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Marcos y pingüino inician el viaje en moto

04.01.06

A bordo de Sombraluz, el subcomandante Marcos salió de la comunidad La Garrucha, municipio de Ocosingo FOTO Víctor Camacho

La Jornada

San Cristobal de las Casas, Chis., 1º de enero. Con el pingüino de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona guardado en la cajuela posterior de su motocicleta Sombraluz, el subcomandante Marcos salió esta mediodía del caracol de La Garrucha para iniciar el recorrido de la otra campaña.

Con un casco negro cubriéndole por completo el pasamontañas, en un primer momento pasó desapercibido para los presentes. Inmediatamente se inició una carrera loca a través de la cañada en dirección a Ocosingo. Las cámaras de televisión, los fotógrafos, los reporteros, los curiosos y los espías trataban de alcanzar la máquina del delegado Zero, y rebasaban por momentos los vehículos que lo escoltaban.

Pocos kilómetros más adelante, el motociclista aún incógnito levantó la careta del casco y reveló ser Marcos. La cajuela decía: “EZLN. Precaución: pingüino a bordo”. Entonces fueron las primeras fotos y breves declaraciones. Los periodistas le preguntaban “¿Cómo te sientes?”, y él respondía que muy bien. También le cuestionaban si pensaba irse hasta San Cristóbal en Sombraluz, y él respondió: “hasta Tijuana”.

Integrantes de la caravana zapatista antes de viajar a San Cristóbal de las Casas FOTO Ap

En un camión de tres toneladas iban encaramados en las rejas de las redilas tres encapuchados con un “EZLN” escrito sobre la espalda. Con su indumentaria, eran ellos lo que identificaba el convoy. Muy atrás quedaron las decenas de microbuses, camiones y camionetas en los que se desplazaban las bases de apoyo zapatistas de la región selva tzeltal, para participar en la marcha-mitin esta tarde en San Cristóbal de las Casas. También los automóviles llevando observadores nacionales e internacionales, y personas que han suscrito la Sexta.

Dejando atrás un nube de polvo, pues es tiempo de secas en la selva, el extraño convoy corría detrás de un subcomandante y un pingüino-pasajero tímidamente asomado en la caja posterior de Sombraluz. Ese pollo ya era antes de hoy famoso y fotografiado.

A su paso por las comunidades zapatistas del camino, centenares de indígenas lo saludaban y vitoreaban, diciéndole adiós. Incluso en los poblados no zapatistas, decenas de curiosos y simpatizantes también saludaron el paso del polvoriento convoy.

Al llegar a la ciudad de Ocosingo y avanzar por el libramiento, el delegado Zero se detuvo nuevamente y, para sorpresa de todos, dio vuelta en “u” y se alejó rápidamente en dirección contraria.

-Ya va de regreso -exclamó alguien.

-Ha de ser que olvidó su pipa -bromeó alguien más.

En realidad fue a cargar gasolina en una estación que acababa de dejar atrás, de manera que pudieron verlo los tripulantes de muchísimos vehículos que no lograban alcanzarlo.

Para entonces la policía de tránsito de Ocosingo estaba rebasada y, así como la policía local y la Federal de Caminos, lucía desconcertada.

Más allá de las connotaciones cheguevaristas de los “viajes de motocicleta”, la inesperada (aunque prevista y esperada) salida de Marcos dio la nota largamente sobre la terracería que sale de la selva, y luego el asfalto de la carretera hacia Rancho Nuevo y San Cristóbal.

En el crucero de Cuxuljá, donde se localiza el municipio autónomo Ernesto Che Guevara, lo esperaba otra valla de indígenas zapatistas.

Haciendo altos para ponerse la chamarra, destrabar su máquina por un breve desperfecto o impartir instrucciones a los vehículos de su comitiva, el subcomandante Marcos alcanzó la carretera Panamericana y pasó frente al cuartel militar de Rancho Nuevo, donde encontró paso franco.

Hacia las 16 horas, el motociclista enmascarado (y con casco) arribó a la ciudad de Jovel e ingresó por la avenida Insurgentes, amodorrada en domingo de Año Nuevo. Pocas cuadras más adelante viró a la izquierda y, siempre perseguido por la prensa, dos cuadras arriba dobló otra vez a la izquierda, en la calle Allende, para desaparecer rápidamente tras la puerta de un garaje que lo esperaba, abierta, a un costado de donde estuvo hasta hace poco el Centro de Información Zapatista.

Así llegó el delegado Zero, representante de la Comisión Sexta, a la primera escala de su anunciado recorrido de seis meses por las 32 entidades federativas.


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