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Lugano: La batalla de los vecinos autoconvocados

15.09.05

Nota de Clajadep:
Interesantes notas acerca de la cotidianeidad de la construcción social

Lugano defiende al medio ambiente. LA BATALLA DE LOS VECINOS AUTOCONVOCADOS
lavaca.org

Los vecinos de Lugano, Villa Soldati, Villa Riachuelo y la Villa 20 consiguieron que la Legislatura porteña aprobara la construcción de un hospital para la zona y que se urbanice la villa. Debieron tragarse un sapo: convivir con el Polo farmacéutico que albergará ciento cincuenta laboratorios para fabricar medicamentos (sin peligros tóxicos para los vecinos, dice la ley). Además, se oponen a la construcción de viviendas en el Parque de las Victorias, el único parque público para más de cien mil personas. De victorias y derrotas, pero codo a codo, está hecha la historia de los Vecinos Autoconvocados de Villa Lugano.

“Paren, paren. Si seguimos hablando todos juntos estos chicos no van a entender nada de los que nos está pasando”. Los que hablan todos al mismo tiempo son los Vecinos Autoconvocados de Villa Lugano. Enciman sus voces, unas a otras, aun cuando se proponen no hacerlo. Parecen cargados de ansiedad por contar sus intentos para preservar intacto el único parque público que poseen: el Parque de las Victorias.

Quienes corremos serio riesgo de no comprender -más por la complejidad del asunto que por sus desprolijidades para contarlo- fuimos allí para encontrarnos con un grupo de vecinos de un barrio populoso, el General Savio (más conocido como Lugano I y II), que vienen recorriendo un sinuoso camino en defensa del parque en el que se criaron y al que hoy llevan a sus hijos. La “playa de verano de los pobres”, como ellos mismos llaman al lugar, está delimitada por las Avenidas Cruz, Escalada, Larrazábal y Roca y ya sufre una interrupción privada: lo cruza un club de golf con cuota de ingreso de mil pesos y una mensual de ciento cincuenta al que, está claro, acceden jugadores de otros barrios. En lo que queda de espacio verde y público, el IVC (Instituto de vivienda de la ciudad) comenzó con las primeras obras para construir mil seiscientas sesenta y seis viviendas para gente con sueldos de entre ochocientos y mil quinientos pesos. Los vecinos se oponen: “No porque estemos en contra de la urbanización -dicen entre todos- sino porque lo quieren hacer en el único parque que tenemos. Además, hay que tener en cuenta que en este barrio somos ochenta mil habitantes y en la Villa 20 hay otros veintiséis mil. Todos vamos al mismo parque y ahora lo quieren cambiar por más viviendas. Que las hagan en el cementerio de autos que para lo único que sirve es para enfermarnos con la contaminación que produce”.

Se refieren, entre otros casos, al que causó la muerte de Nélida Beltrán, vecina de la zona, víctima de leptospirosis.

(http://www.villalugano.com.ar/articulos/cementeriodeautos/pag4.php)

“Greenpeace, ni bola nos dio”

Nos costó encontrarnos. Hallar una esquina específica en un lugar que casi no las tiene es complicado. Si uno se pasa del lugar indicado debe llegar hasta la próxima esquina, que puede estar a quinientos metros; para peor, bajar la ventanilla del auto y preguntar sólo genera que los transeúntes sigan su marcha sin detenerse, sin mirar, con miedo.

Gustavo Ball tiene 28 años y la precaución suficiente para venir a rescatarnos de nuestro desconocimiento de la zona; de paso, el tour con su guía sirve para visitar cada espacio en disputa.

-Comenzamos a juntarnos más o menos por febrero -cuenta Gustavo- cuando nos enteramos del asunto.

-En Lugano la cosa es al revés: siempre se dice vi luz y subí, pero acá, desde las torres, cuando ves luz bajás -agrega Stella Maris.

Ella es Stella Maris Lorenzo, una de las voces que se destaca entre las muchas que desean informar, denotando las pocas veces que se sintieron escuchados: “Empezamos a juntarnos por el parque, pero después nos fuimos enterando de otros problemas del barrio y de que otros grupos se reunían para evitarlos. Esto empezó como una cosita así y terminó siendo una cosa así de grande”, sus gestos son elocuentes. “En abril apareció el primer obrador en el parque y después talaron quince árboles. Fuimos a Greenpeace y ni bola nos dieron”.

Ya estábamos charlando en el espacio en que se realizan algunas de las reuniones del grupo. Las que no son en plena calle, se llevan adelante en este lugar al que llegamos cruzando el hall de ingreso de una de las torres. Es una especie de portería. Una mesa y las sillas justas nos hacen sentir cómodos. Otra vez están hablando todos al mismo tiempo.

Sobre sordos, zurdos y corporaciones

Gustavo sigue contando acerca de cómo fueron cambiando ciertos prejuicios: “Fuimos a la Legislatura a golpear puertas. Creímos, por ejemplo, que Eduardo Lorenzo Borocotó (Juntos por Buenos Aires) nos entendería porque es médico y de Lugano, pero no conseguimos que nos escuchara. Golpeamos, golpeamos y debemos decir que la única legisladora que nos ayudó en ese momento fue Beatriz Baltroc (Autonomía popular)”. Baltroc visitó el lugar, se interesó por el tema y les brindó la asesoría gratuita de un abogado, Pablo Pierini, para que pudieran recurrir a la justicia. Presentaron cincuenta y dos recursos de amparo. Así, el juez en lo contencioso administrativo, Roberto Gallardo, recibió uno y falló en contra del proyecto de viviendas aduciendo que el gobierno porteño no había evaluado el impacto ambiental. Al cierre de este informe, la Cámara que actúa como segunda instancia judicial aún no se había expedido.

-La verdad es que nosotros no fuimos a buscar a los legisladores de izquierda. Quisimos encontrar alguien que nos ayudara, a cualquiera, y los únicos que lo hicieron fueron ellos- asevera Gustavo.

El gran problema que tiene el parque es que no figura como tal oficialmente, por lo tanto es pasible de ser utilizado para otros planes. Baltroc y Rubén Devoto (Movimiento por un Pueblo Libre) presentaron un proyecto para rezonificarlo de modo que se establezca como tal, para evitar así cualquier construcción de otro tipo.

-Y bueno, seremos zurdos - agrega entre risas Javier, en referencia al apoyo del interbloque de izquierda.

Javier es casi tan alto como la torre que habita y cuenta su experiencia personal con el parque: “Yo crecí ahí y ahora, cuando estoy mal y me trabo, voy con mi hijo al parque y me tiro a reír y a llorar. Este es un barrio que está minado por el paco (pasta base, una de las drogas más baratas y criminales, http://www.sada.gba.gov.ar/especialistas_17.htm) y nos quieren sacar el único lugar libre que tenemos para despejarnos”.

“Ya somos un poco ghetto, pero si nos sacan el parque vamos a terminar peor, matándonos entre nosotros, apunta con bronca Stella Maris.

“Así -retoma Gustavo- empezamos a enterarnos de otras cosas. Conocimos la existencia de la Corporación Buenos Aires Sur (http://www.cbas.gov.ar) y a su director, Enrique Rodríguez, ex ministro de trabajo menemista y acusado de cobrar sobresueldos”. La Corporación es una sociedad del Estado creada para recuperar la zona sur de la ciudad, promoviendo su desarrollo económico y territorial con préstamos del BID (Banco Interamericano de Desarrollo). “Nosotros estuvimos -apunta Stella Maris- en la reunión de una puntera política de la zona en la que Rodríguez, con toda su soberbia, vino a romper el barrio dividiéndonos y les prometió a los vecinos que están a punto de perder sus propiedades por deudas de expensas que la Corporación se haría cargo de ellas, pero la plata del BID es para construir viviendas, no para comprar vecinos”, es decir que esas expensas atrasadas de los vecinos de Lugano se pagarían con deuda externa de mañana, pues eso son los préstamos de hoy.

Remedios y agresiones oficiales

Entre los diversos proyectos que rondan la zona está el Polo Farmacéutico. Allí, en lo que fue el estacionamiento del otrora Parque de la Ciudad (Escalada y Cruz), se instalarán los ciento cincuenta laboratorios que hoy están diseminados por la ciudad, pero básicamente instalados en la zona norte. La Corporación le entrega ese predio a Cooperala, el consorcio que reúne a los laboratorios y que manejaría Bagó (ética al servicio de la salud, dice su lema), alegando que servirá para darle vida a la zona sur, generando además setecientos puestos de trabajo, aunque algunos legisladores como Susana Etchegoyen (Bloque 19 y 20) advierten que la industria farmacéutica es altamente mecanizada, lo que atentaría contra las supuestas nuevas fuentes de trabajo; es más, durante la sesión que aprobó el proyecto, fracasó un intento de Sergio Molina (Bloque del Sur) para garantizar que el veinte por ciento de esos hipotéticos puestos de empleo fueran ocupados por vecinos del lugar.

El proyecto inicial proponía que el polo se instalara en el actual predio de la Villa 20, reubicando a sus habitantes en el Parque de las Victorias. Ante la oposición de los vecinos, el polo se mudó al que será su lugar definitivo.

Sigue Stella Maris: “Nos enteramos del proyecto del Polo Farmacéutico y de la gente que viene peleando desde hace años por la construcción de un Hospital en la zona y empezamos a juntarnos todos para rechazar el polo”.

Mientras tanto, el presidente del IVC, Ernesto Selzer los acusa de antisociales: “Acá se está jugando con el derecho constitucional de acceso a la vivienda. Hay vecinos que ya tienen donde vivir y quieren tener al lado de su casa espacios verdes porque así sus casas se cotizan más. Es una postura egoísta y antisocial”. Estos argumentos podrían entenderse si los vecinos no propusieran alternativas como la de construir las viviendas en el predio que tiene la Policía Federal y que se utiliza como cementerio de vehículos. Además, los vecinos dicen que Selzer les dijo cara a cara que eran xenófobos: “Acusación falsa, ya que nosotros compartimos la pelea con los habitantes de la Villa 20 y la comunidad boliviana de la zona”, se defiende Gustavo.

Hospital (nada de silencio)

Allí aparecen en escena los vecinos nucleados en el Movimiento Vecinal por un Hospital para Villa Lugano, Villa Soldati y Villa Riachuelo. Cuando los Autoconvocados de Lugano se enteraron de la existencia de este grupo se sumaron a una mesa coordinadora que también integran los Vecinos Autoconvocados de Villa 20.

Entonces comenzaron a reunirse en el Club Torino para que las luchas de cada grupo fuesen las de todos. El Torino es un club típicamente de barrio. Apenas se ingresa, aparece el bar, al que hacemos una gambeta para encontrarnos con una sala donde transcurre la reunión. Unas treinta personas delegadas por sus grupos de referencia hablan de los problemas del barrio, sus problemas.

La noche que los visitamos, un grupo de los que suelen estar allí corta el tránsito en la Autopista Dellepiane por una muerte confusa en la Villa, una muerte más, una de tantas muertes pobres que no salen en ningún noticiero.

Se reprochan no estar mejor coordinados, pues algunos se enteraron demasiado tarde. Los que pedían el hospital siguen yendo a pesar de que su construcción ya es ley. Gustavo cuenta que “al principio estaban eufóricos, pero ahora me parece que tienen miedo de que no se construya”. Es que hace dieciocho años que una ordenanza municipal “ordenaba” la instalación del hospital para que los vecinos no tuvieran que viajar hasta el Santojanni de Mataderos o al Piñero en Flores sur, ambos saturados de pacientes. Recién ahora la Legislatura le dio carácter de ley a la construcción del hospital en el predio contiguo adonde se construirá el polo. Se puede pensar sarcásticamente que se intoxicarán con el polo farmacéutico pero podrán curarse en el hospital.

La ley obliga al Estado a comenzar las obras del centro sanitario en un año como máximo, con lo cual pronto sabremos si será realidad o sólo se trata de otro engaño. Por las dudas, los vecinos continúan alerta, organizados, juntos y peleando por ganar la batalla que les queda: conservar el Parque de Las Victorias (http://www.villalugano.galeon.com/album1233089.html). El de las suyas.

El juez

El juez Roberto Gallardo le suele poner los pelos de punta al Jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, con sus fallos contrarios a las políticas del ejecutivo. Entre los más polémicos se encuentran

- la clausura del predio ferial de Palermo durante la Exposición Internacional del Automóvil, y unos días antes de la ganadera.

- La del Normal 9, por deficiencias en la estructura edilicia

- y el reciente fallo que obliga al gobierno porteño a pagarle un subsidio de doscientos cinco pesos por hijo menor de diecisiete años a los cartoneros que se encuentren registrados en el censo que oportunamente había realizado el mismo gobierno. El fallo obliga a los cartoneros a acreditar que sus hijos irán a la escuela. Sólo así recibirán el subsidio. El importe de doscientos cinco pesos no es caprichoso: el ejecutivo de Ibarra acreditó que es el dinero que suele procurarse cada cartonero mensualmente.

Gallardo no es un juez de los habituales. Entre sus particularidades, además de los fallos, puede citarse una de carácter decorativa: en su despacho tiene una imagen del Che Guevara y otra de Alfredo Palacios.

Laboratorio de negocios

La legisladora porteña Beatriz Baltroc pasó por la Alianza y el Ari. Su ingreso a la cámara en este período es consecuencia de haber integrado la lista del PRD (Partido de la Revolución Democrática) de Miguel Bonasso. Muy pronto el bloque se rompió en añicos, como todo en la Legislatura.

Baltroc tiene poco lugar en la prensa pero mucho espacio ganado en la calle, pues suele acompañar los reclamos de los movimientos sociales: “La lucha por el Hospital data de casi veinte años, por lo cual es un triunfo haber fijado el lugar definitivo para su construcción. La urbanización de la villa 20 también lo es; en cambio es una derrota la instalación del Polo farmacéutico en la zona, no sólo por las dudas respecto al impacto ambiental que pudiera tener, sino también porque no va a generar trabajo permanente en la zona: sí lo hará en la construcción de la obra, pero no en la industria farmacéutica, que es altamente especializada y mecanizada”.

Tiene opinión claramente formada acerca del ente estatal creado para impulsar el desarrollo del postergado sur de la ciudad: “La Corporación Buenos Aires Sur es un ente que se creó para pasar por alto a la Legislatura, violando la Constitución. Puede disponer de la venta de los terrenos del Estado sin ningún control. En el caso de los espacios que ocupará el Polo serán vendidos, según Enrique Rodríguez, a precios bajos; en cambio, los inmuebles que hoy ocupan los laboratorios en las zonas residenciales más caras de la ciudad van a ser vendidos a precios altísimos: es una gran negocio para los laboratorios, sin dudas”.

“La que han utilizado los vecinos de Lugano es la forma de lograr cosas. Ni el Ejecutivo ni la Legislatura actúan en estos casos consensuando con los vecinos; sólo actúan bajo presión, al menos con este gobierno. Hoy los vecinos lograron el hospital y la urbanización de la villa y siguen peleando por la reivindicación del parque”.

La 20 tiene un Diosnel aparte

Diosnel está acostumbrado a que lo llamen Lionel. Quizá también esté habituado a vivir en la villa, aunque pelee por una vivienda digna: “Nosotros somos veintiséis mil personas que íbamos a ser trasladadas, según el proyecto original de la Corporación, a las viviendas a construir en el parque. Pero sabemos que nos querían echar para instalar el Polo ahí y nos negamos. No queremos el Polo en el barrio, ni siquiera ahora que nos vamos a quedar en nuestros terrenos. Lo vamos a tener al lado de nuestras casas, es lo mismo. Igual es una mejora haber conseguido que nos urbanicen nuestros terrenos”.

Diosnel, tal vez, frecuente la derrota, pero ganó una mano importante contra los dueños de los naipes. Cartas marcadas si las hay tienen ellos en sus manos.

Diosnel es valiente: “Fuimos traicionados por Marcelo Chancalay, el ex presidente de la Junta vecinal, que firmó un acuerdo en nuestro nombre cuando ya no era el representante de la villa”, y sufre las consecuencias: “Ya me amenazaron, por eso lo fui a ver al legislador Sergio Molina (Bloque del sur), que denunció en el recinto la persecución y pudo frenarla”.

Diosnel vuelve a su casa. Es muy tarde. Demasiado de noche. La villa resalta con sus luces en la oscuridad. Su bicicleta se pierde en la miseria.

éstas notas pueden ser reproducidas libremente, total o parcialmente (siempre que sea con fines no comerciales), aunque agradeceríamos que citaran la fuente.


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