Señores Comité de Elegibilidad para el Estatuto de los Refugiados (CEPARE) Presente
Somos Pascual Pichún Paillalao, 53 años, lonko (jefe) de la comunidad Antonio Ñirripil de Temulemu; y Rafael Pichún Collonao, 25 años, artista mapuche. Nos dirigimos a ustedes con relación al caso del joven mapuche, ciudadano chileno según las leyes, Pascual Pichún Collonao, quien solicitó en diciembre pasado Refugio Político en la República Argentina y sobre quien pesa una orden de captura por parte de los tribunales de justicia chilenos. Quienes firmamos somos el padre y el hermano de Pascual, ambos estamos cumpliendo condena por 5 años de prisión en la cárcel de Traiguén, IX región, acusados por el gobierno y la justicia de “terrorismo”.
Nosotros somos mapuches, hijos de la tierra, y por ello la hemos defendido siempre. Desde el año 1998, nuestra comunidad ha mantenido una férrea defensa de nuestro territorio ancestral ante el avance de las empresas forestales y hemos denunciado los graves daños que provocan las plantaciones industriales, utilizando todos los espacios públicos para hacer sentir nuestro malestar. Esto ha provocado una interminable campaña de persecución judicial y política en contra de nuestra familia, así como también en contra de otros miembros de nuestra comunidad, que componen cerca de 80 familias campesinas de humilde origen.
Pascual, como gran parte de nuestra familia, ha tenido que enfrentar y soportar este hostigamiento por parte de las autoridades regionales y nacionales, los distintos allanamientos de que hemos sido objetos desde fines de los 90′ hasta el día de hoy por parte de las distintas policías chilenas, y la aplicación de leyes que son antidemocráticas (Ley de Seguridad del Estado, Ley Antiterrorista), ya que sabemos que fueron creadas por el régimen militar de Pinochet con el objeto de desarticular supuestos grupos rebeldes y amenazas para el estado.
Pero no es el caso de nosotros los mapuche. Nuestra lucha es la lucha de un pueblo por sus derechos, es la lucha de una comunidad por el bien de sus miembros, por la defensa de nuestra cultura, de nuestro idioma, por la medicina tradicional que vive en nuestros bosques y por el agua que hoy escasea como nunca antes. Si eso constituye un acto de “terrorismo”, que así sea, pero tenemos la convicción que es una lucha legitima y que en ningún caso representamos un “peligro para la sociedad”, como el gobierno chileno y los tribunales han señalado y por cuya razón nos han condenado irregularmente, en juicios que avergüenzan por su racismo.
No somos terroristas, así lo han señalado los distintos organismos de derechos humanos a nivel internacional con quienes hemos tenido conversaciones directas y que en variadas oportunidades nos han visitado en esta cárcel, tales como Human Rights Watch, la Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT), la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), Amnistía Internacional y personalidades como el Relator Especial de Naciones Unidas para Cuestiones Indígenas, Sr. Rodolfo Stavenhagen, con quien personalmente nos reunimos en la ciudad de Temuco el año 2003.
Sepan ustedes que la fuerte represión y los constantes allanamientos a nuestra familia por parte del gobierno chileno, han traído múltiples consecuencias para nosotros y nuestra comunidad, tales como problemas psicológicos en nuestros niños, quienes duermen muy mal por las noches, con pesadillas, no pueden ver la policía cerca de nuestras casas y tienen malos rendimientos en los colegios. En el caso nuestros mayores, vemos hoy depresión, aumento de enfermedades psicológicas, también una grave falta de oportunidades laborales para nuestros jóvenes, estigmatización social, lo que significa mayor pobreza y, los más grave, la desarticulación final de nuestras familias.
Por eso solicitamos y compartimos en lo más profundo de nuestra almas, que un miembro de la familia y la comunidad mapuche de la que formamos parte, este solicitando el refugio político en el Estado Argentino. Sentimos el gran dolor que significa para nosotros que uno de los nuestros este lejos de su tierra y de su gente, por culpa del Estado chileno que ha querido manchar el honor de nuestra familia tratándonos como delincuente. Sin embargo, estamos seguros que el Estado Argentino, sus instituciones y finalmente su pueblo, darán lugar a la petición de nuestro hijo y hermano, acogiéndolo como uno de los suyos en esa tierra generosa que también es la nuestra y la de nuestros ancestros.
Por todos estos antecedentes sucintamente mencionados, solicitamos puedan acoger finalmente la solicitud de refugio que Pascual les ha presentado responsablemente, por entender que su petición cumple todas las condiciones requeridas por los organismos pertinentes y la propia justicia argentina para casos como el suyo. De lo contrario, sabemos que tendrá que sufrir la misma suerte de muchos de nosotros: volver a una cárcel chilena, como un simple delincuente común, todo por luchar dignamente por los derechos de su gente y de su pueblo.
Esperando puedan atender este llamado que les hacemos, se despiden respetuosamente,
Pascual Pichún Paillalao (Lonko de la Comunidad Antonio Ñirripil, Temulemu) y Rafael Pichún Collonao (Artista y militante mapuche). Cárcel de Traiguén, 25 de Enero de 2005
Tomado de Azkintuwe