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La otra campaña: Sexoservidoras de Apizaco encuentran respaldo en la Sexta y el delegado Zero

24.02.06

El subcomandante Marcos durante la reunión con sexoservidoras de Apizaco Foto Víctor Camacho

Jueves 23 de febrero de 2006

“Las autoridades han prostituido más las leyes; la Constitución la tienen manoseada”

La Jornada

Apizaco, Tlax., 22 de febrero. “Las autoridades que hablan de erradicar la prostitución son más prostitutas; son delincuentes; viven de saquear el país, sin importarles que la gente sin trabajo se dedique a robar o se vaya.” Hablan las trabajadoras sexuales de Apizaco, esta mañana en su lugar de trabajo, sentadas alrededor de una mesa con el subcomandante Marcos. Ellas pertenecen a la otra campaña y a mucha honra.

Estela, Gloria, Eloísa, Candelaria, Marisol, Rocío, Maribel y otras más hablan derecho y claro. Reivindican su derecho a salir a la calle. “Es el tiempo de ya no quedarnos calladas. El trabajo sexual es la alternativa para muchas mujeres solas, con hijos y sin instrucción. Por otra parte, las autoridades nos persiguen y encarcelan porque somos lo que somos”, señala Eloísa, la más articulada tal vez, la vocera del grupo. Primero son 12, más tarde se incorporan a la reunión otras seis, las más jóvenes.

“Ellos han prostituido más las leyes. Ya nuestra Constitución la tienen manoseada y es nada más para su propia defensa. Para nosotras es sólo la represión y la cárcel por buscar sustento para nuestras familias”, prosigue.

Toma la palabra Rocío. Se pone de pie y se aproxima a Marcos como para que la oiga bien. “Quisiera hacer entender al gobierno que ser trabajadora sexual no es para ser maltratada. No permitiremos que el gobierno siga propasándose. Tenemos dignidad, abajo y a la izquierda.”

No todas se animan a decir algo. Pero bien se ve que entre ellas lo han platicado largo. Se conocen, se acompañan. Son compañeras. Es turno de Estela: “estamos aprendiendo a defendernos. Hemos buscado apoyo en la otra campaña porque estamos cansadas de tanta injusticia y desprecio hacia la mujer”. Acusa directamente al presidente municipal de Apizaco, Reyes Ruiz (del Partido del Trabajo), de persecusión.

Otra más añade: “somos humilladas por el personal administrativo, policiaco y del sector salud. Quisiéramos respeto ya, aunque seamos sólo una pequeña parte de Tlaxcala. Todas somos mujeres solas. Las autoridades dicen que ninguna ley nos protege. No estoy de acuerdo. Debemos poder pasar a todos lados”. Y una más: “queremos libertad, no libertinaje”. La frase es conocida, pero en este contexto significa algo más, una especie de compromiso.

“Pusimos una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), sin que nos den respuesta positiva. ¿Qué debemos hacer?”, expresa Eloísa. “Vinieron a buscarnos para decirnos que retiremos los cargos contra el presidente municipal, y que él ya no se va a meter con nosotras. Nos dijeron que no teníamos pruebas. Se las llevamos, y vino la licenciada de la comisión a proponernos llegar a un acuerdo, porque si ella emite la recomendación nos va a ir peor. Pensamos que la CNDH nos está traicionando. Si claudicamos, las agresiones van a seguir y ya no vamos a poder hacer nada.”

El lugar de trabajo es un cuarto de unos cuatro metros de ancho por 15 de fondo, muros de ladrillo pintados color salmón, techo de lámina sostenido por vigas de madera muy viejas. En una esquina, una cortina de plástico rosa es el baño de las mujeres para limpiarse. Es una casa de puerta roja, en una céntrica esquina de Apizaco, ciudad de camioneros, traileros y, en otros tiempos, de ferrocarrileros.

Una mujer de edad toma la palabra: “estas muchachas no porque tengan esta profesión merecen que las releguen. Yo tengo una forma de tener a estas muchachas. Tienen necesidad de trabajo, en un lugar digno”. Cuenta que posee una cervecería, que ahora le clausuró el ayuntamiento, sin razón. Y el presidente municipal se niega a recibirla. “Y aquí están abiertos todos los bares. Sólo cerraron el mío.” Precisamente aquel que es solidario con las sexoservidoras.

Habla Candelaria: “ellas son nuevas. Yo llevo mucho. He vivido atropellos más duros que ellas. Antes no sabíamos cómo defendernos. A cada rato nos agarraban de los pelos o nos metían a los separos. Vengo de una familia muy pobre, de Guerrero. Yo les ayudo a mis papás. Los tengo enfermos, y a una hermana. Soy la única que los sostengo”.

Eloísa interviene nuevamente: “el presidente municipal nos dice que aprendamos a hacer otra cosa. Que trabajemos en la maquila. La situación allí, como en el país, es deplorable. A la que mejor le va le pagan 300 pesos a la semana. Los niños así no van a la escuela. Somos trabajadoras sexuales por amor a nuestros hijos, para que no tengan que trabajar o exponerse en la calle vendiendo chicles. Es increíble que el gobierno nos ofrezca trabajos que se pagan con una miseria”.

Y dice al delegado Zero directamente: “seguiremos unidas. Seguiremos con usted. Y aunque somos mujeres vamos a ser valientes y estaremos hasta el final luchando con todas las personas en la otra campaña. Queremos que las cosas cambien, que el país sea más justo. Que ya no haya sexoservidoras. Va a costar mucho, pero vamos a lograrlo”.

Tras su confianza, la indignación presente: “nuestro país está en una crisis muy fuerte. Si no luchamos, nuestros hijo y nietos van a ser esclavos. El capitalismo ya casi nos dejó sin patria. Nos quedan los colores de la bandera, que pronto van a venir made in China o made in USA. Nosotras luchamos por nuestros hijos y nuestros padres”.

Ella no se detiene ahí: “sí, que se erradique la prostitución. Pero primero que se erradique la pobreza. Que la riqueza de México sea para todos. Si los hombres que lucharon por este país volvieran, volverían a morirse de la vergüenza. Vamos a hacer honor a ellos y a usted, que tiene el valor de enfrentarse al gobierno. Ya no hay hombres así. Todos tienen miedo, y con miedo no hacemos nada.

“Me gusta mucho que en la Sexta se busque la forma de hacer una nueva Constitución, que nos beneficie a los de abajo, a los débiles, que no sea para los gobernantes”, prosigue. Afuera hay cierta agitación por los policías, los agentes y orejas, por los curiosos y los periodistas. Es todo un acontecimiento en la pobre casa de puertas rojas. Llegan unas trabajadoras sexuales. Una de ellas se sienta también a la mesa. Es muy joven y bonita, dicho esto con todas sus implicaciones. También es la más triste. Su mirada es de susto, como si oyendo estuviera viendo o recordando algo más. Su mirada no está aquí.

Todas son serias, dignas, de mirada herida. Eloísa concluye: “queremos que todos tengan justicia y democracia verdadera, no esta porquería con que estamos ahora. Para eso está la otra campaña, y seguiremos con el EZLN, porque estamos con ustedes”.

El delegado Zero no ha dejado de tomar nota y de mirarlas. Ahora Eloísa habla en primera persona del plural: “lo que nos hizo agarrar este trabajo, es un sistema, y luego ya que estamos en este trabajo, la explotación, persecución, desprecio, racismo, insultos y todo lo que tenemos como trabajadoras sexuales.

“Está esto que cada vez está pasando más, que no hay trabajo y el que hay está mal pagado y no hay ningún derecho. El trabajador está como si estuviera esclavo, todo el día. Las maquilas son de 10, 12 horas diarias y a veces más. Y peor si es mujer joven, que aparte tiene que aguantar que el gerente o el jefe de línea le esté diciendo ‘hazte para acá o si no te voy a correr’. Toda esta situación que se ve en todo el país, la misma persecución y desprecio para las mujeres en general, los jóvenes, las trabajadoras y trabajadores sexuales, es lo mismo que sentimos como indígenas.

“Entonces esto que nosotros vemos que son todas estas condiciones de miseria que no hay para dónde hacerse. Y vemos que a nadie le importa, pues. Como que la idea que tienen de las trabajadoras sexuales es lo que sale en las películas. Y nosotras estamos muy de acuerdo en que no somos prostitutas. Prostitutas son las que allá arriba, las ricas que venden su dignidad. Nosotras somos trabajadoras, como tal nos pensamos y como tal tenemos dignidad, porque sea lo que sea lo que nunca vendemos es nuestra dignidad de mujeres.”

El tono del subcomandante Marcos es coloquial, en corto: “entonces cuando nos organizamos, nos tenemos que organizar doble. Una es para cambiar el sistema que nos hizo agarrar este trabajo. Viera que hay buenos trabajos, que hay buenas escuelas, entonces por qué madre vamos a estar aquí. Nosotras lo estamos haciendo porque a nuestros hijos no les vaya a pasar lo mismo. Porque no los vayan a maltratar, porque no los vayan a violar, porque ya nos enteramos que los ricos y los gobiernos agarran niñas chiquitas y se las llevan para su gusto.

“Hay que organizarse ahorita para cambiar esa situación, pero como quiera estamos ahorita en el problema que tenemos como trabajadoras, y que sabemos que no es fácil porque hay muchos peligros, unos saben y otros no; sólo lo sabemos los que estamos aquí, por ejemplo que nos peguen una enfermedad venérea, que ahorita ya hay mortales como el sida. Y otra es que toque un loco, te estás arriesgando, pues estás sola con él, y que tal que se le ocurre que hay que pegar, como ha pasado. Y al gobierno no le importa ver ese crimen, porque dice ‘no pues son de la calle, de por sí se lo buscó’. Como si eso fuera derecho para que la maten a una.

“¿Por qué no le gritan así al presidente municipal? Que dice que es un partido de izquierda, así dice el PT, yo soy de izquierda, yo lucho por los pobres. Y es de los partidos que está apoyando al PRD para la Presidencia. Pensamos que tienen que ir con la licenciada esa de derechos humanos y le tienen que decir sabes qué nosotras no estamos solas, con nosotras está el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, ya hay una organización nacional que se llama la otra campaña, y hay abogados.”

Y entonces dice el delegado Zero: “¿por qué no echamos trato? ¿Por qué no hacemos un llamado a todas las compañeras trabajadoras sexuales del país y que se conozca la historia de todas y que todas luchemos por los derechos? A ver si es lo mismo que el presidente municipal de Apizaco se va a enfrentar a un movimiento nacional”.


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