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ANIVERSARIO DE LA REBELION DE TUPAC AMARU

08.11.05

Por SUMAC SONQO

Casi siempre en la historia de la humanidad surgieron líderes que condujeron a la rebelión de los oprimidos. Las rebeliones no han sido monopolio exclusivo de socialistas o comunistas. Tenemos al líder Espartacus, quien condujo a sublevación de los esclavos 73 a.C, para terminar con el trato brutal e inhumano a que eran sometidos. Dos años de libertad gozaron más de 100 mil esclavos entre niños, mujeres, ancianos y la mayoría terminarían crucificados en su lucha por alcanzar la libertad.

Los campesinos y el pueblo francés en 1789, terminaron para siempre el abuso y la explotación que ejercían los reyes, príncipes, condes y la iglesia y culminaron triunfantes con la revolución francesa.

En la América el 04 de noviembre en 1780 José Gabriel Condorcanqui (Tupac Amaru II) se rebeló contra la opresión y tiranía colonial española. Rebelión que terminó con el genocidio de 100 mil indígenas, tal como terminó la rebelión de Espartaco. Ambos perecieron en su lucha justa y por la dignidad de los oprimidos.

“LOS DOS SOMOS CULPABLES TU POR OPRIMIR A MI PUEBLO Y YO POR QUERER LIBERTARLO”. (Palabras de Tupac Amaru al representante del rey de España antes de ser descuartizado).

Se puede decir, sin duda alguna, que la historia de la independencia de América Latina la inició José Gabriel Condorcanqui en el Cuzco El 04 de Noviembre de 1780. Su gigantesca rebelión contra los españoles, que en un principio fue sólo buscadora de reformas, se convirtió luego en una rebelión separatista y dirigida contra la opresión y la injusticia reinantes. Antes de esta rebelión, ninguna otra la igualó en pureza de ideales, dimensión geográfica, ni importancia política. Los 100.000 pobladores entre niños, mujeres y hombres peruanos que perecieron en esta gigantesca rebelión lo hicieron como verdaderos héroes, dando su vida por una causa común: la libertad y su dignidad.
Tupac Amaru es el símbolo de la lucha contra la opresión, tiranía, la esclavitud y la libertad. No sólo de la América si no de toda la humanidad.

TUPAC AMARU: UNA LUCHA JUSTA
Ilustre cacique de Pampamarca, Tungasuca y Surimana, José Gabriel Condorcanki Noguera más conocido como Túpac Amaru II, nació el 19 de marzo de 1738 en el pueblo de Tinta (Cusco).

Ante los constantes abusos a los que los indios eran sometidos (el pago de tributo, el trabajo forzado en las minas – “mita” -), en la que morirían millones de indios en las galerías de las minas. Túpac Amaru buscó en primera instancia negociar y conciliar con las autoridades españolas. En 1776 presenta una petición formal para liberar a los indios del trabajo obligatorio en las minas, la cual es negada desde Lima.

Contando con el apoyo de la población indígena, inicia su revolución hacia la segunda mitad del siglo XVIII. El 4 de noviembre de 1780, y debido a los abusos a los que sometía a los indios, apresa al corregidor de Tinta, Don Antonio de Arriaga, a quien ajusticia seis días después. Antonio Oblitas, el negro lugarteniente de Túpac Amaru II, ejecuta a Arriaga, el comendador español que cobraba tributo a los indios y esclavizaba a los negros.

Tupac Amaru junto a su esposa Micaela Bastidas y con ayuda de ésta, reclutó adeptos a su causa, venciendo al ejército realista en la batalla de Sangarará, tras lo cual repliega sus tropas en la ciudad de Tungasuca, esperando poder negociar con las autoridades españolas. El 8 de enero de 1781 se enfrenta, sin éxito, al ejército enviado por el Virrey Jáuregui y Aldecoa, siendo perseguido y hecho prisionero por el General Ventura Landa.

El Visitador José Antonio Areche, enviado para investigar los abusos contra los indígenas, condena a Túpac Amaru a presenciar la muerte de los miembros de su familia y luego a morir descuartizado.

LA MUERTE DE LOS TUPAC AMARU

El 14 de mayo 1782 se dictó la sentencia a nombre del rey:
“Se condena a José Gabriel Túpac Amaru a ser sacado a la plaza de la ciudad, arrastrado hasta el lugar del suplicio para que contemple la ejecución de su mujer, Micaela Bastidas, de su hijo Hipólito, su tío Francisco, su cuñado Antonio Bastidas y algunos de sus principales capitanes; concluidas esas ejecuciones, se cortará al Inca por mano del verdugo la lengua y después, amarrado y atado por sus brazos y pies con cuerdas fuertes para atarlas a las cinchas de cuatro caballos, que tirarán cada uno en dirección a las cuatro esquinas de la plaza, de modo que sea descuartizado el cuerpo, llevando sus partes al cerro de Picchu para ser quemadas en una hoguera preparada, echando sus cenizas al viento; su cabeza se remitirá y expondrá al pueblo de Tinta, siendo exhibida por tres días en la horca; uno de sus brazos sera remitido al pueblo de Tungasuca, donde fué cacique, con el mismo objeto; el otro a la capital de la provincia de Carabaya; una pierna al pueblo de Livitaca y la restante a Santa Rosa, en la provincia de Lampa. La sentencia sera leída por los corregidores o justicias territoriales con la mayor solemnidad por bando. Las casas del reo serán arrasadas a la vista de los vecinos, sus bienes confiscados y se falla también que los individuos de su familia que no han caído en manos de la justicia, queden inhabilitados para adquirir, poseer o pretender herencia alguna o sucesión”.
Así el 18 de mayo de 1781 se cometió uno de los mas atroces genocidios de la historia de la humanidad, en el Cuzco, los conquistadores españoles después de intentar estrangular repetidas veces, mataron a puntapiés a Micaela Bastidas Puyacahua, esposa del cacique José Gabriel Condorcanqui, Tupac Amaru II quien fue descuartizado tirado por cuatro caballos y decapitado luego de presenciar el exterminio de su familia.
Tupac Amaru, sometido a tormento hasta el punto de descoyuntarle un brazo, fue luego condenado a morir. El 18 de julio de 1781 fue sacado a la Plaza Mayor del Cuzco y obligado a presenciar el ajusticiamiento de sus más fieles seguidores, entre ellos su hijo Hipólito a quien le cortaron la lengua antes de subir a la horca. Acusada de haber ayudado a su marido, Micaela también fue conducida a la horca. Entonces le tocó el turno a él. En primer lugar le cortaron la lengua por haber hablado contra el rey decían los españoles. Acto seguido, lo derribaron al suelo y atándole las extremidades a cuatro caballos, se pretendió descuartizarlo ; éstos partieron fustigados por sus jinetes pero no pudieron continuar su carrera, siendo frenados por la fuerza física de Condorcanqui. Impresionados los españoles por el monstruoso espectáculo, se les hizo difícil seguir soportándolo. Un representante del Virrey, venido desde Lima, hizo desenganchar los caballos. El cuerpo de Condorcanqui, aún con vida, fue entonces arrastrado y puesto en un tabladillo. A una orden del enviado del Virrey, se acercó el verdugo y acomodando el cuello del sentenciado sobre un madero, levantó el hacha y dejándola caer cercenó su cabeza. Tupac Amaru murió como un héroe pues soportó estoicamente todo lo que le hicieron.

Micaela también fue apresada y sentenciada de muerte. Antes de la ejecución presenció la muerte de su hijo mayor Hipólito y de su tío Francisco Túpac Amaru. Pero es probable que al escuchar la sentencia su mayor dolor haya sido saber que entre el público, obligado a presenciar tal espectáculo, estaba Fernando, su hijo menor de 10 años, que después moriría enloquecido en la travesía hacia África.

“En presencia del marido, se le cortó la lengua, y se le dio garrote, en que padeció infinito, porque teniendo el pescuezo muy delicado no podía el torno ahorcarla, y fue menester que los verdugos echándole al pescuezo, tirando de una y otra parte, y dándole patadas en el estómago y pechos, la acabasen de matar”
Su muerte no fue en vano, ya que las causas que motivaron su revolución fueron consideradas para efectuar cambios en el sistema político-administrativo, traduciéndose en la supresión de los corregidores, instaurándose el régimen de las intendencias. Además, se creó la Audiencia del Cusco, donde se ventilaban casos de abusos en contra de los indígenas.
A pesar de la ejecución de Túpac Amaru y de su familia, los españoles no lograron sofocar la rebelión, que continuó acaudillada su hermano Diego Cristóbal Túpac Amaru, al tiempo que se extendía por el altiplano boliviano, la región de Jujuy y en el Noroeste argentino.
La fama de Túpac Amaru se extendió de tal forma que incluso los indios sublevados en el llano de Casanare, en la región de Nueva Granada, le proclamaron rey de América. Siguiendo los pasos de su antecesor, que había intentado una solución pactada al conflicto, tras difíciles negociaciones, en enero de 1782, el nuevo cacique inca consintió en deponer las armas con la promesa española de indultar a los rebeldes y corregir la mala situación de los indios.
Las posteriores rebeliones criollas invocaron el nombre de Túpac Amaru para obtener el apoyo de los indios.

Canto Coral a Túpac Amaru II (Autor: Alejandro Romualdo)

Lo harán volar con dinamita.
En masa, lo cargarán, lo arrastrarán.
A golpes le llenarán de pólvora la boca. Lo volarán:
¡Y no podrán matarlo!
Le pondrán de cabeza
sus deseos, sus dientes y gritos.
Lo patearán a toda furia. Luego, lo sangrarán:
¡Y no podrán matarlo!
Coronarán con sangre su cabeza;
sus pómulos con golpes. Y con clavos sus costillas.
Le harán morder el polvo. Lo golpearán:
¡Y no podrán matarlo!
Le sacarán los sueños y los ojos.
Querrán descuartizarlo grito a grito.
Lo escupirán. Y a golpe de matanza lo clavarán:
¡Y no podrán matarlo!
Lo pondrán en el centro de la plaza,
boca arriba mirando el infinito.
Le amarrarán los miembros. A la mala, tirarán:
¡Y no podrán matarlo!
Querrán volarlo y no podrán volarlo.
Querrán romperlo y no podrán romperlo.
Querrán matarlo y no podrán matarlo.
Querrán descuartizarlo, triturarlo, mancharlo, pisotearlo, desarmarlo.
Querrán volarlo y no podrán volarlo.
Querrán romperlo y no podrán romperlo.
Querrán matarlo y no podrán matarlo.
Al tercer día de sus sufrimientos, cuando se crea todo consumado,
gritando ¡LIBERTAD! sobre la tierra, ha de volver,
¡Y no podrán matarlo!


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