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Crónicas desde el país donde un indio será Presidente

17.01.06

Ricardo Lannutti

“No es sueño ni delirio…
La América es original originales han de ser entonces
sus instituciones,
Originales los medios para fundarlas por eso la utopía
solo es posible si la inventamos;
O inventamos o perdemos”.
Simón Rodríguez, 1810, carta a Simón Bolívar.

Por primera vez, después de los 514 años de la invasión y el genocidio españoles sobre esta tierra y sus pueblos americanos, un descendiente directo de estos pueblos originarios, un “indio” como les gusta decir a los ignorantes eurocentristas, va a asumir la presidencia de su país. No cualquier originario, un
aymará que, bueno es recordar habían sido dominados y explotados por los incas por mas de 200 años antes de la llegada de los europeos, que intentaron ahogar su idioma, su cultura toda, su religión.

No estamos entonces ante cualquier acontecimiento. Estamos en un punto único de la historia de América latina, Bueno es recordar las palabras de Tupac Katari cuando estaba a punto de ser descuartizado, después del levantamiento indígena ahogado en sangre por las tropas españolas y porteñas que todas salieron desde Buenos Aires a reprimir ese alzamiento de 100.000 aymaras que había rodeado La Paz.. Dijo Tupac Katari: “volveré y seré millones” (palabras iguales a las que usara evita 180 años después).

La vuelta de los indios?

Con Evo Morales están volviendo un tiempo que nunca fue, y más allá o más acá de lo que este haga: la América Latina ya no es ni será la misma después del 22 de enero.

Será (ya empieza a ser) otra cosa pero no es único suceso en este proceso, ya el intelectual aymará Pablo Mamani ha escrito bastante en los últimos años sobre el renacimiento de las culturas indígenas; sobre la generación de la conciencia colectiva de las masas sojuzgadas, que se expresaran en la conquista del poder político, administrativo e intelectual.

Pero un puñado de intelectuales no son los únicos que miran con atención el proceso, el Departamento de Estado Norteamericano maneja como una de sus hipótesis principales de conflicto durante los próximos 20 años el de los pueblos originarios de América latina.

Las calles de Bolivia vuelven a mostrar hoy ese estado asambleario, de alegría y de angustia, de rostros preparados para la lucha pero también para el debate de ideas, de acciones, que marca en este país los grandes eventos sociales. En la asamblea del lunes pasado en la Plaza 10 de Noviembre de Potosí me decía un dirigente campesino cargado de años, de ropas coloridas y de ideas desconocidas. “No se trata de seguir importando las ideas europeas, sino de hacer andar nuestras propias ideas”.

Tratar de explicar desde la sociedad

Porque lo consideramos muy importante hemos venido de lejos a sentir, a ver, a escuchar, a tratar de entender que esta pasando en las alturas de la América latina no desde los testimonios del poder, sino desde la gente.

Los procesos, los grandes cambios, no los generan “grandes hombres” sino los pueblos. Por ejemplo no fue San Martín quien cruzó los Andes para liberar Chile y Perú, sino miles de hombres que combatieron, que murieron o fueron heridos. Ellos lo reconocían como su jefe, pero sin el convencimiento de lucha de esos hombres poco podría haber hecho San Martín.

Los procesos son entonces sociales, y este no escapa a esa generalidad, es sobre este proceso y su gente que intentaremos informar en estos cinco articulos.

Potosí, el Cerro de La Plata

Rojo en su opulencia, magnifico, monstruoso en medio de los Andes el Cerro Rico de Potosí controla de día y de noche esta ciudad de explotación, opresión, miseria y rebelión.

Ciudad india bajo el cerro, ciudad blanca mas abajo.

A pocos metros del pie del cerro se levanta el monumento del minero, de 15 metros de altura muestra un minero fusil en mano y, debajo la pailabiri, su esposa sentada con la ropa típica de las cholas potosinas con un cartucho de dinamita en sus manos.

Que tiene que ver Potosí con Argentina, con Buenos Aires? Básicamente Argentina no se llamaría así de no ser por el cerro de “la Plata” , el único objetivo de las “tierras del Plata” era abastecer comercialmente a la ciudad que, en 1650, era la grande del mundo aun más grande que Londres y Madrid.

El Rió de la Plata no sería de “La Plata” sino hubiera sido por su ingente necesidad de sacar por allí la plata del Potosí, y de entrar por allí lo que los potosinos necesitaban para la explotación del cerro, la de millones y millones de originarios que dejaron sus vidas en los socavones del cerro para las
ganancias millonarias que partían hacia Europa, las mismas ganancias que permitieron la colosal inversión que significo la revolución industrial.

Lujan no seria Lujan porque el “camino real” al lado del cual se edifico la villa, la iglesia, el cabildo, la ciudad., el camino real decía solo era camino real porque unía el puerto del Río de la plata con la ciudad de la plata, con Potosí.

Acá estamos entonces, en Potosí. En la razón de ser del Virreinato del Río de la plata, del Perú, de Bolivia. A 4700 metros de altura te falta el aire, te duele la cabeza. Claro a nosotros, a los blancos nos pasa, los aimaras y quechuas no, ellos andan tranquilos y campantes a la sobra del cerro rojo,
mientras uno respira a cuentas…

Hay que ver, estar, sentir esta ciudad. Esta gente. Verla, sentirla, oírla, permite entender la importancia superlativa que tiene para ella y para nosotros los hechos de los que seremos testigos el 21 y 22 de enero.

Ahí están las cholas potosinas con sus polleras al viento, los campesinos orgullosos con sus ropas multicolores tan variadas como podamos imaginar. ¿Que se esconderá en los pliegues de esas polleras?, ¿Qué ocultan esos coloridos de sus casas, de sus ropas, de sus tejidos? No sabemos, cuanta explotación, cuanta
rebelión, cuantos sueños, cuantas preguntas habrá escondidos e irán saliendo al fuerte viento de fría Potosí.

Habrá que pensarlos, que oírlos, que imaginarlos desde estas formas occidentales que nos dieron nuestros abuelos que bajaron de los barcos para entender ese sueño que (tal vez erróneamente ya que no pudo hacerlo) tuvo una vez el Che Guevara: Bolivia, y desde Bolivia América del sur toda. América americana. Que sueño loco no?

Bueno para pensar en estos días en que para el terror de los que nada entienden, tratraremos de escribir Crónicas desde el país donde un indio será Presidente.


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