paz ahora es una falacia, pues ya sabemos que en cualquier otro momento las huestes del capital van a entrar donde les parezca necesario. Los poderosos del planeta en el G8 y sus otras instancias de administración son los que dan la pauta de las operaciones, sean económicas, políticas o militares. La OMC, el FMI, el BM y otras entidades cuidan de que se mantenga la estructura y el funcionamiento global de la economía, mientras, USA, la OTAN y otros instrumentos de agresión resuelven los problemitas de poder local, o sea, de control de territorios y población. Todo ello está bien imbricado.

En América Latina, como le pusieron de nombre a nuestro continente, las cosas no están muy bien para los gobiernos, que deben hacer todo tipo de malabarismos para sortear la ofensiva de la insatisfacción popular. En Perú el movimiento de los maestros, al que se sumaron las más variadas capas sociales, obligó a Toledo a militarizar el país. En Chile los estudiantes han ocupado no sólo universidades, sino también ministerios y otros locales, llegando al punto de evitar una reunión del presidente Lagos con empresarios entrando al local por una puerta trasera que la vigilancia había descuidado.
Trabajadores portuarios paralizan y la lucha mapuche no consiguió ser detenida por las negociaciones de un sector oficialista, pues se trasladó del campo a la ciudad y los estudiantes mapuche han protagonizado diversas luchas en varias ciudades, con gran preocupación del gobierno que los llama ‘los violentos’. En Bolivia el Estado Mayor del Pueblo afina su propuesta de una asamblea constituyente y declara estar dispuesto a substituir a las fuerzas armadas, lo que provocó enorme revuelo en los mandos militares. Diferentes movilizaciones se han estado sucediendo y todo apunta a que muy luego habrán nuevos movimientos de carácter nacional. En Paraguay grupos campesinos han cortado carreteras y han sido duramente reprimidos, pero se están reorganizando para continuar las movilizaciones. En Uruguay han habido movilizaciones sindicales y en Costa Rica una gran manifestación paralizó la capital. En México, maestros, campesinos y comunidades originarias has desarrollado fuertes movilizaciones, algunas de ellas marcadas por la capacidad de mantener cierto control de territorios. En Colombia el ejército no avanza un milímetro en su lucha contra las guerrillas mientras se aprecia ahora con mayor nitidez la emergencia de sectores sociales auto-organizados, en especial en comunidades campesinas y originarias. En Ecuador, Gutiérrez ha tenido que digerir el distanciamiento de la Conaie y no tiene claro como enfrentar la poderosa huelga de maestros, mientras trabajadores eléctricos y petroleros marchan contra los proyectos de privatización. En Venezuela las dos fracciones en pugna se disputan el control del parlamento, donde serán decididas las aproximaciones del acuerdo alcanzado con auxilio de la OEA.

En Brasil, Lula ha sumado más grupos de derecha a su bloque y ha tenido que sufrir el desmembramiento del PDT, Partido Democrático Trabalhista, socialdemócrata, de gran influencia en la internacional socialista, que se ha ido porque Lula no cumplió con su programa, sino que realizó otro. La izquierda del PT y la CUT se encuentran en efervescencia, movilizaciones de funcionarios públicos se han opuesto al proyecto Lula sobre las pensiones, las bases del MST se están escapando en diversos lugares y ocupando tierras. Mientras sectores populares se distancian de Lula, por el otro lado capas medias, partidos de derecha y el empresariado vienen en su ayuda, lo que muestra un reacomodo de fuerza sociales más acorde con el perfil neoliberal del PT y Lula, ya caracterizado documentadamente por Petras.

En Argentina, Kirchner no ha podido subordinar las luchas sociales, pues continuan las movilizaciones de los piqueteros, de los trabajadores de Zanón y Brukman, y grupos de asambleas preparan planes de acción. Kirchner ha aceptado plenamente el cronograma Lula, de reforzar el Mercosur para negociar mejores condiciones en el Alca.

Fox después de su bravuconada en la reunión de presidentes en el Cuzco, se ha desinflado, Lagos ha abandonado la santa alianza y ha firmado el TLC con USA, Toledo se ha quemado con la militarización y Gutiérrez ya no cuenta, por lo que el proceso de ampliación del Mercosur ha entrado en fase de debilidad, lo que ha llevado a Lula a levantar con más fuerza su proyecto del G5, grupo de Brasil, Sudáfrica, India, China y Rusia, con el cual espera negociar mejores condiciones dentro de la OMC. Los franceses continuan lanzando flores a Lula con la idea de hacerse fuertes en el mercado latino y le ofrecen a los alemanes parte del botín.

Los reformistas se ofrecen a Kirchner ya de manera descarada, intentando repetir la experiencia Lula de alianza de clases, la CTA no ha dado bola a la solicitud de huelga nacional y algunos teóricos del PC o cercanos se han lanzado en una fuerte campaña para demostrar que el Mercosur es ‘revolucionario’ y el camino de ‘liberación’. Con esa campaña aspiran a ganar espacios dentro de la distribución de funciones que debe continuar, pues se prestan para subordinar a la población al Mercosur, o sea, el proyecto Lula-Kirchner de estabilización del capital.

Los pueblos del continente están demostrando que no están dispuestos a aceptar la alianza con el capital, más bien al contrario, la tendencia hasta ahora se mantiene con fuertes movilizaciones de base, lo que está llevando a algunos destacamentos de la izquierda reformista y sus sindicatos a quiebres y fracturas, como se ha visto en las contradicciones en Perú entre las direcciones de la CGTP y del Sutep, y aún dentro de este último entre direcciones y bases. En Argentina ya han habido divisiones de movimientos. En Brasil las fracturas se acentuan entre las bases del PT y del MST con sus direcciones. En Bolivia ya comienza a ser desenmascarado el oportunismo de algunos izquierdistas que entraron al MAS. En Ecuador las bases se distancian del gobierno. En Uruguay el reformismo está perdiendo sindicatos para los sectores más combativos. En Chile bases del Partido Socialista ya comienzan a discutir la derechización del partido, y el Partido Comunista tuvo una gran fractura. Además se han manifestado fuertes contradicciones internas en la CUT.

Como contrapartida, a nivel de los pueblos, tenemos que en Chile diversos sectores se han lanzado a la lucha, en casos sobrepasando las políticas conciliadoras, como ha sido en la huelga de los trabajadores portuarios, en algunos sectores de estudiantes y en el pueblo mapuche. En el Puelmapu, territorio mapuche ocupado por el estado argentino, han habido varias movilizaciones y acciones de resistencia a los desalojos. En Bolivia crece la tendencia autonomista desde abajo. En Perú, los frentes regionales se han independizado de las pugnas partidarias y son capaces de movilizar miles de personas detrás de programas regionales. En Ecuador diversas manifestaciones muestran la voluntad y la capacidad de las comunidades originarias de tomar sus propias decisiones con independencia del estado, como ha sido el caso de las medidas a tomar ante la masacre en la región amazónica. En Brasil comunidades originarias se articulan para la defensa de sus derechos, al tanto que crecen por todas partes las voces críticas y formas de reorganización desde abajo, como ha sido el caso de las favelas de Rio difundido por el Frente de Lucha Popular o el caso de José Rainha, antiguo líder del MST, vetado por la dirección, que se ha alzado con miles de campesinos y está constituyendo un mega campamento para 5 mil sin tierra. Diversos sectores de base del MST se están uniendo a Rainha y ya existen brotes de actitudes similares en otros estados. En Colombia ya hemos señalado que es más notoria la presencia y accionar de organizaciones sociales auto-organizadas, en especial colectividades campesinas y originarias, que en estos últimos meses han tenido un protagonismo mayor en movilizaciones, denuncias, etc.

En centroamérica existe una gran decepción popular por los acuerdos alcanzados entre el poder y las ex-guerrillas, en las cuales predominan las corrientes socialdemócratas y reformistas, tanto en Nicaragua como en Guatemala y El Salvador. La poderosa movilización que paralizó la capital de Costa Rica indica a las claras el estado de ánimo de la población. En Venezuela ambos bloques están ganando tiempo en las discusiones parlamentarias, mientras la economía empeora cada día y ya hay indicios de insatisfacción en sectores de trabajadores. En México casi cada día asistimos a nuevas movilizaciones de maestros de base que se rebelan contra las direcciones sindicales, acciones de campesinos o comunidades originarias que se enfrentan en defensa de espacios de poder local, aún incipientes, pero allí están, diversos, en varias regiones del país. Desconocerlo es enterrar la cabeza como avestruz. Y los zapatistas siguen firmes en sus territorios resistiendo las agresiones de la contrainsurgencia.

El capital corre contra el tiempo, los pueblos tienen el tiempo a su favor.

La insatisfacción se ha ido acumulando y por eso se explica que esos movimientos surjan por todas partes. Las soluciones se ofrecen como transitorias, pero es imposible calmar las necesidade de millones y millones. Lula ha llegado con la idea de la humanización, o sea darle un plato de comida de vez en cuando a los pobres, lo que ha llamado el plan ‘hambre cero’, que ha copiado de la distribución de aspirinas y preservativos de las ONGs. Eso no sólo es una burla desde todo punto de vista, sino que demuestra la incapacidad del sistema, aún dirigido por sectores llamados progresistas, para acoger a esa creciente masa de desempleados y miserables que pululan por campos y ciudades del continente, sentenciados por el lulismo a vivir de la limosna organizada estatalmente con ‘apoyo’ de empresarios. Como dijo Pérez Esquivel estos días en Bolivia, nuestros países son ricos. Nuestro problema no es la injusta distribución de la riqueza, pues nunca habrá una distribución justa en tanto se mantengan las estructuras capitalistas y estatales que nos dominan. Por eso el Mercosur no tiene nada que ofrecer a los pueblos, sino más ganancias para los empresarios y dueños de las tierras.

Vemos con optimismo y esperanza que los pueblos no se dejan engañar por el reformismo que nos llama a sumarnos a los empresarios, ni por la quintacolumna que nos llama a distribuir miserables limosnas. Sin ninguna duda seremos testigos en estos próximos días de nuevas jornadas de resistencia popular. Lo importante es que no acaben en negociaciones cupulares, sino que se conviertan en gérmenes de capacidad de control territorial y poder popular.

La lucha continua.

Profesor J
Clajadep


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