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La Otra Campaña en San Matías Cocoyotla

22.02.06

Jueves 16 de febrero de 2006

“Los dueños de grandes empresas se ponen de acuerdo para conquistar de nuevo el país”

Descalifica Marcos a los gobernantes criminales como el mandatario poblano

La Jornada

san matias cocoyotla, pue., 15 de febrero. “Hemos visto muchas veces que gente que parece humilde y sencilla cuando llega al poder se convierte en corrupta, en criminal”, dijo esta noche el subcomandante Marcos al referirse a políticos que antes que entraran a gobernar no parecían tan malos. Y mencionó el caso del que ahora gobierna Puebla, “que se llama Mario Marín, ese bastardo. La gente está pidiendo que renuncie y que se vaya, porque en ese tiempo en el que va a estar todavía se va a ganar un buen dinero y va a poner a otro que le cubra las espaldas.

“¿Cómo es posible que alguien que ha cometido esos crímenes que conocemos, y otros que no conocemos, se vaya limpio a su casa o se vaya al extranjero, cuando todos sabemos aquí que adonde tiene que ir es a la cárcel?”, se preguntó el delegado Zero.

“No es cierto que los ricos siempre fueron ricos o que la riqueza la obtuvieron del trabajo. Descubrimos que ese dinero que tienen lo obtuvieron no de una herencia o de haberlo encontrado en un tesoro, sino del robo, el despojo, el asesinato y la explotación de gente como nosotros. Y por eso nosotros decimos que el capitalismo nace con las manos manchadas de sangre.

“No es cierto que siempre estuvieron ahí. Hubo un momento que no era así, y la riqueza que ahora tienen la obtuvieron de asesinarnos, de quitarnos la tierra, de obligarnos a vender nuestro trabajo, mientras ellos se iban enriqueciendo con él”.

El delegado Zero, con su imagen amplificada en una pantalla a un costado de la plaza, techada con una lona, se dirigió a la gente de Cocoyotla. “Sabemos que en lugar de éstos, los que están robando, quienes están en las cárceles son los que luchan por los derechos. Porque ahora resulta que la gente se tiene que organizar para defenderse del gobierno, así como en otros tiempos se tenía que organizar para defenderse de los criminales. Estamos a la defensiva: si una y otra vez nos ponen un criminal, un asesino, un violador, un corrupto y nos van cambiando uno y otro y estamos pensando que ese es el problema, y lo que es el problema fundamental es el sistema que está haciendo que estén esos políticos para servirlo”.

Reiteró lo que ha dicho en diversos actos y reuniones de la otra campaña: “Los dueños de las grandes empresas se están poniendo de acuerdo para conquistar este país de nuevo. Y si ustedes piensan que van a estar tranquilos en su comunidad, en su casa, en su trabajo, están muy equivocados, porque ellos van por todo. Van a conquistar todo si los dejamos.

“Van por el agua, y ahora nos están platicando que quieren privatizar el cerro de Cholula. Lo van a hacer si los dejamos, hasta el aire, y no crean que nos lo van a vender en botellitas, van a cobrar impuesto por respirar el aire de ese cerro. Y como quiera vamos a seguir pensando que a lo mejor ahora sí sale bien un presidente municipal o quien quita y toque y a lo mejor sale un gobernador que no sea un bastardo como Marín o como los que vayan a seguir, o a lo mejor sale un presidente que no sea tan tarugo como Fox, o que no sea tan cabrón como Salinas de Gortari, que no sea tan imbécil como Ernesto Zedillo”.

Marcos lamentó ante las más de mil personas que lo escucharon esta noche en Cocoyotla: “Ya no estamos pensando en un buen gobierno, sino en uno que sea el menos malo, el menos peor, que es lo que nos están diciendo ahora en las campañas electorales. Y nosotros estamos diciendo: ¿por qué no miramos hacia abajo?”

En este pueblo conurbado de Cholulaesperó al subcomandante Marcos una banda variopinta y de mezcla extraña. Lo más parecido a una tocada de rock en lo que va de la otra campaña, en un pueblo de bicicletas y policías a caballo, con feria y chavos banda de cinturón urbano, y también güeritas de la Universidad de Las Américas o algo parecido, y campesinos y la voz de “pásele por sus churros y sus algodones”.

Pueblo ladrillero, amenazado por la “gentrificación” de la mancha poblana, por el turismo y la especulación del suelo y el aire.

El primer acto del día fue en el municipio nahua de Huitziltepec, en el espacio de la escuela autónoma Emiliano Zapata, que cuenta con un solo salón, en fase de construcción por cierto. Cuando empezaron las reuniones para construirla, la gente grande del pueblo estaba muy ocupada en si apoyaban o no al candidato priísta Mario Marín o a los otros, pues el alcalde actual es panista. La obra finalmente fue emprendida por los propios niños y adolescentes.

“Bendita la madre que te parió, subcomandante Marcos”, decía una cartulina. El acto congregó a unas 200 personas, en su mayoría indígenas. La “escuelita”, como la llaman, se levanta en un paraje mustio y casi desértico. No cabía la gente en el salón, así que muchos permanecieron afuera cubiertos bajo los huizaches y pirules, en el sol y el aire frío. En un árbol pelón ondeaban dos banderas, cada una en una rama: la nacional con águila, pero sin serpiente, y la zapatista. Otra bandera nacional estaba tendida encima de unos nopales.

Por años, Santa Clara Huitziltepec ha sido un saco electoral de los difertentes partidos. Han pasado del desencanto perredista a la actual infelicidad panista de unos políticos que se robaron una camioneta del DIF, y le quitaron al municipio lo laico y lo libre, y lo volvieron católico y represivo.

Un pueblo de tejedoras de palma, que venden rollos de 12 brazadas a cinco pesos, para los fabricantes de alfombras. Si les va bien hacen hasta tres rollos al día, si el marido las dejó en paz, y los niños, y la vida. Si no, apenas alcanzan a tejer uno. O sea, en un día bueno ganan ¡15 pesos!

Se sumaron al encuentro en la escuela zapatista representantes de 21 comunidades indígenas y mestizas. Comerciantes a quienes las autoridades no dejan vender su mercancía, campesinos a los que no dejan cultivar sus tierras. Las mujeres contaban que votaron por Mario Marín para gobernador, y lloraban, literalmente. No podían creer el escándalo en el que está metido quien fuera su candidato. Su desencanto: “ahora ya queremos que se vaya. No pensamos que Marín fuera a salir como los otros”.

Llegó la Unión de Campesinos de Acozac, que es un pueblo de albañiles, campesinos y musiqueros. Y llegaron los trabajadores de la piedra de San Salvador.

El segundo acto fue en la colonia poblana Guadalupe Tepeyac, conocida también como La Granja. Se hicieron escuchar el colectivo de artes El Rebote y la Comisión de Jóvenes de Arte y Cultura que surgió a raíz de la organización de este acto de la otra campaña y contó una historia de ultratumba. El colectivo La Ceiba dijo que Guadalupe Tepeyac es una colonia olvidada y usada por los políticos como el alcalde Doger y el gobernador Marín, de quienes recibieron un parque muy mono, cuando lo que necesitan son servicios médicos. Nadie por acá cree ya en los políticos.

Miembros de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de Octubre, una organización “ganada con sudor y sangre, que se ha convertido en un nido de ratas”. A los modestos comerciantes los han perseguido, y sus propios líderes se arreglan con la policía para extorsionarlos.

Los niños La Fanny, El Chango y El Niño Rata hablaron en nombre de los Morros de la Colonia, “chavitos bandita” por así decir, grafiteros y callejeros. Tras contar su historia preguntaron por los niños de Chiapas. Y a ellos les habló el delegado Zero de los niños zapatistas que han crecido después de la insurrección y hoy son parte del proceso de construcción de la alternativa zapatista. Marcos contó así la triste historia de la hija del compa Samuel: La Paticha.

El tercer acto fue en el municipio de Coronango. Instalaron granjas que prometían trabajo y sólo trajeron contaminación. En vez de fuentes de trabajo, prisiones.

Un hombre de Tepeji de Rodríguez contó de los penales, y la gente que se conforma con Oportunidades que no ofrecen ninguna oportunidad verdadera.

El Comité Independiente para la Defensa de los Derechos Humanos del Estado de Puebla defiende a los hermanos Héctor y Antonio Cerezo y Pablo Alvarado, otros más de los incontables presos políticos que oficialmente no existen en México.

Los de la Brigada por la Esperanza Zapatista, formada luego de la masacre de Acteal, descubrieron que había una guerra de baja intesidad y además de difundir la palabra zapatista apoyan las escuelas autónomas de Chiapas.


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