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La conciencia política y el estado chileno

15.01.06

En la época de expansión del partidismo y el estatismo en los territorios controlados por el estado chileno, se hablaba a nivel mundial de la elevada conciencia política del pueblo chileno. Sectores importantes de la población se filiaban a los partidos obreros, reformistas o revolucionarios: comunista, socialista y MIR, los sindicatos eran fuertes y la mayoría estaban dirigidos por esos tres partidos y otros que hoy han desaparecido.

Hoy eso no se observa por ninguna parte en el terreno electoral. La mayoría de la población no se inscribe, no vota o emite un voto blanco o nulo. La llamada izquierda obtiene un 5% y luego se agarran de los pelos y a patadas unos con los otros, que unos apoyan una de las representaciones de la burguesía, que otros convocan a anular. Los tres destacamentos más importantes de la vieja izquierda están vinculados a las tres áreas donde se desarrolla lo popular: los socialistas en la manipulación para subordinación al neoliberalismo, los comunistas en la vieja historia de acceder al gobierno para establecer el capitalismo de estado y los miristas, unos pocos de furgón de cola del PC, otros menos ligados al PS y la mayoría vinculándose a los movimientos sociales para desarrollar la autonomía y el poder popular.

Pero la conciencia política, que antes se medía por la cercanía a los partidos políticos, hoy ha tomado otros rumbos. Parece razonable que ante la porquería de izquierda con que se cuenta y con las pésimas experiencias históricas vividas, la gente vuelva las espaldas a los partidos tradicionales y se dedique a asuntos más importantes que estar definiendo quien va a administrar el capital y la desigualdad. La conciencia política no se puede medir hoy por el viejo juego de “seguir al líder”, sino justamente por lo contrario: la capacidad de autonomía con respecto a los cantos de sirena, la capacidad de desembarazarse de la tela de araña sistémica que nos hace transferir nuestra libertad y nuestro protagonismo a ciertos representantes.

Convocados los llamados “chilenos”, personas dominadas por el estado que ha asumido el nombre de “Chile”, a decidir hoy día quienes serán los que van a pasar la vaselina por el poste que será introducido en los espacios de la inocencia, muchos de nosotros no damos mayor asunto a ese momento triste y manipulador de la farsa democrática establecida por la convención. Unos, como el que escribe estas notas, que no estamos inscritos en los registros electorales y otros que se dan el gusto de ir a la fila e instalar un mojón en la urna (cuando decimos mojón, nos referimos a un hito, no al carácter escatológico-finalístico de la gesta eleccionaria, cagón, como dirían algunos prosaicos).

Seguimos siendo la mayoría, pese a quien pese y hagan los análisis que hagan los apitutados del poder. La no inscripción, la abstención y los votos blanco y nulo, somos los que definimos los rumbos de cada uno de los territorios dominados –por hoy- por el estado chileno.

Viva Chile! Dicen los alienados.
Abajo el estado chileno y todos los estados, decimos la mayoría.

Eso es conciencia política.

Abrazos
Profesor J


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