Experiencia de la lucha de los indígenas del Cauca por la Madre Tierra
Luego de la rueda de prensa ofrecida, en horas de la mañana, por los voceros de las comunidades indígenas del Cauca que ocupan en estos momentos los predios de la hacienda El Japio y la ONIC, el dirigente indígena de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN) y miembro del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), Ezequiel Vitonás, nos concedió esta entrevista al finalizar el conversatorio que ofreció en la Universidad del Rosario en Bogotá.
El conflicto entre indígenas y terratenientes en el departamento del Cauca se encuentra pasando por momentos claves, dado que las brutales actuaciones de la fuerza pública, que ya cobraron la vida al joven Belisario Camayo y han generado multitud de personas heridas, baleadas y encarceladas, y del gobierno departamental, que se niega a “negociar bajo presión” mientras desplaza cada vez mayores contingentes de tropas a la zona para reprimir a los indígenas, han llevado a que la situación se transforme en un debate nacional y a que se tenga que negociar con el gobierno el cumplimiento de los pactos suscritos por el derecho a la tierra.
A pesar de los anuncios presidenciales del candidato Uribe de un “principio de acuerdo” con las comunidades –que más parecía una maniobra de opinión para encajar las responsabilidades en el gobernador Juan José Chaux y salir bien librado sin presentar soluciones reales–, los voceros de las comunidades manifestaron que no se ha llegado a acuerdo y que la situación crítica que estas comunidades no se solucionará con promesas de recursos que son, a todas luces insuficientes, de acuerdo a lo expresado por Aparicio Ríos, vocero de las comunidades indígenas, en dicha rueda de prensa, quien señaló además que “se debe generar una reforma agraria que se integral e incluyente: no solamente para los indígenas sino para todos los sectores que necesitan tierra y no sólo para el Cauca sino para toda Colombia” y que “las acciones las sostenemos porque han hecho todo lo posible pero no han podido”, a pesar de las arremetidas de la fuerza pública.
El Turbión: –¿Cómo ha sido la situación en la toma de haciendas como El Japio? ¿cómo ha sido posible que la comunidad se haya organizado para realizar una actividad de esta magnitud?
Ezequiel Vitonás: –Hay causas concretas que ha movido a la gente: están los acuerdos firmados con el gobierno que no se han cumplido y que con la masacre del Nilo éste se comprometió a hacer una indemnización y no la ha cumplido. Entonces, los familiares también se han levantado por eso: que el gobierno cumpla los acuerdos firmados desde hace años y en varias etapas, eso es concretamente.
La gente, pues, promovida por eso aporta lo que tiene: plátano, yuca o lo que dé la Madre Tierra. Lo lleva y con esto se hace una despensa y se distribuye para todos, para que todos puedan hacer su alimento. Algo que ayuda bastante a resistir cuando [los policías] no dejan entrar comida es que se lleva lo que llamamos allá nosotros la camcharina, que es maíz tostado con panela al que se le echa leche en polvo, y esto ayuda a aguantar dos días. Cada uno entra con una libra de esto y agua, con lo que puede aguantar los dos días. Además hay gente con cocinas en diferentes partes que ayuda a que se ingrese, de una u otra manera, el alimento.
Luego internamente, cuando los grupos entran [a las haciendas], cada uno forma las comisiones, que no es otra estructura sino la misma que tiene la organización social afuera en salud, en educación, en comunicaciones, en justicia, en logística, etc. Entonces, esto entra a coordinarse con la parte logística, bien sea del CRIC (Consejo Regional Indígena del Cauca) o de cada cabildo. Por eso es que esto opera y se logra resistir.
Lo otro ha sido el apoyo de organizaciones sociales solidarias que han comenzado a mandarnos el apoyo en alimentos para darle a la gente.
Ahora, en el sitio, cada rato hay confrontaciones y se enfrenta la policía con los gases lacrimógenos y la comunidad con los garrotes que tiene y con los bastones. Se llegan a peleas y con heridos de parte y parte: heridos de la comunidad y de la policía.
También se ha logrado proteger a algunos policías. Digo proteger porque la comunidad los bloquea de las fuertes peleas, entonces toca que la guardia los proteja porque la gente querría lincharlos ahí y eso no se puede permitir porque estarían violando los Derechos Humanos. La guardia tiene la tarea de protegerlos para luego entregárselos a un organismo humanitario, que es lo que se ha hecho hasta ahora.
Diferencia esta que la comunidad captura a un policía, lo protege e inmediatamente entra el equipo de salud a curarlo, se le da buen trato y alimentación, mientras la policía cuando captura a un comunero, si lo captura alentado, pues lo tortura. En estos días le cortaron lo dedos a un comunero, con unas tijeras de esas para cortar ramas, después de que lo cogió la policía. [A los comuneros] los tiran al suelo, se les paran encima, los patean, los maltratan. O sea, la mayor parte de los heridos se dan cuando los capturan bien y la policía los encierra en la tanqueta esa y allá los agreden a garrote y a patadas, luego salen para el hospital. Se ve que la formación que tiene la policía no es tratar humanos –yo diría que es peor: para tratar animales–, mientras la formación que tiene la guardia es para tratar humanos, entonces [al policía capturado] se le da un trato humanitario, se le protege la vida y se entrega sin necesidad de estropearlo más. Esa es la diferencia: si cae en manos de la fuerza pública hay represión, hay torturas; si la comunidad captura a alguien la guardia lo protege, se le aplican todos sus derechos, se le cura, se le da alimentación y se entrega a un organismo defensor de derechos humanos.
ET: –¿La Fuerza pública ha respetado, en las capturas que ha hecho, el debido proceso a las personas que han sido detenidas?
EV: –Eso no lo han cumplido, por que han tratado de hacer firmar a personas estropeadas, incluso inconscientes en el hospital, la orden de captura. Incluso los meten esposados al hospital, siendo que van inconscientes, como si fueran grandes delincuentes.
Allá hay comunidad civil con la que el trato es muy disparejo, lo cual genera mucho más odio pues no se da un trato humanitario. Cuando se sienten ofendidos los comuneros indígenas aparece más gente. Por ejemplo, antes del asesinato del compañero de Caldono por parte de la policía había menos gente, pero no más fue asesinado el compañero bajó más gente: en este momento hay más de 1.500 personas en el sitio, así que la gente allá no le tiene miedo a la muerte y entre más se estropee [a los comuneros] la gente mucho más se solidariza.
Esa es la situación a un nivel muy general y la gente espera que se busque una salida, lo más pronto posible, a esta situación.
ET: –Ha sido notable que la gobernación del departamento, en cabeza de Juan José Chaux, ha tenido una posición intransigente de evitar toda posible negociación con uds. ¿Cómo han podido uds. enfrentar esa situación y tratar de plantear espacios de solución al conflicto que se presenta en estos momentos en el Norte del Cauca?
EV: –Lo que se ha hecho es que el CRIC asuma directamente y, con base en eso, se ha buscado dialogar directamente con el presidente. Hay unos delegados, por ahora, para constituir una agenda, mas no la negociación. Entonces, cuando se avance ya en el fondo la negociación tiene que ser consultada con la gente que está en las acciones de hecho.
ET: –¿Y estos delegados responden a la comunidad directamente por lo que desarrollen en estas negociaciones, no es verdad?
EV: –Claro, porque ellos tienen que ir allá y, en asamblea pública, presentar un informe y ver si eso es coherente con lo que quiere la gente, porque, como es un proceso donde debe consultarse todo, los voceros no podrían tomar decisiones por encima de eso. Me parece que eso es lo que no acepta el presidente: [para él] tiene que arreglarse la cosa ya o sino no es válido nada, pero los voceros vienen con la misión, únicamente, de avanzar en una agenda y luego instalar las mesas de concertación. Eso es los que se espera allá y también la gente espera no salirse [de las haciendas] hasta tanto haya plenas garantías de que le van a ser entregadas las tierras, porque como se han firmado acuerdos y no se cumplen la gente ya casi no cree en nada.
ET: –Ante las amenazas de represión que se han tenido por parte de la fuerza pública, en el sentido de la entrada de tropas contraguerrilla, y por parte de paramilitares, ¿cuál ha sido la posición de la comunidad?
EV: –Bueno, se ha acudido a varios mecanismos. Uno ha sido el mecanismo interno, que ha sido de reforzar y capacitar a la guardia en derechos humanos y activar una alarma comunitaria que es la que sirve para defensa interna. Dos, lo que se ha hecho es un trabajo hacia fuera, de buscar solidaridad con otras organizaciones sociales, buscando el apoyo y el respaldo político. Eso a nivel nacional, con organizaciones sociales , ONG y otros organismos, y a nivel internacional lo que se ha hecho son ‘hermanamientos’ con emisoras, con grupos juveniles, con grupos de la mujer y con municipios alternos. Esa es una estrategia que nos sirve para tener quien diga una palabra en situaciones difíciles y la otra es acudir a las medidas cautelares que se han solicitado ante la Corte Interamericana [de Derechos Humanos] (CIDH). Eso es lo que hemos hecho.
ET: –¿Quiere ud. decir algo más o enviar un mensaje a nuestros lectores o a la gente que está escuchando esta entrevista?
EV: –Bueno, invitar a toda la gente que cree en otro mundo posible a que, más que seguir criticando la economía neoliberal, le trabajemos a la alternativa, porque ya sabemos lo que va a hacer la macro política y yo diría que la micropolítica debe comenzar a trabajarle a las alternativas, de tal manera que vayamos tejiendo solidaridad en la práctica y, de esta manera, podamos ir construyendo el mundo donde quepamos todos.