En el territorio Huaorani se perpetúa la destrucción de Su cultura y ambiente.
Durante un recorrido realizado junto la Presidenta de las mujeres huaoranis, asociabas como ANWAE, pudimos constatar los devastadores efectos que causa la estación Cononaco, en el campo Auca, donde opera Petroproducción, ubicada en el Km. 91 de la vía Auca, muy cerca al río Shiripuno, y sobre la orilla de este se ubican varias viviendas huaoranis.
Las familias que han vivido en esta zona durante cientos de años, debido a que esta zona forma parte de su territorio ancestral, han experimentado una grave afectación a su salud y su cultura, y además se han violado los derechos colectivos amparados en la constitución ecuatoriana y en diferentes convenios internacionales como el Art. 169 de la OIT, que tienen como pueblos indígenas.
La contaminación causada ha contaminado gravemente el agua de los esteros y ríos que las familias huaoranis utilizaban para proveerse de agua y pesca, y como espacio de socio cultural. Ninguna de las empresa responsables de los daños causados, ha dotado de agua segura y peor aún rechazan la presencia de los afectados cuando éstos se acercan a las instalaciones para reclamar por las afectaciones que les toca vivir. Las empresas se niegan a reconocer los perjuicios causados desconociendo su responsabilidad legal.
El río Shiripuno, que desemboca en el río Yasuní, recibe los residuos toxicos y basura proveniente de la estación Cononaco. Alrededor de un kilómetro de distancia se encuentran las primeras casas huaoranis, que dependen del agua para su sobre vivencia y donde los niños se bañan diariamente. Todos sufren de afecciones de la piel, enfermedades gastrointestinales, y otros síntomas síntomas asociados a la contaminación permanente. Especialmente las mujeres, que las que están en mayor contacto con el agua, son las más afectadas.
Durante el recorrido, varias personas comentaron su vida al lado de este infierno. Los madereros, que utilizan las carreteras petroleras para comercializar impunemente la madera del parque nacional Yasuní, han amenazado a las familias huaoranis de no realizar denuncia por la deforestación y la violencia que han impuesto en la zona, a vista de los militares que vigilan las instalaciones petroleras, pero nada hacen por cumplir con las leyes ambientales y civiles. Tampoco la policía responden como autoridad para vigilar la ilegalidad de estas situaciones.
Los comercializadores ilegales de madera, pagan entre $1 y $15 USD por árboles centenarios que únicamente existen dentro del área protegida y del territorio Huao.
Cuando hay oposición de los indígenas para talar el bosque, los madereros ingresan con amedrentamientos y cumplen con sus nefastos intereses.
La semana pasada, la empresa petrobras ha decidido no construir la nueva carretera dentro Parque Yasuní, con la intención de conseguir una nueva licencia ambiental para iniciar sus operaciones en el denominado Bloque 31, que forma parte del territorio ancestral Huaorani. de ser entregado este permiso, responsabilizamos al ministerio del ambiente y a las autoridades encargadas, de perpetuar los crímenes antes expuestos y ser los culpables de la desaparición de las culturas indígenas así como de la biodiversidad única que existe en la Amazonía.
José Proaño
Acción Ecológica
Enviado por prensapetroleo@accionecologica.org
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