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Visión personal del inicio de la otra campaña zapatista

06.01.06

“LA OTRA CAMPAÑA”, ZAPATISTA, CON FUERTE INICIO

Indymedia Chiapas. Autor(a): Pedro Echeverría V. - El Rebelde Fecha: 3:23pm Jueves 05 Enero 2006 Categoría: Por La Sexta y La Otra Campaña

La Otra Campaña se inició en San Cristóbal de las Casas, o en la Garrucha, Chiapas, el pasado 1 de enero “a tambor batiente”, con una gran movilización de 50 mil indígenas; pero no puede adelantarse que “triunfaremos” a pesar de que estemos llenos de entusiasmo, voluntarismo y de buenos deseos.
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1. En política, como en la marcha social, no pueden darse fenómenos bien planeados ni juicios con gran certidumbre, tal como se da en las llamadas ciencias exactas. La Otra Campaña se inició en San Cristóbal de las Casas, o en la Garrucha, Chiapas, el pasado 1 de enero “a tambor batiente”, con una gran movilización de 50 mil indígenas; pero no puede adelantarse que “triunfaremos” a pesar de que estemos llenos de entusiasmo, voluntarismo y de buenos deseos. El 70 por ciento de la población mexicana vive en la opresión, la pobreza y la miseria, pero esas condiciones objetivas e indiscutibles de vida, no son garantía alguna de que el pueblo se hará consciente de su realidad y que luchará por transformarla. La burguesía en el poder desde hace décadas trabaja minuto a minuto formas de enajenación, entretenimiento, muy efectivas para su control.

2. Cuatro o cinco kilómetros de la avenida Sabines de San Cristóbal fue ocupada por hileras de indígenas organizados y disciplinados que gritaban consignas contra la opresión y de apoyo a La Otra Campaña. La calle de insurgentes y la Plaza la Paz, frente a la Catedral, fueron insuficientes para albergar a los indígenas y a otros miles de mestizos, activista y visitantes extranjeros con inclinaciones políticas. Se dirá que priísas, panistas y perredistas reunieron a muchos más cuando asumieron sus candidaturas; pero la diferencia es radical: mientras los acarreados de los partidos oficiales asisten pensando en cargos políticos, en ascensos y dinero, los que acuden a los actos zapatistas –fuera de quienes tienen proyectos políticos inconfensables- están convencidos de colaboran para la transformación del país en beneficio de los oprimidos.

3. Y en última instancia eso es lo que hace diferente las cosas. ¿Por qué lucha cada quien? ¿Se busca hacer más fuerte la opresión y ser parte de ella o se lucha por la liberación y hacernos libres con ella? Mientras los políticos profesionales de los partidos registrados buscan diputaciones, senadurías, presidencias, regidurías, o un pequeño cargo o empleo para la familia, las organizaciones sociales no electoreras y no parlamentarias luchan por un ideal, por un deseo, por la inquietud por transformar este país, este mundo lleno de injusticias y desigualdades, en sociedades equitativas, igualitarias, de justicia. Pero lo más importante: al mismo tiempo que se busca destruir todo ese enorme poder opresor, se quiere también erradicar de nuestro propio ser esos grandes impulsos de poder que nos enfrenta con los otros seres humanos.

4. No sólo es el poder político o el económico que de por sí es funesto y despreciable, sino también el poder en el hogar, en la escuela, en la iglesia, en la fábrica o en el campo. El poder entre blancos y negros, entre hombres, mujeres y homosexuales, entre “sabios e ignorantes”, etcétera. El zapatismo y La Otra Campaña buscan acabar con ello y mucho más, pero no olvidan que casi todos los partidos y organizaciones cuando se inician –o han comenzado a actuar- han inscrito en sus banderas muchas de sus demandas de justicia y libertad, pero cuando se convierten en fuerza política integrada y muy “responsable” las olvidan. Por eso el zapatismo es un gran movimiento amplio que lucha por “un mundo donde quepan muchos mundos”. Hoy es una fuerza indígena pero mañana puede ser de todas las clases oprimidas sin límites y exclusiones.

5. El lunes 2 nos reunimos unos 1000 convocados en un centro investigación ubicado a unos seis kilómetros del centro de la ciudad coleta. Se presentaron cientos de demandas, denuncias y quejas contra el gobierno, los empresarios y todo el sistema opresor. Marcos permaneció sentado ocho horas escuchando y haciendo notas de todas las intervenciones de tres minutos por persona, como lo hizo en otras asambleas. Después pronunció un discurso. Los compañeros de Chiapas, de La Otra Campaña, prepararon las mejores condiciones posibles para el trabajo del millar de asistentes: el edificio, las sillas, las mesas de registro, las credenciales de identificación, la amplia cocina y el comedor para el café, las limonadas y los alimentos del medio día, así como el dormitorio y el recibidor destinado al dirigente y la comisión de seguridad.

6. ¿Qué político tiene la paciencia suficiente de escuchar mil y un planteamientos y denuncias, muchas veces brillantes pero otras con cierta incoherencia y repetición? Al parecer así se desarrollará la gira de Marcos en todo el país en los primeros seis meses. Ha dicho que se limitará a escuchar demandas que, de por sí ya es una gran diferencia si se compara con los candidatos Calderón, Madrazo y López Obrador que se dedican a repartir discursos sin consultar o escuchar a nadie. Están cumpliendo con un papel rutinario en el que el pueblo no cuenta ni mínimamente. Eso de escuchar, escuchar y escuchar es importante, porque el pueblo siente que se le toma en cuenta y le crece la valentía al decir sus cosas. Llegará otro momento en que todo eso que se dice se convierta en un gran programa de lucha y en una lista de demandas más sentidas.

7. Después de recorrer en Chiapas los lugares más importantes de concentración zapatista, Marcos arribará a Yucatán el día nueve para iniciar actividades el siguiente día. Hay coriosidad y expectativas en esta visita por el poder de convocatoria que posee. Se busca que al fin los yucatecos logren organizarse contra la opresión capitalista y que después de la visita queden grupos dispuestos a luchar de manera permanente. En Yucatán no hay ni ha habido movimiento social alguno de oposición anticapitalista. Fuera de confrontaciones interpriístas, o entre PRI y PAN por lograr mayores cargos políticos y mejores negocios, la izquierda radical y honesta, la realmente anticapitalista, no ha existido nunca fuera de dos o tres loquitos que llevan décadas sin poder agrupar a nadie. Veámos lo que sucede. Las esperanzas son las últimas en morir.


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