26 de enero de 2006
“Mala lectura” de la Sexta, creer que la clase política puede cambiar: Marcos
La Jornada
Villahermosa, Tab., 25 de enero. El subcomandante Marcos dijo esta noche que es “una mala lectura” de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona creer que la clase política puede cambiar. Es necesario terminar con el capitalismo, “sumar fuerzas” para luchar en su contra. Agregó que el problema de las relaciones sociales empieza por la economía, no la política, pero que no comprenderlo es una trampa en la que suele caer la izquierda “dubitativa”.
Esto, al cabo de un día en el que Roberto Madrazo había llegado más tarde que Marcos nada menos que a su bastión, la capital tabasqueña. No mucho, sólo 10 minutos. Los suficientes para que las huestes priístas se hicieran bolas a la entrada de Villahermosa y al ver venir un convoy con tres patrullas de la Policía Federal Preventica al frente creyeran que era el candidato tricolor y arrancaron a vítores que de repente se les trabaron en la garganta.
La que llegaba al “edén” era la más bien breve caravana de la otra campaña, encabezada por tres o cuatro carros que necesitan una buena lavada, y la camioneta donde viaja el delegado Zero seguida por otra con una estrella roja en cada portezuela y las siglas del EZLN. Y unos cuántos carros más. Qué chasco. Ya sonaban masivamente tambores y marimbas.
Y no era una valla modesta la que esperaba al candidato Madrazo Pintado procedente del aeropuerto. Más de dos kilómetros de vehículos uno tras otro en proclamado respaldo que debe haber paralizado (por ausencia) medio Tabasco: varios centenares de taxis de todas las ciudades tabasqueñas, filas de microbuses y todavía más volteos inmensos con sus cajones vacíos pero volteados en señal de “presente”. Una demostración de fuerza automotriz para alguien que de veras la necesita.
Urgido como estaba de un buen “baño” de multitud amiga después de los tropiezos de ayer (lo que la prensa local llama su “martes negro”), Roberto Madrazo se enfiló hoy a su remanso, donde todavía respiran las viejas costumbres y fervores, así como el corporativismo de la CTM, la CNOP y las huestes “leales” del sindicato petrolero, que le garantizaron calles clamorosas y plazas llenas.
“Roberto sí puede”, decía un cartel que se sucedía en todos los postes de luz de las avenidas. “Roberto sí puede”. Algo tenía de plegaria, o de analgésico.
El acarreo madracista causó algunos daños colaterales. Por ejemplo, 55 mil estudiantes de 46 planteles del Colegio de Bachilleres se quedaron sin clases no obstante la protesta de numerosos padres de familia, pues los maestros fueron obligados a recibir al ex gobernador tabasqueño con banderines y gorras alusivas; muchos se pusieron su camisa roja. Es la nueva moda del tricolor. Aunque precisamente en Tabasco las “camisas rojas” tienen su historia: la de persecución e intolerancia del caudillo Tomás Garrido Canabal y sus huestes, que tanto sacaron de onda a Graham Greene cuando concibió El poder y la gloria.
La “vieja política” en su máxima y casi desesperada expresión se cruzó, brevemente, con “una nueva forma de hacer política”, representada por unas cuantas decenas de personas adherentes en Villahermosa a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. Y pese a la abismal desproporción numérica de las dos giras políticas que hoy coincidieron aquí, los medios de comunicación y decenas de espías explícitos de los tres niveles de gobierno rodearon desde temprano la pequeña galería artesanal adonde llegó el subcomandante Marcos para reunirse con la “Sexta tabasqueña”, concediéndole una importancia que presuntamente no tenía.
La galería Mukul Ja (”agua escondida” en maya chontal), ubicada en una callecita del centro, recibió al delegado Zero y a las personas y organizaciones que se han apuntado a la Sexta. En un pequeño salón al fondo del local, la Sexta de Villahermosa y municipios aledaños sustuvo una larga jornada de encuentro. Tras acumular cerca de seis mil kilómetros de recorrido por el sureste, el subcomandante Marcos los escuchó y, como suele decir, “tomó el apunte”.
Participaron en la reunión miembros del Movimiento Agrario Independiente Zapatista (MAIZ), del Comité de Acción y Orientación Sindical (CAOS) y el Frente Sindical Campesino, Indígena y Popular, además de grupos culturales como el taller literario El Jaguar Despertado, e individuos que han suscrito la Sexta de los zapatistas (a la que algunos estudiantes abrevian como LSD, por “la sexta declaración”).
El frente sindical reúne, entre otros, a trabajadores petroleros, telefonistas y del IMSS, y aunque son grupos reducidos, “representan un paso adelante en Tabasco, donde la cultura política estaba determinada por el PRI, y luego una parte se trasladó al PRD, pero es ahora que podemos ver otras alternativas”, dijo Alfredo, obrero de Pemex .
Un miembro de CAOS, trabajador en las plataformas petroleras, luego de desmentir que el suyo sea un sector “privilegiado”, expuso que el problema petrolero no es sólo de dinero, sino de pobreza política. “Y no quiero compararnos con la situación que viven los indígenas, pero la ‘clase media’ está bien jodida”.
Rafael, miembro del comité seccional del sindicato del IMSS en Tabasco, manifestó: “somos luchadores sociales de izquierda y estamos dispuestos a participar en la otra campaña con el frente sindical”.
Otro miembro del CAOS dijo: “hay que expropiar socialmente a Pemex. Volverlo a expropiar. Debemos recuperar lo que nos han quitado, material y simbólicamente”. Recordó a manera de ejemplo cuando el EZLN “recuperó” del gobierno salinista la bandera nacional, durante los diálogos de paz en la catedral de San Cristóbal de las Casas, en 1994.
Una precupación central de los adherentes tabasqueños a la Sexta es la creación de un espacio común para vencer el aislamiento. Como dijo una joven escritora, “no tenemos cabida en el sistema”. Por su parte Moisés, filósofo de profesión, maestro de la Universidad Indígena y miembro de las llamadas universidades municipales, se pronunció por “una formación cultural e ideológica que levante la conciencia”.
Otro joven, Isaac, contó cómo se fue volviendo la “oveja negra” en su medio, incluso fue reprimido por su familia, y tuvo que salir de su casa. Es abogado, y hasta hace poco trabajaba en un despacho, “pero me corrieron porque vieron que estaba en esto”.
La reunión, que se prolongó hasta la noche, se celebró en un pequeño cuarto que sirve de cafetería en Mukul Ja, cuyas cuatro paredes están bellamente pintadas con la fronda, los animales y las aguas de una jungla. La gente apenas cabía en lo que parecía un claro de la selva. En la mesa, Marcos y los coordinadores del acto tenían a sus espaldas una colorida vegetación que llegaba hasta el alto techo del recinto.
“Somos pocos, pero antes eramos ninguno”, reconoció otro trabajador petrolero.
Marcos describió el método de análisis que propone la Sexta, que viene de abajo, a la izquierda, y propone también un modo de juntarse. También les aclaró que al final en junio, al concluir su recorrido nacional, “no va a estar el programa nacional de lucha; sólo les voy a decir: compañeros de la otra, les presento a los compañeros de la otra”.
En otro orden, pobladores de Chacalapa (municipio Jalpa de Méndez) denunciaron la presencia de agentes del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) e incremento de militares ante la inmimente llegada del delegado Zero a la localidad. El pasado lunes arribaron “quienes dijeron ser policias judiciales, que nada más para verificar si sería ahí el lugar. A lo que los compañeros se limitaron a decir que sí. Los agentes informaron que instalarían vigilancia policiaca”.
Ademas, el 20 de enero en el poblado Francisco I. Madero, posible sede de uno de los encuentros de Marcos con choles de Tabasco, fue detectada una persona que tomaba fotos y video de gente y lugares, a quien se identificó como agente del Cisen. En esa y las comunidades vecinas “hay un incremento de la presencia militar” y los soldados “se han estado desplazando de un lado para otro”.
Los zapatistas presos en la cárcel municipal de Tacotalpa, adonde Marcos irá mañana, le enviaron una carta que hoy fue divulgada. En ella, Angel Concepción Pérez Gutierrez y Francisco Pérez Vásquez señalan que han pasado “nueve años y seis meses de encarcelamiento injusto; nuestro delito es dignificar su derecho de mis compañeros indígenas”.
Invitan a Marcos a visitarlos: “en el caso de nosotros, son leyes injustas que usaron para condenarnos. Los indígenas que buscan la verdad son gravita (en) su zapato del mal gobierno, que le estorba para caminar y no deja gobernar, y busca medios para tratar de matar y destruir, hasta encarcelarlo. Pero no es fácil de destronconar lo que somos. Las rejas no nos callan. Ni callarán las voces (que) gritarán más fuerte ‘justicia y libertad’. Mientras, nuestras familias y nuestros hijos sufren de la injusticia. Ellos son testigos que somos inocentes”.