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Dirigentes convencen trabajadores de acabar la huelga del transporte en Nueva York.

23.12.05

Viernes 23 de diciembre de 2005

Deja el paro daño económico por mil millones de dólares, calcula el gobierno municipal

Fin a huelga de transporte público en NY tras ofensiva política y judicial
Sin un nuevo contrato colectivo y con divisiones internas, el sindicato decide volver a laborar

Hasta el 20 de enero se sabrá si se aplicarán las penas de cárcel y multas dictadas por jueces

Los trabajadores del sindicato TWU, de transporte público, levantaron ayer la huelga y las autoridades aseguraron que este viernes el servicio volvería a la normalidad FOTO Ap
Nueva York, 22 de diciembre. La huelga que paralizó el sistema de transporte público más grande del país fue suspendida esta tarde por decisión del sindicato ante una enorme ofensiva política y judicial en su contra, y los trabajadores del metro y de autobuses empezaron a retornar a sus puestos mientras se pronosticaba que la ciudad recuperaría el servicio normal a más tardar este viernes por la mañana.

La huelga, que estalló hace tres días, detonó cuando la agencia estatal encargada del sistema de transporte público, la MTA, insistió sobre la demanda de que nuevos trabajadores tendrían que incrementar de 2 a 6 por ciento sus contribuciones al fondo de pensiones. Aún no hay un acuerdo sobre un nuevo contrato colectivo, y las negociaciones podrían continuar durante días, y no se sabe si ya hubo concesiones de ambos lados sobre la última propuesta.

La derrota -ya que el sindicato fue obligado a aceptar la demanda de suspender la huelga antes de poder reiniciar negociaciones con la MTA- fue celebrada por las autoridades estatales y municipales, y provocó expresiones de disidencia dentro del sindicato.

Pero con el alcalde Michael Bloomberg, el gobernador George Pataki, y los tribunales montando una ofensiva política y legal que colocaba en jaque la propia existencia del sindicato, junto con una campaña masiva de propaganda en contra y con un público dividido sobre el asunto, la dirigencia aparentemente determinó que ya no quedaba otro recurso más que ordenar el regreso al trabajo mientras continuaba negociando.

“Queremos agradecer la paciencia de los usuarios… regresaremos a trabajar inmediatamente”, declaró poco después de las tres de la tarde Roger Toussaint, el líder del sindicato de trabajadores de transporte TWU. El sindicato ordenó el retorno inmediato de sus trabajadores a sus puestos, y pidió a sus casi 34 mil agremiados que “mantengan sus cabezas en alto… estén orgullosos de que su sindicato tomó una posición por la justicia”.

Hubo versiones de intenso desacuerdo dentro del consejo ejecutivo del TWU, con un vicepresidente declarando que la decisión de suspender la huelga “es una desgracia”. Otro miembro de esa junta, George Pearlstein, expresó su ira contra el presidente del sindicato Roger Toussaint por suspender la huelga sin haber obtenido un nuevo contrato colectivo, y temía que se había cedido todo sin conseguir nada. “¿Canjeamos la solidaridad a cambio de qué?”, preguntó. “No obtuvimos nada, nada”.

Toussaint y otros líderes estaban citados ante un tribunal estatal esta tarde donde un juez había amenazado con imponer condenas de cárcel a los dirigentes del sindicato por “desacato criminal” de una orden judicial para suspender la huelga, la cual fue declarada “ilegal”. La ley estatal Taylor prohíbe huelgas de sindicatos del sector público en el estado.

El juez ya había impuesto una multa de un millón de dólares diarios al sindicato durante la huelga y, bajo esa misma ley, se castiga a cada trabajador con dos días de sueldo por cada día que no se reporte al trabajo. El sindicato local sólo cuenta con bienes por 3.5 millones dólares en total, y si se aplican las multas ahora deberá pagar 3 millones de dólares. Por lo tanto, la propia vida del sindicato estaba en juego. A última hora, el juez postergó la cita hasta el 20 de enero, y no se sabe si las penas y multas serán o no aplicadas, incluyendo las de hasta nueve días de salario a cada huelguista.

El fin de la huelga fue resultado del esfuerzo de un mediador estatal que durante las últimas 24 horas logró obtener ciertas concesiones de ambas partes, aunque aún no se ha anunciado un acuerdo final. Sin embargo, el sindicato indicó que había logrado poner el tema de las pensiones de jubilación -clave en negociaciones entre trabajadores y patrones tanto en el sector público como privado en todo el país- ante la opinión pública.

Pero el alcalde y el gobernador continuaron calificando a la dirigencia del sindicato de “egoísta” e irresponsable, y la culparon por causar daños económicos enormes a los trabajadores y comerciantes de esta ciudad. El gobernador George Pataki dijo que los más afectados fueron los trabajadores de esta ciudad, buena parte de la cual “no goza de los salarios, los seguros de salud o las pensiones de los trabajadores del transporte”. El alcalde Michael Bloomberg hizo eco de este argumento, al insistir en que quien más pagó los costos de esta huelga fueron los trabajadores. El gobierno municipal calculó el daño económico de la huelga en mil millones de dólares.

Fue un acto ilegal, sostienen gobernador y alcalde

Ambos líderes políticos insistieron en que, como lo expresó Pataki, “nadie está sobre la ley”, al señalar que la huelga fue ilegal, y que el sindicato tendrá que pagar las consecuencias.

Bloomberg celebró el anuncio del fin de la huelga al pedir a los neoyorquinos regresar a sus vidas normales e irse de compras para ayudar a la economía. Informó que para la medianoche se cancelarán los planes de contingencia para la ciudad, y se esperaba un regreso a las operaciones normales del sistema de transporte para la mañana del viernes.

La noticia fue difundida entre los 7 millones de usuarios del sistema cuando empezaban el retorno de sus trabajos a casa, los ríos humanos que cruzaron los puentes, avenidas y calles a pie, en patín, patinetas, bicicletas y taxis y autos compartidos con recién conocidos. “Es un gran regalo de Navidad”, consideró una mujer que había cruzado el Puente Brooklyn varias veces en estos últimos tres días. “Espero que los trabajadores consigan lo mejor posible”.

Así concluyó una huelga que de nuevo reveló los grandes conflictos sociales en un país donde la brecha entre ricos y todos los demás se ha ampliado, y donde la cúpula política y empresarial ha desatado una ofensiva para anular las conquistas laborales de las últimas décadas. A la vez, se demostró de nuevo la debilidad del movimiento sindical, que a pesar de expresiones de solidaridad no se atreve a tomar acción contra leyes y fuerzas que buscan erosionar los derechos laborales.

Pero la solidaridad espontánea entre trabajadores y las múltiples manifestaciones de solidaridad también registran que existen corrientes amplias -aunque tal vez no organizadas- de resistencia y defensa de la dignidad, y eso, en esta coyuntura política de Estados Unidos, es un milagro navideño.


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