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8 de abril de 2006, 13h02
Italia vive la jornada de reflexión antes de las elecciones
ROMA (Reuters) - El sábado Italia vivía la jornada de reflexión antes de las elecciones generales, provocando finalmente el silencio de los candidatos y cierto alivio entre los ciudadanos tras una de las campañas electorales más feas de los últimos años.
Tanto el primer ministro, Silvio Berlusconi, que esta misma semana llamó “gilipollas” a los que no le voten, como el líder de la oposición, Romano Prodi, al que los sondeos le dan una ligera ventaja, permanecían fuera del foco mediático.
Esta pausa intenta dar al país una oportunidad para la reflexión, tras cinco años de gobierno de Berlusconi que ha dado a Italia una estabilidad política poco habitual pero no la prosperidad económica que había prometido.
“Me alegro de que la campaña haya acabado. Ha sido fea, muy fea (…) y nada justa con el electorado”, manifestó Edvige Cesarei, una profesora de 63 que se cuenta entre los millones de votantes aún indecisos. “Siempre he votado al centroderecha, pero esta vez no lo sé”.
El viernes, las dos coaliciones cerraron la campaña con sendos mítines en Nápoles, el centroderecha, y en Roma, el centroizquierda, abriendo unas horas de silencio antes de que el domingo a las 8 de la mañana (06:00 GMT) se abran las urnas.
Hace dos semanas que no se pueden publicar encuestas, pero hasta ese momento, Berlusconi, el hombre más rico del país, permanecía por detrás del ex presidente de la Comisión Europea. Las últimas daban al centroizquierda una ventaja de entre 3,5 y 5,0 puntos de ventaja.
El primer ministro espera de todos modos lograr una victoria sorpresa al animar a los indecisos con sus promesas de última hora de recortar impuestos.
LÁGRIMAS AMARGAS
La votación se prolongará hasta el lunes a mediodía, y se espera que los primeros datos se conozcan el lunes por la noche. Sea cual sea el resultado, los analistas esperan que haya cierto resentimiento.
Berlusconi ya ha acusado a sus adversarios de ser capaces de manipular la votación, e incluso ha pedido la presencia de observadores de la ONU para prevenir el fraude.
Prodi le ha criticado por romper las reglas de la campaña, por buscar ventajas de modo ilegal, y se vería verdaderamente sorprendido si el primer ministro conservador lograra una victoria.
Pero los veteranos de la política italiana dicen que lo peor ya ha pasado.
“Estamos en la final, por fin. Habrá unas ciertas consecuencias, divisiones, discusiones exacerbadas sobre los resultados, acusaciones y contraacusaciones (…) a lo mejor incluso lágrimas amargas. Pero durará una, dos semanas, y esta feísima campaña electoral ya se ha acabado”, manifestó en la portada del diario La Stampa.
Para Stefano Barbo, que paseaba por una plaza de una soleada Roma, el final de la campaña es sólo el primer paso. Él espera ver el final del gobierno que más ha durado en el país desde la Segunda Guerra Mundial.
“No han cumplido con sus promesas. Se ha acabado: la campaña, y espero, el gobierno Berlusconi”, dijo, sonriendo.
ROMA, 8 Abr. (De la corresponsal de EUROPA PRESS C. Giles) -
Romano Prodi, nacido en Reggio Emilia, el 9 de agosto de 1939, conocido como “Il Professore” por su pasado como profesor en las universidades de Trento (1973) y Harvard (1974) y con un fracaso en el Gobierno del 1996 a la espalda, vuelve a intentar devolver a Italia a la izquierda tras los cinco años de Silvio Berlusconi.
La figura de Romano Prodi, desgastada tras su fracaso en el gobierno, vuelve a la escena política italiana recargada después de su experiencia como presidente de la Comisión Europea y con una coalición reforzada y ampliada con la entrada de ‘Refundación Comunista’ y los ‘Radicales’.
Romano Prodi es el octavo hijo en una familia de nueve niños, siete de los cuales se convirtieron en profesores universitarios. Gran entusiasta del ciclismo, Prodi iba al trabajo en bicicleta en Bolonia e incluso en esta campaña electoral se atrevió a realizar una maratón.
Tras ser profesor visitante en las Universidades de Harvard y el Instituto de Investigaciones de Stanford, (Estados Unidos), en el 1971 comenzó a enseñar Política Industrial en la Universidad de Bolonia.
Su intensa actividad académica y periodística comenzó a interesar a los miembros de la Democracia Cristiana (DC), pero Prodi se ubicaba en el ala izquierda, o reformista, del partido. Animado por los dirigentes del partido, el 28 de noviembre de 1978 Prodi aceptó la cartera de Industria y Comercio, un puesto considerado técnico. La experiencia gubernamental fue breve, ya que en el nuevo Gabinete que Andreotti creó el 20 de marzo de 1979 Prodi quedó excluido
En 1981 Prodi puso en marcha en Bolonia la sociedad Nomisma, dedicada a los estudios económicos y la consultoría. Este centro, que se aseguró el patrocinio de un buen número de bancos privados, adquirió un prestigio internacional por el gran número de corporaciones que le solicitaron informes y asesoría, como la firma financiera estadounidense Goldman Sachs.
Prodi recuerda siempre en sus mítines que en noviembre de 1982, el Gobierno de coalición que presidía el republicano Giovanni Spadolini le nombró presidente del Instituto para la Reconstrucción Industrial (IRI), el conglomerado que reunía a las principales empresas y bancos públicos italianos, que arrastraba un déficit desmedido. Cuando siete años más tarde, en noviembre de 1989, Prodi dejó el cargo, el IRI presentaba un superávit de más de 600 millones de dólares.
Después, Prodi se retiró completamente de la política activa, realizando sólo algunos trabajos de asesoría, hasta que en el 1993 volvió a la presidencia del IRI tras la petición del entonces presidente del gobierno, Carlo Azeglio Ciampi, para comenzar un proceso de privatización.
Después de la victoria de Berlusconi en el 1994, Prodi se dimitió de su cargo y comenzó su carrera política. Su perfil de intelectual católico progresista y laico, aparecía como el hombre idóneo para encabezar este proyecto y ofrecer una alternativa sólida a la coalición del centro derecha “La Casa della Liberta”.
Así, en el 1995, se concretó El Olivo, que tras arduas negociaciones a quedó integrado por el PDS de Massimo D’Alema, el PPI de Rocco Buttiglione, la Unión Democrática (UD, liberal) de Antonio Maccanino, la Renovación Italiana (RI, liberal), de Lamberto Dini. En las elecciones legislativas del 21 de abril de 1996 El Olivo se adjudicó la victoria y se convirtió en presidente del gobierno hasta el 1998, cuando su socio Fausto Bertinotti, líder de los comunistas, en desacuerdo con la ley de los presupuestos del Estado le retiró la confianza y terminó cayendo el gobierno.
PRESIDENTE DE LA COMISIÓN EUROPEA.
Después de este fracaso y sin cargos políticos en su país, Prodi empezó a ser valorado como un buen sustituto de Jacques Santer en la presidencia de la Comisión Europea cuando el mandato del luxemburgués expirara a comienzos de 2000.
De esta manera, la opción de Prodi, patrocinada por el canciller socialdemócrata alemán Gerhard Schröder y por Massimo D’Alema, fue aprobada por el Consejo Europeo extraordinario reunido en Berlín el 24 y el 25 de marzo de 1999.
La presidencia de Prodi ha estado cargada de críticas pero también de logros como la entrada en circulación del euro y la gran ampliación a Europa central y oriental y se concluyó con la firma de la Constitución en Roma el 29 de octubre del 2004 en Roma.
Prodi volvía así a Italia entrando por la puerta grande y cargándose a las espaldas la necesidad de crear una coalición de centro izquierda –poco después nació “La Unión”– para apartar del poder a Silvio Berlusconi.
Crónica Italia.- Unos 50 millones de italianos eligirán mañana al próximo Gobierno con un nuevo sistema electoral
Los sondeos avanzan que el porcentaje de indecisos asciende al 23% del electorado a un día de las elecciones
Serán 47.160.244 los italianos residentes en el país y por primera vez los 2.623.382 italianos que viven en el extranjero los que votarán el 9 y 10 de abril en las elecciones generales para la renovación del Parlamento, para las que se usará un sistema electoral proporcional, que sustituye al mayoritario.
Los italianos se pronunciaron en 1993 con un referéndum a favor del sistema electoral mayoritario pero el Gobierno de Silvio Berlusconi, algunos meses antes de las elecciones, decidió cambiar el sistema y establecer un reparto proporcional que beneficia a los partidos mayoritarios.
Antes de que comenzase la recta final de la campaña electoral, según un sondeo publicado por la revista Panorama, seis de cada diez italianos desconocían en que consistía el sistema proporcional y uno de tres no sabía que escribir en la papeleta el nombre del candidato elegido –como se hacía hasta ahora– anularía su voto.
Las novedades en estas elecciones son muchas, partiendo de que se puede votar dos días, el domingo 9 de abril, de 8 a 22 horas y el lunes 10 de abril, de las 7 a las 15 en 60.977 colegios electorales, para evitar lo que sucedió en las pasadas elecciones de 2001, cuando debido a que se votó sólo un día y que se recortaron el número de colegios electorales en muchas secciones se acabó votando de madrugada.
La otra novedad es que los italianos encontrarán una gran papeleta electoral (40 por 22 centímetros), una para elegir a los 618 diputados de la Cámara de los Diputados y otra para elegir los 309 senadores –donde pueden votar sólo los mayores de 25 años (43.062.020 ciudadanos)–. En estas últimas, los votantes tendrán que hacer sólo una cruz o sobre el partido que desean votar o sobre la coalición, sin elegir ningún tipo de candidato.
Hasta ahora el 75% de los parlamentarios era elegido con el sistema mayoritario uninominal y el resto con el sistema proporcional. El nuevo sistema electoral es proporcional, pero beneficia al partido mayoritario, es decir, que si ninguna de las coaliciones supera el 55% la que consiguiera más votos recibiría un ‘premio de mayoría’ que le asegura 340 escaños sobre los 630 disponibles, incluidos los dedicados al voto de los italianos en el extranjero.
Mientras, si una coalición consigue más del 55% de los votos escrutados, se aplicará el cálculo porcentual a partir de los 340 escaños.
REPARTO DE VOTOS EN EL SENADO.
En el Senado también existe un sistema que beneficia al partido más votado, pero no a escala nacional, sino a escala regional, lo que puede dar lugar a situaciones como que una coalición pierda en el Senado y gane en la Cámara.
Además, se introducen tres límites para detener la proliferación de los partidos pequeños, ya que para estar representado en la Cámara de los diputados se tendrá que superar el 10% en el caso de las coaliciones, el 4% para los partidos no agrupados y el 2% para los partidos que formen parte de una coalición.
Mientras, en el Senado se establecen otros tres límites: 20% de los votos para las coaliciones, 8% para los partidos no agrupados y 3% para aquellos grupos que formen parte de una coalición. Asimismo, para garantizar la representatividad regional del Senado se ha introducido una gratificación de coalición regional, que consiste en un incremento del peso en la Cámara que se calcula sobre la base regional. También se tutelan las minorías lingüísticas, que podrán acceder a los escaños superando en cada región el límite del 20%.
VOTANTES EN EL EXTRANJERO.
Además, por primera vez en la historia italiana podrán votar los italianos residentes en el extranjero a través de sus consulados y podrán elegir doce diputados y seis senadores. En total, son 2.623.382 para la Cámara y 2.358.521 para el Senado; el mayor número de emigrantes está en Europa, con 1.549.718, y según los últimos datos votaron el 41% de la población emigrada.
Los sondeos hablan de que existe un 23% de indecisos, divididos entre los que no saben a quien votar pero que podrían acercarse al final a las urnas y otros que ya decidieron que no votarán. Aunque las encuestas hablan de una gran afluencia que podrá rozar el 85% de las elecciones del 2001.