Presentación
A 40 años de su muerte “camilo muere para vivir”
CAMILO SIMBOLO DE FE Y ESPERANZA
Con motivo de cumplirse los cuarenta años de la caída de camilo, nos permitimos iniciar la jornada continental “CAMILO VIVE”, que se plantea difundir el pensamiento, obra y ejemplo de este gran héroe de Nuestra América, conocer a camilo e interiorizar sus escritos y compromiso para con la causa de los oprimidos es entender que hoy su pensamiento y acción tiene plena vigencia, nos hemos encontrado varios colectivos de diferentes partes del mundo pero sobre todos de la querida Colombia para juntar voces y esfuerzos en este propósito común.
Queremos en esta Campaña “CAMILO VIVE” difundir la memoria eternamente viva de CAMILO TORRES RESTREPO, acudiendo a su palabra y su historia como testigos excepcionales en su momento y como profetas avizores de los nuevos tiempos.
La figura inmortal de Camilo ha sobrepasado las fronteras de la patria para penetrar en la inmensidad de la cordillera de los Andes, que recorre altiva y victoriosa la tierra de Bolívar, de Tupac Amaru, de San Martín, O Higgins, de Eloy Alfaro, de Manuela Beltrán, de Manuelita Sáenz. No podría ser de otro modo en una época abierta para la reflexión sobre la fe y la política que anima la búsqueda de la Liberación Nacional y Social donde cuente el hombre como constructor vivo de la historia.
¡HOY MÁS QUE SIEMPRE, QUE SE LEVANTEN LAS IDEAS! : Vigencia del pensamiento de Camilo Torres Restrepo, militante de la vida.
Taller de comunicación popular TCP.
Juventudes camilistas Latinoamérica
Colectivo jornada continental “CAMILO VIVE”.
Puedes comunicarte a
Jornada Continental CAMILO VIVE
e-mail jornadacontinentalcamilovive@no-log.org
Biografía
CAMILO TORRES RESTREPO
Nació en Bogotá, el 3 de febrero de 1929, murió en combate en Patio Cemento, Santander, el 15 de febrero de 1966. Sus padres, Calixto Torres Umaña e Isabel Restrepo Gaviria, se trasladaron a Ginebra en 1931 y vivieron, junto con Camilo y su hermano Fernando en el viejo Continente hasta 1934. En 1946 terminó bachillerato en el Liceo de Cervantes y luego de estudiar un semestre de Derecho en la Universidad Nacional, entró al Seminario de Bogotá, donde se ordenó el 29 de agosto de 1954. Viajó a Bélgica, a la Universidad de Lovaina, a estudiar sociología.
En 1957 trabajó en los tugurios parisinos que habitaban los grupos de la resistencia argelina. En 1958 se graduó como sociólogo con el trabajo La proletarización de Bogotá (1987), pionero en antropología y sociología urbana. En enero de 1959 regresó a Colombia y fue nombrado capellán de la Universidad Nacional, y junto con Orlando Fals Borda fundó la Facultad de Sociología a la que estuvo vinculado hasta julio de 1962 cuando fue destituido como capellán por el Cardenal Luis Concha. En 1959 obtuvo el Premio Alejandro Angel por su trabajo de investigación y acción social en el barrio Tunjuelito de Bogotá; en ese mismo año colaboró con la recién fundada Acción Comunal y en 1960 fundó en la Nacional el Movimiento para Promoción Comunal (MUNIPROC) y en 1961 el Consejo interfacultades para el desarrollo de la comunidad.
Como capellán introdujo muchas de las reformas del Concilio Vaticano, especialmente las relativas al ecumenismo. En 1962 ayudó para que Monseñor Germán Guzmán Campos redactara La Violencia en Colombia. En 1963 escribió su último ensayo sociológico: La violencia y los campos socioculturales en las áreas rurales. Entre 1962 y 1965 fue párroco de La Veracruz, miembro de la Junta Directiva del INCORA, decano de la Escuela de Administración Pública (ESAP). Presionado por la curia tuvo que renunciar, el 27 de junio de 1965, al sacerdocio. En 1964 había establecido contactos con el ELN, al que se vinculó, primero como militante y luego como guerrillero; luego de casi cuatro meses en la guerrilla fue dado de baja, en su primer enfrentamiento con el ejército. Su sepultura es desconocida.
Esa experiencia lo convirtió, años más tarde, en un dirigente popular, convencido de la unidad de la gente como fundamento del cambio social. Creó la agrupación Frente Unido en 1965, en los mismos momentos en que apareció públicamente la guerrilla del ELN en las montañas de Santander, el 7 de enero de aquel año. En poco tiempo, el Frente Unido logró popularidad. Torres, entonces, mostró públicamente las ideas de su cruzada: Una revolución como la forma más eficaz “de dar de comer al hambriento, de beber al sediento y de vestir al desnudo”.
La progresiva radicalización de Torres y la represión hacia el movimiento Frente Unido, los encarcelamientos y los peligros que se cernían en su contra, por las persecuciones del gobierno colombiano de la época, aceleraron su ingreso a la guerrilla. Y el 18 de octubre del 65 se integró como combatiente del ELN. Camilo Torres, en una proclama abierta a los colombianos, dio a conocer su vinculación de esta manera: “me he incorporado al ELN porque en él encontré el deseo y la realización de una unidad de base campesina, sin diferencias religiosas ni de partidos tradicionales. Por ello, no depondré las armas mientras el poder no esté totalmente en las manos del pueblo”.
Camilo Torres, el cura guerrillero, se convirtió en el símbolo de los grupos armados de izquierda en Colombia, luego de que, en la década de los sesenta, decidió unirse al subversivo Ejército de Liberación Nacional (ELN) con un lema inédito hasta esa época: la unidad de cristianos y revolucionarios para lograr una sociedad plenamente humana.
Según los estudiosos de su vida, Torres señaló con su práctica un camino que seria retomado por muchos revolucionarios cristianos y no cristianos: la importancia decisiva del testimonio personal de la entrega por y para los pobres. El 15 de febrero de 1966 en Patio Cemento, en el municipio de San Vicente de Chucurí, departamento de Santander, Torres murió en combate.
Su pensamiento
Torres consideraba que quien definía el carácter pacífico o violento de la sociedad, no era la clase popular, sino la clase gobernante. - El cura guerrillero encarnó un “proyecto de liberación” en el cual podían participar todos los hombres y mujeres de Colombia, guiados por una opción llamada, por Torres, “el amor eficaz para todos”. - Su acción y pensamiento se convirtieron en una invitación permanente de lucha, a fin de que “la próxima generación no sea de esclavos sino de hombres libres
“Soy revolucionario como colombiano, como sociólogo, como cristiano y como sacerdote.
“Como colombiano, porque no puedo ser ajeno a las luchas de mi pueblo.
“Como sociólogo, porque gracias al conocimiento científico que tengo de la realidad he llegado al conocimiento de que las soluciones técnicas y eficaces no se logran sin una revolución.
“Como cristiano, porque la esencia del cristianismo es el amor al prójimo y solamente con la revolución puede lograrse el bien de la mayoría.
“Como sacerdote, porque la entrega al prójimo que exige la revolución es un requisito de caridad fraterna, indispensable para realizar el sacrificio de la misa, que no es una ofrenda individual, sino de todo el pueblo de Dios por intermedio de Cristo.”