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Autoridades presionan para abrir puentes Argentina-Uruguay. Paraguayos entran en el baile

06.03.06

Posted on Sun, Mar. 05, 2006

Presión a “ambientalistas” para despejar puentes con Uruguay

Associated Press
BUENOS AIRES - El gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti, advirtió a los grupos “ambientalistas” de su provincia que recurrirá a la justicia si siguen rehusando suspender el bloqueo de dos de los tres puentes que comunican con Uruguay.
Los bloqueos los efectúan pobladores de las ciudades ribereñas de Gualeguaychú y Colón, en protesta por la construcción en la margen opuesta del fronterizo Río Uruguay de dos plantas de celulosa que, aseguran, podrían contaminar el medio ambiente.
Busti, que inicialmente había alentado las demostraciones de protesta, hizo declaraciones a la prensa el sábado por la noche.
Entretanto, parecía haberse iniciado una carrera contra reloj para que el cese de los bloqueos, y alguna respuesta uruguaya a fin de distender el complicado diferendo, para permitir a los presidentes Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez sentarse a dialogar cuando se encuentren el viernes en Santiago de Chile. Ambos mandatarios asistirán a la asunción de la presidenta electa de Chile, Michelle Bachelet.
En el mensaje con que inauguró las sesiones ordinarias del Congreso el pasado miércoles, Kirchner pidió “a mi amigo y hermano” Vázquez, que Uruguay acepte suspender las obras de las plantas durante 90 días, para que expertos ambientalistas internacionales dictaminen si son o no un riesgo para el medio ambiente.
El gobierno uruguayo exige, como condición para cualquier diálogo, el cese del bloqueo de los puentes, que considera una medida violatoria del derecho internacional. Pero los funcionarios uruguayos también han manifestado que la construcción de las plantas no se interrumpirá.
El viernes, Busti había pedido a las Asambleas Ambientales de ambas ciudades que cesaran los cortes, para facilitar una negociación de Kirchner con su colega Vázquez. Pero su pedido fue rechazado, al insistir los asambleístas en su reclamo de que, previamente, Uruguay suspenda la construcción de las plantas, que realizan una empresa finlandesa y otra española.
El bloqueo del puente que une Gualeguaychú con la localidad uruguaya de Fray Bentos, donde se levantan las controversiales plantas, se inició hace un mes. Desde el 16 de febrero está interrumpido el tránsito sobre el puente que conecta Colón con la ciudad uruguaya de Paysandú.
Busti había prometido previamente a los “ambientalistas” que, si levantan los bloqueos, su gobierno provincial pediría a la justicia federal que impida el tránsito hacia el Uruguay de camiones provenientes de Chile, que transportan material para construir las dos plantas de celulosa. El tránsito de esos camiones ya fue interrumpido, de hecho, por el bloqueo.

Entrevista al presidente paraguayo:

Duarte Frutos: “El conflicto por las papeleras es una crisis regional”

“El Mercosur hoy sería como Jano, la divinidad romana, tiene una cara buena y una cara mala. La mala es que de pronto se reduce a un mero acuerdo aduanero que ni siquiera se cumple”.

—¿Por qué?

—Bueno, persisten trabas aduaneras que entorpecen el libre movimiento de bienes en la región, la circulación de los productos. Se habla mucho de mercado libre, pero en realidad no se materializa. Los líderes de la región condenamos mucho el proteccionismo de EE.UU. y Europa y esa práctica es mucho más cruda con los países pequeños. Hay gestiones administrativas sobredimensionadas, exigencias de certificaciones que no corresponden, burocracias impertinentes.

—¿Qué queda para la cara buena?

—El Mercosur nos permite mantener cierta autonomía frente al Primer Mundo, a las multinacionales. Tal vez sin el Mercosur podríamos lograr acuerdos bilaterales pero también corremos el riesgo, salvo Brasil o Argentina, los pequeños de convertirnos en segmentos anónimos y vulnerables de la globalización controlados por las multinacionales.

—¿Pero no buscaba usted un Tratado de Libre Comercio con EE.UU.?

—Resulta que un Tratado de Libre Comercio con países como EE.UU. no sería de gran beneficio para nosotros. Hay un desequilibrio competitivo muy agudo. Sería como el acuerdo entre el despensero de la esquina y el gran supermercado. No queremos terminar siendo una gran despensa de los excedentes de exportación de EE.UU. Si el ALCA, por ejemplo, nos abriera los mercados norteamericanos sin trabas y con competencia estaríamos muy entusiasmados. Pero hoy no es así.

—Usted fue el único presidente paraguayo que llegó al Salón Oval. ¿No le dijo eso a George W. Bush?

—Yo le dije que no espere que Europa baje los subsidios y aranceles para hacerlo él, como ha dicho. Le manifesté que empiece él ya que es el líder de un país hegemónico.

—¿Cree que hay voluntad para eso?

—No creo que exista esa voluntad.

—El Mercosur tiene otros problemas, la aftosa por ejemplo. En Corrientes se dice que fue contrabando paraguayo el que causó el brote.

—Bueno, siempre hay desinformación. Paraguay ha conseguido un status de país sin aftosa con vacunación. Estamos hoy haciendo un gran esfuerzo para mantener esta calificación. Lo que hace falta es una integración en el Mercosur de los países miembros contra este tipo de enfermedad para preservar los mercados.

—¿Pero hubo contrabando desde su país?

—Es muy difícil comprobarlo porque la fiebre aftosa fue detectada en Argentina focalizada en un establecimiento. Se pueden hacer muchas especulaciones, pero no creo que los gobiernos tengamos que pretender socializar el mal. Hay que cuidar el mercado regional y trabajar juntos.

—El conflicto de las papeleras es el otro grueso conflicto en el Mercosur. ¿Tiene usted opinión formada sobre esta crisis?

—Si, nosotros entendemos que éste no es ya un problema binacional sino regional. Se requiere una solución regional.

—¿Habla del Mercosur?

—Estamos analizando en Cancillería eso. Hay una reunión en Santiago entre los presidentes por la asunción de Michelle Bachelet. Es un problema que está regionalizándose y amerita un tratamiento en el Mercosur entre los presidentes. Y buscar una solución que pudiera responder a los intereses no sólo de Argentina y Uruguay sino del Mercosur.

—¿Ve realmente alguna posibilidad para eso?

—Si elegimos el atajo de la fuerza caeríamos en la necedad y la necedad sólo nos lleva a la tragedia y al dolor. Hay que apostar por el diálogo y quienes somos presidentes en el Mercosur tenemos la obligación de sentarnos a dialogar sobre este muy lamentable problema llamando a la cordura a Uruguay y Argentina y preservar el interés común. Tenemos que entender que los intereses comunes trascienden la mera territorialidad. Hay que incorporar al análisis los objetivos comunes.

—¿Y cuál sería la solución?

—Hoy no le puedo decir, pero la Cancillería ha empezado a evaluar y a dialogar con los actores de la región para plantear una salida regional a la crisis.

—Cuando llegaba vi en el aeropuerto un gran avión de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. No es común verlos en el resto de la región. Acá sí, ¿qué significa esto?

—Aquí hubo mucha desinformación respecto a este tema…

—Pero hay una gran pista en el interior, están los marines, el avión… se habla de una base.

—Tenemos con EE.UU. intercambios militares importantes desde los años 60, eso es lo que hasta ahora continúa con la presencia de pequeños grupos de militares que vienen a construir viviendas, que vienen a prestar atención médica, a adiestrar a nuestros soldados. Pero no existe ninguna base militar norteamericana.

—Ustedes, sin embargo, han firmado acuerdos con EE.UU. más comprometidos que el resto de la región…

—Pero de ningún modo estamos para aceptar mutilaciones de nuestra soberanía en ningún campo. Nosotros no hemos enviado tropas a Irak, así se lo informamos a EE.UU. Bush me llamó por teléfono para votar en contra de Cuba. Yo le dije que no, que Paraguay se va a abstener. Tenemos 800 paraguayos estudiando en Cuba. Tenemos médicos cubanos acá. Sería muy inconsecuente de mi parte un voto en contra de un país que está ofreciendo oportunidades a nuestros jóvenes.

—Usted no es ingenuo y debe saber que los halcones del gobierno de Bush alientan la instalación de bases militares especialmente en regiones donde hay cambios políticos.

—Ah sí, claro. La instalación de gobiernos de signo progresista, aunque en verdad todos los gobiernos de la región son capitalistas, se suponía que generaría preocupación en EE.UU. Pero yo no veo una amenaza al modelo vigente en la región, es decir de democracia, economía de mercado y una participación reguladora del Estado.


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