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Congreso Nacional Indígena ratifica adhesión a la Sexta Declaración de Lacandona

30.11.05

Martes 29 de noviembre de 2005

Llaman a sumarse a la otra campaña para “resistir la guerra de exterminio neoliberal”

Ratifica el CNI su adhesión a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona
La Declaración de Tuapurie condena el uso de transgénicos y la tecnología terminator

El Congreso Nacional Indígena (CNI) ratificó ayer su adhesión a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona emitida por el EZLN, así como su participación dentro de la otra campaña convocada por la organización rebelde, “con la finalidad de construir con otros sectores sociales en lucha una gran alianza anticapitalista y de izquierda que permita la construcción de una nueva sociedad efectivamente justa, libre y democrática”.

Las organizaciones reunidas este fin de semana en las montañas de Jalisco hicieron un “urgente” llamado a la unidad del movimiento indígena nacional en torno al CNI, “para que en el marco de la otra campaña podamos resistir la guerra de exterminio neoliberal y avancemos en el fortalecimiento de la autonomía de nuestros pueblos, en alianza con todos los sectores de la sociedad empeñados en la construcción de un nuevo proyecto de nación y una nueva Constitución”.

Reunidos en In’akwaixit’a, comunidad wixárika de Tuapurie, Jalisco, para la decimoséptima reunión del CNI (región Centro-Pacífico), numerosos pueblos, comunidades y organizaciones de Chihuahua, Durango, Jalisco, Colima, Michoacán, Guanajuato, Guerrero, Morelos y Oaxaca acordaron la Declaración de Tuapurie.

Dicho documento asienta que el neoliberalismo “es una guerra de conquista y saqueo contra nuestros pueblos, la nación y la humanidad en su conjunto, para multiplicar las ganancias de las empresas capitalistas que hoy dominan el mundo y controlan al gobierno del país”. Según la declaración “la contrarreforma agraria de 1992 y la contrarreforma indígena de 2001, junto con las leyes que en los últimos años han aprobado legisladores de todos los partidos políticos, tienen el fin de destruir la nación entera”.

El documento expresa el rechazo de los pueblos indios a las nuevas leyes Agraria, Minera, de Desarrollo Forestal Sustentable, de Aguas Nacionales, de Bioseguridad y de Consulta a los Pueblos Indígenas. También a las iniciativas de leyes de Acceso a los Recursos Genéticos y de Energías Renovables, y la reforma de la Ley de Propiedad Industrial, pues “tienen el propósito de privatizar y destruir los territorios de la nación y de nuestros pueblos, separando cada una de sus partes, que para nosotros son inseparables: aguas, aire, tierras, montes, maíces, plantas, animales, bosques, minerales, costas y mares, incluidos nuestros saberes tradicionales”.

El rechazo del CNI se extiende a los programas gubernamentales de certificación de derechos ejidales (Procede), certificación en comunidades (Procecom), Oportunidades y pago por servicios ambientales, así como los intentos por restringir y prohibir la medicina tradicional. Se opone a la introducción de maíz transgénico y de la llamada tecnología terminator que provoca infertilidad de las semillas; la construcción de represas, autopistas, corredores interoceánicos, megaproyectos turísticos, mineros e industriales que facilitan la migración de las familias.

En una mención particular, el CNI repueba el proyecto de Ley sobre Derechos y el Desarrollo de los Pueblos y Comunidades Indígenas de Jalisco, actualmente en proceso, pues “no tiene más finalidad que restringir los derechos y la autonomía de nuestros pueblos para provocar su desintegración”.

El CNI manifiesta que los pueblos han incrementado su resistencia y protegido sus territorios y culturas “del modo que les ha sido posible”. En este sentido, el levantamiento armado del EZLN “representa un parteaguas histórico en el largo caminar de nuestros pueblos y en la lucha por nuestra plena liberación”. Junto con los zapatistas, dice, “construimos un movimiento que conmovió a la nación y al mundo, buscando el reconocimiento constitucional de nuestros derechos”.

Tras referirse a la “traición de todos los poderes del Estado” al aprobar en 2001 la reforma indígena conocida como “ley Bartlett-Cevallos-Ortega”, el CNI señala que esto llevó a los pueblos “a desconocerla y declarar los acuerdos de San Andrés como la Constitución en materia indígena”. El CNI refrenda su llamado a los pueblos indígenas para “no solicitar más reconocimientos del gobierno, sino fortalecer en los hechos nuestra autonomía, nuestros gobiernos y nuestra cultura”.

El pronunciamiento agrega: “Estamos dispuestos a incrementar nuestra resistencia e incorporarnos al llamado del EZLN para construir una gran fuerza anticapitalista que junte la resistencia de los pueblos indígenas con las luchas de los trabajadores del campo y la ciudad, y de todo el pueblo de México para construir una sociedad efectivamente justa, libre y democrática”.

El CNI llama a defender la autonomía, el territorio, los recursos y las culturas; fortalecer los gobiernos, asambleas, autoridades tradicionales y agrarias “bajo el principio de mandar obedeciendo”; defender el maíz propio y evitar la introducción de transgénicos. Por último, expresa solidaridad con las comunidades de Chiapas afectadas por el huracán Stan y los pueblos de Guerrero que se oponen a la presa La Parota.


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