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Propuesta para la construcción de una referencia orgánica y política en el seno de las corrientes sociales de la revolución bolivariana. Somos un tejido sin nombre.

29.11.05

Enviado por: PNA-Movimiento 13 de abril - Venezuela

Entre tú y yo hay muchas contradicciones que se juntan y que hacen de mí el sobresaltado que se seca la frente y te edifica.
Revolución, Miguel Barnet

Insistimos en la necesidad de construir una referencia política de las corrientes sociales y culturales bases de nuestro proceso de cambio, una referencia que vinculada genéticamente al movimiento social, dé las peleas por la hegemonía contra el enemigo de clase, contra las trasnacionales del imperio y contra las corrientes burocráticas y reformistas dentro del proceso revolucionario venezolano. Esta fuerza de referencia debe servirle a nuestro pueblo en cuatro tareas centrales:

• Desmantelamiento de todas las estructuras estatales (viejas y
“nuevas”), al ser estas reproductoras de la racionalidad burocrática que defiende fielmente intereses distintos al de los trabajadores y del movimiento popular.

• Alineamiento de las fuerzas sociales históricamente comprometidas con la transformación, en la edificación de un nuevo esquema de relaciones productivas, sociales y culturales, en atención a la diversidad y al potencial de esa fuerza y a su actual estado de desarrollo.

• Consolidación de una visión y de una praxis nuestro americana de la lucha y de la construcción de la hegemonía.

• Construcción de comunidades de libertad y de poder popular.

Los cuatro objetivos estratégicos constituyen agenda pendiente de nuestro proceso histórico actual, y la falta fundamental en la cualificación de nuestra actual coyuntura. Sin embargo hay compañeros y compañeras que piensan que no es importante alinear y darle perfil de fuerza a una corriente de lo social dentro del proceso de cambio, algunos basados en la suficiencia y vitalidad del liderazgo central (Chávez) del actual proceso y otros en que la fuerza se expresa de hecho en una diversidad de formas de participación y de alineamiento a las políticas, que es
suficiente y solo puede avanzar organizativamente convocándose a si misma.

El papel del liderazgo de Hugo Chávez es un debate superado en el PNA, sabemos la centralidad histórica de su liderazgo, caracterizado como un constructor colectivo de las corrientes socio históricas que empujaron esta revolución y que no se limita a la humanidad del compañero presidente, sino que él es la expresión mas visible de una fuerza social diversísima y su liderazgo expresa las contradicciones de la alianza que la
constituye.

Por tanto ese liderazgo sólo se activa y se orienta en el sentido de la pelea por la hegemonía entre las fuerzas que le dan razón de ser y ante la tarea de cumplir con los objetivos históricos que lo ordenaron.
Debemos agregar que el peso especifico de estas fuerzas, el que les da pertinencia histórica y las sostiene en el juego, en todos los escenarios, es el que le aportan las mayorías desposeídas, las mismas que por su “dispersión política” no tienen amarrada su influencia en este cuadro de relaciones. El papel de las mayorías populares y de sus organizaciones debe asegurarse por la activación de una fuerza integral que devuelva
al movimiento el pleno ejercicio de sus posibilidades.

Por otro lado hay quienes piensan que esta fuerza esté activada y que se expresa de múltiples formas y que ha influenciado al proyecto bolivariano de manera fundamental. Esto es cierto, pero no es suficiente para que las aspiraciones y los sueños populares se realicen, ya que corremos el riesgo de ver en los papeles y en la media lengua de la clase política nuestras palabras convertidas en mera retórica, la gente organizada en torno a las ideas y muchas veces en torno a las intuiciones es la que ha permitido que lo que pudo avanzar hasta ahora se sostenga, pese al desacierto de casi todo lo que va mas allá de la influencia popular y percibimos que esta tendencia, en el seno de las corrientes sociales, sigue avanzando y creemos que la tendencia es que resuelvan por si mismas, como lo ha hecho hasta ahora, el asunto de la organización política y el de la construcción de las vanguardias.

Esta construcción ya comenzó hace algún tiempo, de hecho nuestro momento histórico se sostiene sobre ese acumulado de fuerzas sociales e idearios propios en el seno de nuestras comunidades populares, en la fuerza armada, en los trabajadores, en el movimiento indígena y de cimarrones, en la economía informal minorista y entre los cooperativistas, entre los artesanos, en las comunidades campesinas. Esta construcción continúa desarrollándose en una lucha feroz por igualarse a las contradicciones que tiene que enfrentar, llevándole el pulso a la lucha nacional y continental y procurando estar “a la altura del rastrojo que le toca cortar”.

Una fiesta de todos

Las vanguardias han dado grandes lecciones al pueblo moralizándolo, alentándolo, dirigiéndolo fraternamente en la lucha, y correspondientemente el pueblo ha dado grandes lecciones de política, de nobleza y creatividad a las vanguardias. No desestimemos estas grandezas.

“Dialéctica entre el movimiento político y el movimiento social y el papel de la vanguardia”

Esta construcción de una vanguardia social y política del proceso de cambio se parece al proceso mismo en todos sus diversos perfiles, porque lejos de la peregrina idea de la constitución de un partido único, se viste de diversos colores, calza zapatos dispares y se ajusta a la vez: el sombrero de cogollo lleno de flores, el casco obrero y la boina del soldado para entrar en batalla; diversa es su constitución, diversas
las ideas, diverso, incluyente y civilizatorio, decimos nosotros, es el destino del proyecto revolucionario, una fiesta donde bailan y son libres las multitudes.

Se equivocan quienes ven una alineación irremediable de las mayorías en pos de los nuevos burócratas. En los espacios concretos de lucha y de trabajo, incluso en los nuevos, creados por los programas sociales, se multiplica el espíritu de descontento que le queda corto a las aspiraciones trascendentes del pueblo, actúa la misma invisible voluntad que desde el 1989 fue barriendo todas las inconsecuencias y oportunismos y que
no se cala las misiones personales y grupales de los politiqueros “chavistas” de por estos días.

Nosotros (quienes suscribimos este documento) mujeres y hombres
insertos desde hace tiempo en las dinámicas de esa fuerza, nacidos muchos en esas dinámicas de construcción, originalmente hijos de la crisis de la izquierda, azadón, cosecha y estiércol de esta siembra, con la memoria de nuestros ancestros y con los sueños de siempre, nos permitimos decir que las comunidades en lucha y los trabajadores venezolanos tienen y pueden desde la riqueza de su acumulado histórico, en pensamiento, experiencia y fuerza, desde su propio proyecto y desde su propia metodología,
construir una fuerza social que en si misma refleje los cambios que propone, y que sea tejido sostenedor de la lucha histórica que aún esta por avanzar hacia sus metas más elevadas.

Desde donde construimos.

La comunidad como espacio integral de la clase Una revolución es más vigorosa cuando deja de ser instintiva en el colectivo, cuando se hace conciencia, cuando su teoría es comprendida, elaborada y reelaborada por las mayorías, de no ser así tenderá a ser consumida por la rutina del pensamiento anterior, que sustentado en la realidad de sus instituciones (nacidas del hambre, el miedo y la ignorancia) se aposenta en la conciencia de la gente y no les permite saltar, tomar la alegría como bandera, liberarse del anquilosamiento, conduciendo finalmente a reestablecer el viejo orden contra el que se ha insurgido.

El Cayapo

Desde la síntesis de experiencias concretas del movimiento popular venezolano y de otros contextos continentales y mundiales hemos constatado la enorme potencialidad del espacio comunal para la definición de procesos de construcción social y de praxis revolucionarias.

En el contexto de Nuestramérica, los acervos convocados para construir el sujeto social que somos definen muy bien a las comunidades populares, obreras como espacios donde las relaciones abarcan la cadena de todos los posibles intercambios, de la memoria, de los afectos, de las resistencias, de los amoríos, del trabajo, de la solidaridad y de el arraigo de todos los otros valores, reproductores de la dominación o de las
aspiraciones de libertad. Es donde las relaciones orgánicas y las condiciones materiales se pueden construir en forma integral, para la guerra de la resistencia y para la guerra de emancipación.

En nuestro continente las comunidades se sitúan como contexto y sujeto de lo procesos de transformación social, pero además es el espacio mas trabajado por los actores de dominación para generar niveles aceptables de orden y control, gerenciando la siembra de valores de la división social del trabajo, desde la “consolidación de barrios”, hasta la política de “tolerancia cero”. Para las fuerzas de la dominación imperial y sus lacayos, la doctrina más efectiva y trascendente de control social es la que sitúa su campo de acción en las comunidades populares y
obreras. Ya no se aleja al desadaptado, ya no se le encarcela; la exclusión actual y prospectiva es tal, que los barrios y las comunidades son “pabellones” de una gran penitenciaría neoliberal administrada por el estado. “Cárceles de la miseria” donde la cadena perpetua y la pena de muerte son el estatus penal de las mayorías.

El hormiguero invisible, sus caminos, sus claves.

En Venezuela, cualquiera que quiera hacer una lectura interpretativa del actual proceso social y de por qué se sostiene, no encontrará razones suficientes, ni en la política gubernamental ni en las organizaciones sectoriales, gremiales y partidistas. Sólo al desuniformar y desemboinar al diverso sujeto de las comunidades populares, verá el gran hormiguero
invisible albacea de todas las claves de construcción, sostén de la legitimidad de los actores del actual cuadro de poder y mesa de proyecto de los fabricantes del futuro inmediato.

Somos un tejido sin nombre, donde las nuevas relaciones sostienen nuestra orgánica, no las estructuras jerárquicas y las instancias de poder, fácilmente detectables por los carceleros neoliberales. Si queremos saber como daremos las batallas definitivas contra la dominación imperial y el capitalismo, debemos mirarnos y ver las relaciones en nuestra vida cotidiana y como sentimos desde nuestras mas ancestrales raíces.

La clase trabajadora industrial, sujeto integrante de las fuerzas del cambio, sólo es entendible en su dimensión sociocultural, desde las múltiples manifestaciones espirituales y materiales que confluyen en sus modos de vida, no es posible cambiar la correlación de fuerzas en la zona petrolera zuliana desde los portonazos y la presentación de planchas en las elecciones sindicales si esto no va precedido por un activismo
sociocultural conciente en las comunidades donde viven los trabajadores, aprovechando además el desmantelamiento de uno de los mas lúcidos planes de control social por hábitat: el campo petrolero. Hay que aislar al viejo sindicato desde un sin número de praxis de libertad comunales y avanzar hacia espacios deliberantes asociados a las dinámicas de producción, para corregirlas integralmente y prepararse para asumir la dirección
de estas mediante la autogestión y el control obrero.

El trabajo de las organizaciones sociales y revolucionarias en la implementación de los llamados “programas sociales o misiones” esté en fortalecer sus instancias de participación popular, darle autonomía a la administración de los procesos desde esos espacios, rechazar la intermediación y el tutelaje, enemigos de la madurez colectiva y de la formación de la conciencia, y al calor de esta experiencia de realización y
lucha, propiciar el debate de una política integral en manos de las comunidades. Propiciar nuestras propias micro misiones, movilizarse, ejercer libremente el derecho de palabra, ejercer la democracia de la calle es el modo de ganar esta pelea.

Otra tarea importante es la de articular y asociar las diversas
experiencias de participación popular desde sus relaciones naturales, empujando una relación sistémica que permita abrirle paso al debate del Proyecto Integral Comunitario.

Son varias las áreas fundamentales que deben consolidarse bajo la soberanía de las comunidades: transporte, energía salud, hábitat, la comunicación, la producción, el abastecimiento y la defensa, junto a múltiples prácticas de ciudadanía, libertad, identidad y resistencia.

El Proyecto Integral Comunitario y la construcción del poder popular

El poder popular tiene que contar con capacidad para ejecutar lo
emanado de sus instancias deliberativas o de sus vanguardias, si es auténtico tiene los medios para cumplir los mandatos populares sin importar cuan pequeñas o grandes sean las exigencias, es allí, en los pequeños y grandes actos de soberanía donde se sacuden los últimos resabios de la dominación, donde se ve claramente la bifurcación en el camino.

El dilema entre utopía concreta y la desesperanza.

“Dialéctica entre el movimiento político y el movimiento social, el papel de la vanguardia”

Le decimos al gobierno bolivariano que todo está por hacer en el seno del Estado y en el seno del movimiento popular, que la razón de este último es distinta a la del Estado, por tanto no debe subordinarse, no adocenarse, ya que en Èl se preservan las fuerzas y el programa de nuestro proceso histórico social, el futuro es siempre resistencia y rebeldía.

4to encuentro Nacional de la ANMCLA, 2005

Cada comunidad tiene una memoria vivencial que se hace arraigo después de la tercera generación de comuneros, tiene espacios de síntesis naturales contra los cuales conspira la estrategia de la dominación (la asamblea, la esquina del callejón, la conversa, el taburete de los cuentos de los mas viejos, la bodega, la escuela, la fiesta, entre otros). Cada comunidad es capaz de construir su propio proyecto, fraguar su destino.

Son las relaciones que establecemos, las condiciones que forjamos reflejo y prueba de los cambios que proponemos. Pero no es en las grandes y evidentes relaciones, sino las menudas relaciones, las desapercibidas de la “gran opinión”, en las que se fragua el día siguiente de la historia humana.

Cada comunidad tiene la posibilidad de ver integralmente al mundo desde la suma de sus asuntos humanos, desde las relaciones. Desde la vida comunal integral, se realiza la prefiguración de un proyecto civilizatorio.

Para nosotros lo político es lo social, para nosotros no hay distancia entre la toma de decisiones y los asuntos cotidianos de las mujeres y los hombres, para nosotros la paz se construye junto a la justicia, para nosotros la coherencia entre el tiempo del hombre y el tiempo del mundo, es precisa.

Como precisa se hace la toma conciencia de la inmensa fuerza que tiene la comunidad para plantearse los retos señalados para la revolución.
Creemos firmemente que en la medida en que nuestro pueblo pueda ver consecuencia y perseverancia en el cumplimiento de sus mandatos colectivos, de las reivindicaciones y de los sueños del más común de los juntos, rearmamos como práctica concreta la soberanía popular.

De allí que definimos que el poder popular sin referentes concretos es una cáscara vacía. Sin ejecutoria de sus decisiones y veredictos una estafa al pueblo. El poder popular es un ejercicio directo de las mayorías y de sus organizaciones de base, no es una instancia vacía llena de sillas y papeles. En el escenario de la lucha de clases el poder popular tiene que mostrar sus dientes, no es posible desmontar la guerra mostrando a cada momento debilidad, es necesario acumular fuerza de
convocatoria y movilización para la persuasión y ofensiva de los más de la calle.

El gran hormiguero Invisible del que hablamos tiene la
responsabilidad de fortalecer esta capacidad de defensa, de persuasión y ofensiva del pueblo, generando para ello los instrumentos y condiciones que crea necesarias.

Desde estas consideraciones cuestionamos todos estos intentos de
convocar eventos institucionales en nombre del Poder Popular, ya que este no es un espectáculo, ni un foro de sugerencias. Como en el momento insurreccional, la huelga general es un proceso de multitudes no decretado, la construcción del poder popular alinea una suma de procesos históricos en los que el pueblo se carga las relaciones establecidas por la institucionalidad burguesa y consolida política y militarmente su hegemonía.

Entendemos de la integralidad indisoluble de nuestras luchas y asumimos la necesidad de la construcción de poder popular como ejercicio real y concreto desde lo comunal, desde lo territorial, de allí que buscamos en nuestro andar, ser capaces de unir comunicación, producción, vida social y defensa en un hacer de proximidad y cooperación cada vez más intensas lo que hemos catalogado como plataformas, que están definidas desde el sujeto Comunidad en lucha, como contexto y escala integral de la
clase, para la reintegración de sus luchas, acervos y resistencias y la construcción integral de la conciencia de clase y de la hegemonía popular.

Desde el Proyecto Integral Comunitario nos constituimos en una franja del movimiento popular en contacto con todo el conjunto, respetamos su autonomía, sus códigos de acción y silencio, sin anularnos como sujetos políticos que somos, creemos que nos corresponde crear tendencias, plantear problemas cruciales del proyecto político y llegar a decisiones, como esperamos lo haga el resto del movimiento popular, fomentar la participación de todos en este debate político es sencillamente parte de la
tarea, garantizar el clima democrático constituye una obligación Ética, y actuar autónomamente es nuestro exclusivo privilegio.

El PNA- M-13 A es un pájaro de pelea de muchos colores, de un vigor tangible en lo político y en lo social. No debemos dejar de exponer esa belleza y de ensayar el vuelo, como referencias a un modo de construcción y a un futuro de justicia y libertad.

Negación de la vida interna, Construcción de una orgánica de los que luchan

Uno de los déficit que pretendemos superar es precisamente el de las mediaciones entre las proposiciones teóricas que definen los fundamentos estratégicos y la acción práctica de quienes son militantes del proyecto político, es por ello que no puede haber extrañamiento de los motivos que nos impulsan, por lo que estos motivos se encarnan en la acción convirtiéndose en elementos constitutivos del accionar revolucionario.

“Dialéctica entre el movimiento político y el movimiento social, el papel de la vanguardia”

Para todos, la luz, para todos, todo, para nosotros la alegre rebeldía, para nosotros la dignidad insurrecta, para nosotros nada.
Subcomandante Marcos

Una dinámica orgánica que sea producto de las relaciones de las luchas y de los procesos de construcción, necesidad de juntarse para hablar de las experiencias de todos en el seno de lo social.

Que sea comunidad de lucha y de ideas, que asuma todas las síntesis históricas sociales del movimiento popular, de los trabajadores. Que empuje y se permita que el proceso por el que atraviesa, cambie su estructura funcional y sus modos de hacer y entender, asimilando, fortaleciendo, desechando y forjando paradigmas.

Ha sido constante en la izquierda organizada, la separación entre la política interna y la política de la calle, en todas estas experiencias la síntesis es secuestrada para acervo interno de los iniciados, y la experiencia deja de pertenecerle a quien la produjo, para morir en el museo de conservas y cadáveres ideológicos que es el partido.

El PNA nace rechazando esa praxis de vida interna, hijo de los hijos de la crisis de esa izquierda, síntesis nueva desde nuevos paradigmas, fogueados en la lucha popular, tiene la pertinencia de alimentar esencialmente el pensamiento base del proceso bolivariano. Este papel se prolonga en la política que desde el gobierno impulsa el Presidente Chávez en vectores fundamentales. Nuestras síntesis ayuda a definir los términos de lo que además se ha nombrado: Estado de transición. Sin embargo no sólo somos síntesis prestadas, sino vigorosas praxis sociales concretas,
experiencias de lucha que trascienden la coyuntura y con las claves del proyecto a cuestas, le han dado calor, color y posibilidades a la gesta revolucionaria no con pocos e invaluables sacrificios, estas experiencias se multiplican, constituyen fuerza y sostienen la esperanza de la profundización revolucionaria del proceso bolivariano en Venezuela.

Si somos nodrizas de la transición “de lo viejo a lo nuevo”, nuestro papel estratégico va más allá de los programas gubernamentales y es con nuestros hijos de la calle, nuestras hijas del conuco, que vamos a darle trascendencia al proyecto histórico popular. La llamada “transición” es una hija débil que hemos estado atendiendo cuidadosamente, morirá en nuestros brazos y serán los vigorosos hijos e hijas de la montonera los
que recogerán la siembra y llevarán en la tarde el rebaño a los
corrales.

De la comunidad metodológica, a la comunidad política.

Con cierta base se nos ha acusado de estrategicistas porque en
oportunidades hacemos formulaciones que constituyen filones estratégicos en los que podríamos vehiculizar las líneas políticas del momento, pero no proporcionamos políticas para la acción inmediata, y en ciertas ocasiones ni siquiera nos tomamos la molestia de discutir las consecuencias prácticas de tales formulaciones estratégicas.

Este error, que con propiedad podríamos calificar de inconsecuencia, dispersa enormemente los esfuerzos, produce interminables discusiones que no concluyen en nada, de verdad que sería mejor no llegar a nada porque tenemos contradicciones
de fondo en lo que consideramos es una política acertada, pero por lo general, no llegamos a nada porque no estamos discutiendo nada concreto.

“Dialéctica entre el movimiento político y el movimiento social, el papel de la vanguardia”

Por años se han socializado las claves de construcción del Proyecto Nuestra América, nacido de la síntesis de las luchas e influencias del movimiento popular y revolucionario mismo, esta dinámica hoy luce llena de experiencias de organización, de lucha, de formación, de comunicación, de defensa, de animación sociocultural, redes, grupos de investigación-acción, tecnología alternativa y pare usted de contar, que integran el corazón de la resistencia popular y que extiende sus venas a todo el
conjunto social. Pensamos entonces que estas coincidencias estratégicas, inusuales en luchas concretas, esta comunidad metodológica, comunidad de lucha, esta multilateral influencia sobre lo que hoy sucede en este pedazo de Patria, bien puede ser una comunidad política-organizativa, si caminamos hacia allá por el camino de la reafirmación de los principios Ético políticos del PNA, de la democracia de la calle, de la construcción de una nueva hegemonía social y cultural, de la visión continental
de la lucha, de la superación de la división social del trabajo y del divorcio de la teoría y la praxis.

Por las obras nos conocen, la obra mas humana es la política

En tal sentido nuestro proyecto a intentado claramente ofrecer un praxis como definición social de lo que somos, la gente se involucra y se sitúa, se define y se integra ante la praxis, en cada caso la transforma y la hace avanzar. Eso es mucho más que la identidad artificial frente a los alegatos y las proclamas inútiles esgrimidas por los sepulcros blanqueados de la clase política.

La política para nosotros es una síntesis de la práctica concreta y de la utopía concreta, es una línea de investigación acción popular sobre un asunto concreto de su realidad y de su desarrollo.

Una orgánica para la construcción de la política

“La preciosa planta de la libertad no crece en los áridos arenales, ni en los páramos sombríos, crece sólo en los territorios donde la naturaleza ha sabido combinar sabiamente los elementos del calor y del frío”.
Simón Bolívar

He aquí, en la construcción de una Orgánica, el gran reto por delante, y el punto sobre el cual más nos queda debatir y ensayar propuestas. En lo que sí estamos todos de acuerdo, es en la urgencia histórica de dar este paso al frente.

En ese sentido, proponemos construir una orgánica o tejido que articule las praxis sociales concretas, desde sus autonomías y colores comunales propios. El esquema de articulación son los Colectivos de Trabajo Revolucionario (CTR), Plataformas de Lucha, los corredores geoestratégicos o territoriales, los Ejes Transversales y las REMI.

Proponemos, como primer paso en la construcción de esta orgánica, la conformación de una Vocería Nacional donde se coordinen los colectivos, territorios y plataformas. Esta vocería nacional no debe jamás convertirse en una instancia de “representatividad” y, como su nombre lo indica, sus integrantes no deben ser más que voceros de los mandatos que desde los CTR emanen. En ese sentido, debemos dar un salto adelante y desprendernos de una vez de la maldición delegativa a la que nos condena la democracia burguesa y el burocratismo: nosotros elegimos a un representante y este toma las decisiones que el crea más convenientes. Un vocero es un vocero, y nada más que eso: las decisiones se tomarán directamente en los CTR.

Por esta razón, esta vocería nacional deberá funcionar con un plan de lucha y de acuerdo a los principios de delegación funcional, rotación de los cargos, elección directa, revocatoria de la vocería, democracia de la calle, lucha de tendencias y socialización de la información. Su funcionamiento es genético y sinérgico con la lucha social y revolucionaria, y se instalará y modificará en función de los momentos centrales de la lucha de clases. Que el objetivo supremo de cada una de nuestras instancias de vocería sea, por una parte, convertirse en necesarias, pero por encima de todo, no hacerse imprescindibles.

En ese sentido, tomando en cuenta que apenas estamos comenzando este esfuerzo de construcción orgánica, este primer modelo de vocería nacional deberá tener como su función primordial facilitar el proceso de consolidación y creación de los CTR, como primer paso concreto y fundamental de construcción de esta orgánica. Una vez habiendo consolidado la base organizativa (los CTR), su articulación en instancias de vocería local, por corredor, regional y nacional, se irá dando por la libre asociación de estos propios colectivos hasta llegar a los niveles nacionales e internacionales.

Toda ocasión de nuestra construcción es un momento para revisar y tensionar nuestra visión estratégica, enriquecer nuestro pensamiento y modificar nuestra orgánica.

Las Plataformas de Lucha son comunicación, producción, vida social y defensa, y son esquemas de interpretación de la compleja realidad del movimiento popular, a través de las relaciones y articulaciones que establece para empujar sus aspiraciones mas elevadas. Las redes socioculturales son su expresión orgánica. Ninguna red de plataforma es exclusiva
del proyecto aunque es una política nuestra, dentro del juego de las autonomías y los debates debemos construir la hegemonía de las ideas, no la particular, no la fraccional. En este sentido, las plataformas son espacios de consolidación de la Nueva Cultura Política. El sujeto, el contexto y la escala de las plataformas son las comunidades populares.

Los Corredores Geoestratégicos o Territoriales, son un esquema de interpretación de los procesos de articulación naturales, socio territoriales y socioculturales en función de las luchas de resistencia, de la estrategia de construcción de poder popular y de la estrategia y los principios de la defensa. En el proyecto Nuestra América M-13 A se integran los saberes acumulados por las guerras populares de la historia nuestra.
Sus expresiones orgánicas son las REMI, y los CTR. Sus principios son el control territorial y la movilidad. Los corredores poseen el mismo sujeto, las comunidades en lucha.

Los Ejes Transversales son la organización de las necesidades de
conjunto del movimiento popular y de los trabajadores, en la orgánica del PNA M-13 A. La Escuela de Forjadoras y Forjadores de Libertad “Sergio Rodríguez” es uno de estos ejes. Un Sistema Integral de Comunicación es otro de ellos, urge una política financiera de los procesos de autogestión, bajo el control de las redes socioculturales y no del Estado, que intercambie valores libres de la dicotomía capitalista y consolide nuevas
relaciones de producción.

Las redes de movilización inmediata

Son las redes comunales que cualifican al sujeto de lucha en una
comunidad logística, en una comunidad de inteligencia, una comunidad comunicacional y una comunidad de defensa. Los principios de actuación son el control territorial y la capacidad de movilización mediante un sistema de alerta temprana, su escenario de actuación es la contingencia del día
a día.

Los Colectivos de Trabajo Revolucionario (CTR)

He aquí la unidad básica y más importante de militancia de los
revolucionarios vinculados al proyecto, un núcleo de revolucionarios libremente asociados y que constituye la instancia primaria en lo que a la estructura organizativa y la toma de decisiones concierne.

En la actual coyuntura del proceso venezolano y del PNA la orgánica que proponemos debe hacer un inventario de los colectivos vinculados a la lucha social y de los proyectos- plataformas en desarrollo. Por otra parte, constituir una dirección política integrada por revolucionarios venidos y elegidos directamente desde esas experiencias-síntesis, cuya
primera tarea sea ordenar el tablero de nuestro proyecto organizativo e impulsar una agenda de luchas urgentes a los intereses coyunturales de nuestro pueblo.

Es duro decirlo, pero hasta ahora hemos reproducido la división social del trabajo en la elaboración de nuestro pensamiento y la conexión social de nuestros sistematizadores es débil. Esto ha creado una cultura “interna” nociva a la posibilidad de construir organización y hemos devenido a los ojos de muchos en un banco de proyectos de gobernabilidad revolucionaria.

Proponemos que las luchas tomen en sus manos la construcción orgánica de nuestra referencia política. Que dirigir este proyecto revolucionario no sea distinto aquí a dirigir la vida misma y resolver los asuntos del movimiento en el seno de una comunidad, que las tareas de dirección política no creen a alguien distinto al que toma a diario el azadón y la fragua. Para este reto, nuestras estructuras orgánicas deben ser, antes
que nada, nuestras propias vacunas contra el veneno del poder, contra el “decido yo porque tú no sabes”… el “yo no hablo porque fulano ya habló por mí”… el “decidimos aquí en la ‘vocería’ y mandamos la línea pa’bajo”. Y al veneno del poder no se le vence simplemente con nuestra buena voluntad como líderes comunitarios, militantes o voceros, sino que el antídoto debemos encontrarlo en la propia manera de organizarnos. De
otra forma, repetiremos mil veces el error de escribir sobre nuestros sueños sin jamás tomarnos la molestia de sembrarlos en tierra viva.

En ese sentido, los CTR, como bases orgánicas e instancias primarias de decisión, deben ser el propio reflejo de esa horizontalidad que soñamos, de esa democratización del saber, de ese desmantelamiento de la división social del trabajo. Y ahí debemos preguntarnos… funcionan nuestros actuales colectivos de esta manera? algunos sí, en partes, pero sería engañarnos ocultar las grandes fallas que todos tenemos como colectivos
en este sentido (y más aún donde incluso no se ha podido trabajar como colectivo). Y debemos aclarar que no se trata de enfrascarnos en discusiones estériles hasta no tener la organización ideal, porque sabemos que al fin y al cabo sólo tendremos la necesaria. Sin embargo, al apuntar hacia la ideal y probarla en el camino, al final del día la necesaria no será ni más ni menos que la utopía concreta, la utopía posible.

Proponemos entonces que el esfuerzo máximo de cada uno de nosotros se centre en estos momentos sobre la definición, creación y consolidación de los CTR. Antes que nada debemos acordar métodos concretos, específicos para el funcionamiento de los CTR: sólo así podrán ser reflejo real de lo que queremos. Si no damos antes que nada estos primeros pasos fundamentales y tratamos de acelerar el proceso de construcción orgánica, no es difícil prever que nuestro futuro será el de una organización que o colapsa por su debilidad y dependencia en unos pocos, o se sustenta envenenada por el poder, por una línea que martilla desde las grises alturas de una nueva burocracia.

Conclusión y comienzo…

Lo que esta emergiendo se debe expresar en la organización, sin
vacilaciones en mujeres y hombres de la fragua real y concreta, no a medias, no en transición de lo histórico a lo nuevo, eso esté bien para el estado moribundo, para la construcción de las vanguardias colectivas se requieren compañeros y compañeras que reflejen la calle, el maíz y el futuro, una organización que sea reflejo de los cambios que impulsa, que empiece a construir la sociedad que queremos desde hoy, porque sabemos que no nos va a llegar un día por arte de magia.

Por años hemos visto una fragua que ha dado sus frutos integrales, un sujeto atendido y aceptado por franjas importantes del movimiento popular, es nuestra responsabilidad multiplicar esa fuerza y dejarla que muestre sus espuelas. Sólo el ejercicio de la libertad, construye libertad.

El socialismo indoafroamericano, el socialismo nuestroamericano, esté sucediendo ahora en las palabras y en las acciones de millones de hombres y mujeres, sólo necesita expandirse y consolidarse, hacerse camino y no sistema, pregunta y no respuesta.

Al final de las palabras pronunciadas, que todos vean el hermoso y espléndido vuelo de de la culebra Nuestramérica capaz de construir la más intensa de las utopías. En su vuelo se muestra la voluntad insurrecta de los pueblos que luchan por su propia historia, y en sus alas se relatan todos los caminos por los que volvemos para la construcción de soberanía en la razón de todos. Queremos brindar un abrazo fraterno y solidario a cada compañero y compañera concientes de parir desde la construcción comunal el insumo volcánico capaz de levantar la patria de todas las patrias.

Con fervor militante y en conciencia colectiva
Alegres, Subversivos y Siempre Desobedientes

PNA- M13A - Colectivos de Trabajo Revolucionarios de los Estados
Aragua, Apure, Anzoátegui, Amazonas, Barinas, Bolívar, M13A Carabobo, Cojedes, Distrito Capital, Delta Amacuro, Falcón, Guarico, Lara, Mérida, Miranda, Monagas, Nueva Esparta, Portuguesa, Sucre, Táchira, Trujillo, Vargas, Yaracuy, Zulia.

°En la Fragua de la Corriente Histórica Social!

°°°Avanzamos, Avanzamos, Avanzamos!!!


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